Cuidando de Ellos

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Después de lo dicho por Mori, Gin se llevo a la muy golpeada Higuchi quien aún estaba un poco inconsciente a pesar de que la persona quién lo atacó fue un niño.

Pero no cualquier niño diría las personas quienes conocen a Chuuya desde hace mucho tiempo.

También tenían que seguir investigando al dueño de la cabaña, también el porque motivo la mafia y la agencia se vio involucrada en este asunto que solo le correspondería a la policía.

- Entonces. - empezó hablar el albino mayor. - Atsushi te encargaras de cuidar a los niños, las misiones están suspendidas para ti hasta que averigüemos la manera de que vuelvan a la normalidad ustedes cuatro. Hasta en estos momentos no podrás utilizar tu habilidad así ten cuidado, llama a uno de nosotros y acudiremos a salvarlos.

Finalizó y fue directo a su oficina, los demás empezaron acercarse a los niños.

- Que lindo son. - empezó a decir maravillada Naomi abrazando a su hermano demasiado cerca de lo que debería ser un abrazo normal entre hermanos, pero los demás ya estaban acostumbrados a su manera de amarse.

- Si, aunque algunos son tímidos. - dijo Atsushi al ver como Akutagawa escondía su rostro en sus piernas y como Daiza dormía parado aún sosteniendo su pierna, pero solo tres personas se habían dado cuenta de ello mientras los demás pensaron que escondía su rostro al igual que el pequeño azabache de puntas blancas.

- Cuando le conviene es tímido. - murmuraba enojado Kunikida al recordar como el castaño jugaba en su escritorio.

- No, Kunikida-san simplemente se durmió estando parado. - aclaró Kyoka acercándose hacia los pequeños, cargo a Daiza entre sus brazos al ver que dormía en pie y Akutagawa no estaba lejos de acompañarlo a la tierra de los sueños.

- Tch - chasqueó la lengua enojado al ver que fue ignorado por la mayoría de sus compañeros. - Mejor termino el trabajo que debería estar terminado para este tiempo.

Se marchó murmurando una que otra maldición al quién convirtió a Daiza y a los demás en bebés.

- Vamos a sentarlo en las sillas por el momento, acomodaré algunas cosas para hacer una cama improvisada. - menciono el albino acercándose a su asiento, miro como el pequeño Akutagawa lo seguía sin siquiera soltar el agarre en su pierna.

Sentó con cuidado a Chuuya y también sentó ahí al pequeño azabache de puntas blancas, quién también se durmió teniendo de apoyo el hombro del pelirrojo.

- ¿Podés tener a Daiza por unos momentos? - pregunto el albino a su mejor amiga, los otros simplemente siguieron haciendo lo mismo a excepción de la doctora Yosano quien esperaba unos momentos para poder hablar con el portador del tigre lunar.

Kyoka solo afirmó con la cabeza teniendo aun en sus brazos al castaño, miro como su amigo buscaba unas cajas de cartón que ya no se usaban en la oficina, también vio como saco unas sábanas que estaban en el consultorio de la agencia siendo acomodados en la caja en la que cabrían los tres niños.

- Listo. - llevo a Chuuya al colchón improvisado al igual que Akutagawa y por último a Daiza.

Habita hecho bien las medidas para que estuvieran bien acomodados en el colchón improvisado.

- Atsushi. - llamó la doctora seriamente, cruzó ambas manos aún no estando segura en lo que preguntara.

- Si, ¿Que ocurre Yosano-san? - pregunto el albino envolviendo a los tres niños en una pequeña sabana que había traído Naomi.

- Tengo mis dudas sobre los niños. - dijo al fin sus dudas.

- Así que usted también piensa igual que yo. - se sorprendió el albino al tener el mismo pensamiento que la mayor. - He cuidado de niños de su edad antes, y no es normal verlos dormir tanto. - continuo el albino mientras tocaba la frente de cada niño, al parecer ninguno tenía fiebre, eso lo tranquilizó un poco.

- Si, si no te molesta les haré unos exámenes de sangre cuando se levanten, pero primero déjame sacarte sangre a tí y a tu forma de tigre. Quiero saber cómo es posible que tú habilidad salió perjudicada en lugar que tu propio cuerpo, tal vez podamos volverlos a la normalidad si indagamos más. - explicó la mayor mientras de su cartera sacaba dos jeringas sin abrir de su envoltorio.

Abrió la primera y la empezó armar para solo sacar las primeras muestras.

- Está bien doctora Yosano. - acepto el albino fingiendo no tener miedo a la punta de la jeringa, el aún recordaba las veces que experimentaban con él y le nació fobia a ello, pero por Daiza, Chuuya y Akutagawa lo haría.

Kyoka solo apartó la mirada, Ranpo perdió su sonrisa y miró seriamente la escena que ocurría en esos momentos.

"Los demás no se han dado cuenta Atsushi-kun, pero si sigues guardando todo para tí, algún día todo explotará."

Pensó el azabache comiendo un caramelo para quitarle el pensamiento amargo que tenía en su mente y que tampoco sé podía quitar el de la boca.

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En una habitación que estaba medio oscura al ser alumbrada por el brillo de la computadora, se encontraba una persona de capucha negra, no se podía ver el rostro al estar tapado por la capucha y aún así se podía ver una risa maliciosa situarse en sus labios.

- Falta poco, sin los dos miembros de la Port Mafia, ni el ex ejecutivo me hacen que este cada día más cerca de mi plan. - susurraba para si mismo mientras continuaba escribiendo en su computadora, tenía que ser muy cuidadoso en seguir su plan.

No quería perder así como lo fue hace 7 años en que alguien le arrebató todo lo que tenía para conseguir su plan, no volvería cometer ese error.

- En una semana... En una semana se pondrá en marcha mi plan, cuando la luna llena este a su máximo esplendor mi plan se hará realidad y podré llegar hacia el.

Finalizó mientras apagaba la máquina y encendía la luz en la habitación, al alumbra aquel cuarto de podía ver un mural con muchas fotos colgadas ahí, pero la que más destacaba era la de un albino con ojos amarillos entrelazados con morado, en sus brazos cargaba a un niño de cabellos y ojos rojizos, esa fotografía solo se había sacado recientemente lo cual podría sacarle un escalofrío a una persona normal.

Continuará...

10/02/2022