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Ese día, el cielo estaba nublado, pequeñas ráfagas de viento movían las hojas de los árboles.

En un lugar no muy concurrido, un pequeño niño empezaba a jugar con unos pequeños bloques, no estaba solo, pues a lado de el había otros dos niños.

Ese día no habían dejado que jugarán afuera, pues parecía que empezaría a llover, así que a supervisión de una niña con Kimono rojo y cabello recogido los miraba que no hicieran travesuras, mientras que el albino terminaba de limpiar la habitación en la que se quedarán.

A petición de Kyouka, los cinco se quedarían en una sola habitación, ya para más seguridad, también es mejor que casi nadie sepa a dónde están, solo para seguridad o algo importante los chicos se quedarían en lo que antes era el orfanato, hasta ser llamados para una emergencia.

Dazai miraba todo curioso, pues no tiene recuerdos antes de mirar aquellos ojos entre morados y dorados, cree no ser el único.

Miro a sus dos pequeños amiguitos, al pequeño cabeza de tomate y al sin cejas. Sabía que no debería de hacer nada malo, pero enserio estaba aburrido de estar ahí y sin jugar a nada más esos bloques.

- Etoy abuiido. - dijo el pequeño castaño acercándose a Kyouka.

En cuanto a Chuuya y Akutagawa, ambos asintieron a las palabras del castaño, pues era aburrido no hacer nada más que unir bloques y que estos se cayeran por no tener un buen equilibrio.

Kyouka solo miro a los tres niños, no sabía cómo hacer para que no se sientan aburridos, pues aunque tuvo un tiempo de infancia, por si bien mental decidió guardarlas en lo más profundo de su mente, ya había hablado de ese problema con Atsushi. En respuesta solamente una acaricia en la cabeza y decir que cuando sea el momento adecuado, que es fuerte y algún día superara su pasado.

Cerró los ojos un momento para pensar en que responder, el orfanato en sí, es muy grande y tal vez no sea una mala idea.

- Que tal, jugar las escondidas. - propuso con una pequeña sonrisa, esperando una reacción de los pequeños, ya sea positiva o negativa, ya tiene en mente otro tipos de juegos.

- Shi!!! - fue la respuesta de los niños, quienes con ojos brillosos de alegría aceptaron dicha propuesta.

- Bien, contare hasta 10 y ustedes se esconde. - al ver el límite de tiempo los niños la miraron mal, pero no objetaron.

O eso se creía.

- Asha ien. - Chuuya con sus mejillas hinchadas dijo.

- ¿Cien? Esta bien. - acepto, pues no había nada malo, ya sabrá donde estarán cada uno, ya que su oído tiene un gran alcance.

Los tres celebraron su triunfo y corrieron a unos sitios en que nadie los encontrará.

Atsushi ya había escuchado todo mientras arreglaba la habitación, sonrió suavemente al ver como el pequeño Chuuya se escondía entre las sábanas limpias y se acomodaba mejor.

Miro al chico de cabellos blanquecinos y hizo un ademán de silencio, en el cual también pudo interpretar como una de secreto.

Ahorrándose la risa, Atsushi acepto asintiendo con la cabeza ante lo que decía el pequeño Chuuya, vio como Dazai se escondía en las pequeñas cortinas y Akutagawa se iba al pequeño colchón y se envolvía ahí.

Negó con la cabeza sonriendo para sí mismo y decidió dejarlo ahí, iría a la cocina a limpiar. Camino por los pasillos y ahí se encontró con aquella puerta que iba al sótano, tembló levemente y aún así decidio cerrar con un pequeño candado que había pedido a Kunikida-san antes de irse, solo deseaba que esto terminará rápido.

No era tan fuerte mentalmente y sus instintos decían que en ese lugar, el enemigo no conoce. Sólo espera a que sea cierto.

- setenta y nueve, ochenta... - Kyouka seguía contando con su frente pegada a la pared junto a sus brazos.

Sonrió suavemente al ver como jugaba con los niños, miro por las ventanas y se miraba que pronto iba a llover, miro arriba y solamente esperaba a que no hubiera un daño en el techo, porque al pequeño Akutagawa no le iría bien por la humedad y frío que se está dando.

Haría chocolate caliente y cree que quizás habían malvaviscos, cuando termine de hacerlo llamara a los chicos para que lo disfruten. En climas así, es muy bueno beber algo caliente acompañado de uno que otro aperitivo.

- ¡Cien! - escucho decir a Kyouka al momento en que ponía el agua a calentar, no tardar mucho, ya que su amiga posee un buen sentido auditivo.

- !no she vaie! - fue el grito con lo que pudo identificar como el de Dazai. - !El tomate eta ai! ¡Ei in ejas si!

Escucho como acusó a los otros dos, también como el pequeño Chuuya regaño a Dazai por la traición. No pudo contenerlo más y se rió un poco alto, ni de niños se libran esos dos en discutir por cada cosa.

Afuera podía escuchar como las gotas de lluvia caían, a pesar de que otros no les agrade ese clima, para Atsushi después en mucho tiempo lo siente reconfortante.

🌸 🌸 🌸 🌸🌸

- No pude decirle. - dijo mientras estaba en la oficina del presidente Fukusawa.

Los único ahí adentro eran: Rampo, Mori, Yosano, Fukusawa, Kunikida y Anesagi.

A Gin no la quisieron involucrar, ya que al no estar el perro de la Mafia, deberá cubrir su ausencia junto algunos subordinados de Chuuya. Nadie aparte de la agencia y pocos de la Port Mafia saben de la situación de lo dos agentes y mafiosos.

- ¿Por qué? ¿No están difícil? - Una persona pregunto y solamente se ganó una mirada matadora de la Doctora.

- Si esto fuera fácil, lo diría, pero ni yo encontré respuesta a lo ocurrido. Tanto el tigre como su estado normal no me traen buenas espina, y que Rampo tampoco este tranquilo me preocupa más.

- He estado buscando el paradero del enemigo, no hace mucho acaba de fugarse cierta persona a la cual nos hace mucho atrapamos.

- Es la misma persona de la cual envenenó a los dos presidentes. - Kunkida aclaro mientras los dos mayores se tensaron al recordar ello.

- Debemos buscarlo y así hacer que desactive su habilidad, también me encargaré de traer devuelta a los tres infante, solo no se tarden. ¿Si?

La doctora dijo mientras la persona que se auto-denomino como una figura casi materna para Chuuya miro a su presidente.

- ¿Estará bien que ese chico cuidé de ellos tres? - pregunto.

- No hay nada del cual asustarse, mi chico es fuerte y tiene a tu chica para impedir percances. - Fukusawa hablo, pues también estaba un poco reacio en dejar que el albino menor se hiciera cargo.

Pero cuando vio como esos tres niño lo cuidaban y obedecían no tuvo dudas algunas. Sólo esperaba a que esto terminará y continuar con normalidad.

Aunque en su interior sabe que ya nada será igual.

Continuará...







Cuidando de EllosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora