17

22 1 0
                                    

Llegamos a Tártarus, donde no fue complicado convencer al guardia de seguridad de dejarnos entrar sin una orden, todo gracias a los encantos de Bakugou.

Entramos directamente a la oficina de Real Steel, donde encontramos sus cosas ordenadas y listas en una caja. Sin demorar, cerramos la puerta del cubículo y encendimos el monitor. La pantalla señalaba que eran las grabaciones de todos los días. No tardamos en descubrir que las grabaciones jamás se borraban, pues tenían que monitorear con el gobierno cada movimiento de los villanos ahí encerrados.

-Apresúrate, pelo de mierda- comentó mi amigo impaciente -No tenemos mucho tiempo antes de que alguien se dé cuenta de que vinimos por más que sólo una caja de basura- acercó una silla a mi lado, buscando la fecha en el ordenador.

-Bien, aquí está- presioné un cuadro donde se podía ver claramente el cubículo en el que estábamos, pero en la fecha de aquella noche. En el video, se podía ver a Tetsutetsu sentado en la silla en la que yo me encontraba, ordenando y archivando expedientes en los estantes detrás de nosotros. En el escritorio se podía ver una clara foto de Re-Destro, a su lado Toga y un poco más abajo una de Shigaraki. Eran pasadas las 9:37 pm, y todo parecía normal. Hasta que hay una pequeña interferencia en la señal.

Bakugou y yo nos miramos preocupados acerca de la grabación, sin embargo, aún era visible todo lo que pasaba. Y lo que pasó a continuación nos dejó perplejos:

Henkiji Tengai, un hombre al que después de mi batalla contra Rappa en el rescate de Eri, pensé que jamás volvería a ver. Era el hombre del campo de fuerza. Apareció detrás de Tetsu, y como nos había contado, no tuvo tiempo de reaccionar cuando fue apuñalado cerca de la cadera. Cayó al suelo, Tengai lo miraba directamente, sin una pizca de compasión en sus ojos. Y entonces Tetsutetsu activó la alarma. El villano se acercó a él y se arrodilló a su lado. Acarició su cabello y entonces levantó de nuevo el arma. Por lo que pude ver, fue una daga. Cuando estuvo a punto de apuñalarlo, Tetsutetsu activó su poder, logrando quebrar la hoja limpiamente.

Tengai retrocedió, miró a la cámara y desapareció entre las sombras. Lo siguiente que se puede ver es a mi amigo tratar de levantarse, sin éxito. Se arrastró por el suelo hasta la puerta, donde al abrirla se ven luces de sirenas y un guardia acercándose a él con rapidez antes de pedir refuerzos por su radio. Llegaron otros tres hombres, dos de ellos paramédicos y otro guardia. Lo colocaron en una camilla y se lo llevaron. A todo esto, había recorrido casi una hora, la batalla había terminado hacía bastante tiempo.

Eri ya no estaba ahí, por lo que supe. La llamada con Ito fue cercana a las 10:23 pm, los reporteros estaban haciendo sus preguntas y yo llegué a mi hogar cerca de las 11:00 pm. Todo era muy confuso, mi instinto me decía que algo no cuadraba, así que transferimos los archivos a una memoria USB y salimos de ahí.

Con suerte, Mina fue capaz de conseguirnos una orden con un juez para pedir los archivos actualizados de los reclusos de Tártarus, esperando encontrar la ubicación del atacante de Real Steel. Sin embargo, nunca apareció.

Día tras día, la investigación me obsesionaba más. Quería saber quién había provocado tanto, quién habría intentado matarnos a Tetsutetsu y a mí, y sobre todo, por qué. No comprendía lo que pasaba, Ito también estaba frustrada y Natsuki no ayudaba a sus nervios. Y entre más pasaba el tiempo con las narices metidas en los expedientes, archivos y videos de Tártarus, más se acercaba el día de la boda. El tiempo pasó volando, tanto que cuando por fin encontré algo relevante para el caso, Kaminari y Sero, junto con Mina me obligaron a salir de la agencia para ir a hacer una última prueba para el traje que llevaría puesto dentro de dos días.

-Demonios, Kirishima- habló Denki -, en serio envidio tu estatura y tus pectorales- lo miré con una sonrisa burlona. Estaba sentado en la pequeña sala de espera de la sastrería mirándome y haciendo comentarios de ese tipo, avergonzando a Sero y haciendo que Mina le dijera que estaba en lo cierto.

Color negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora