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Sabía muy bien lo que hacía, está muy consciente del peligro que puede tomar por sus acciones, no solo los chicos convertidos en niños corren en peligro, pero sabía que tenía que dar aviso sobre lo ocurrido.

Osamu Dazai ha regresado a su cuerpo original, con sus recuerdos hasta la noche de aquella misión es la que aún conserva, no recuerda nada de cuando era pequeño y no había problema en ello, pues no sé perdió de nada importante. Preparo algunos bocadillos para los niños antes de irse, pues ya pensó que es necesario que todos sepan que su superior regreso a la normalidad y sea de ayuda para esta investigación.

— Dazai-san, es sólo una mochila. - Atsushi le reprochó mientras le seguía viendo para que le ayudará.

Señaló nuevamente una mochila que contenía todo lo necesario para ese día, pañales, comida, juguetes y uno que otro cambio.

— Atsuuuuushi-kun. Apenas me voy recuperando y ya me quieres como burrito de carga.   - exageraba el mayor por tal de no sostener aquella mochila que contenía comida, biberones y pañales. Por esas razones no ha sido padre y que el albino le este obligando...

Tiene debilidad por su discípulo, pero también tiene sus propios principios y también sus propios pensamientos.

— Es una mochila. - repitió sin inmutarse ante lo que hacía su mentor. Dió un gran suspiro antes de poner a Chuuya en una cangurera en su espalda y al pequeño Akutagawa en sus brazos.

Conoce de sobra a su mentor, sabe y tiene en cuenta que, por nada en el mundo le daría a cargo a ningún niño a su cuidado. Antes de esos problemas tenía que vigilar y también buscarlo, ya que a los demás ya se han acostumbrado a que intenté suicidarse y fallar en el intento,  menos él, por lo que también Kunikida le ha mandado a cuidarlo,  por si se le ocurría algo para nada decente y produzca algún desorden público, y también que no se atrasara con el papeleo, que por cierto, cada vez que no lo encontraba tenía que hacerlo para no enojar más a Kunikida.

Pero no era algo para que se acostumbrara, pero también no se siente alterado como los primeros días en que a cada momento decía que se iba a suicidar con alguna joven bella o también las veces que trae hongos alucinógenos o comidas de dudosa procedencia.

— Pero...

— Pero nada, vamos ya. - regaño con la mirada y no podía gritarle al mayor al tener a dos niños. — Vamos a dónde Yosano-sensei y veremos que no tenga secuelas el que se haya recuperado rápido.

Agrego mientras le señalaba con la mirada aquel bolsón nuevamente, que de gracias que no fuera una pañalera de verdad, porque el tiene varias que compro con Kyouka y no duda en usarlas, pero con su superior sería más difícil. Lo está empezando a conocer tan bien y puede asegura que con una pañalera de verdad ni la miraría pensaría en ponerse.

— Está bien. - empezó hablar al ver que estaba empezando a enojar al mejor, por lo que levanto sus dos manos en señal de rendición. - Bien...

Hizo una pequeña pausa para agregar algo que puede sonar de muchas formas, como para decir chiste en el momento menos indicado o cuando hará al escapadita cuando menos se lo espere y no podrá atraparlo al tener a dos niños cargando.

— Pero me darás comida y también aquellos vendajes que ví en el cuarto. - negocio sonriendo contento en ver que había de las suavecita y no desperdiciará la oportunidad de pedirlas como un  trueque. Sus ojos brillaban y Atsushi puede jurar que vio estrellas alrededor de su superior.

Bueno, esos vendajes no los iba a usar y Kunikida las había comprado en ese ataque que le dió en comprar muchas cosas de medicina y también comida de todo tipo, Ranpo le había pedido que si le daba aquellos caramelos y el no fue malo en dárselos.

Cuidando de EllosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora