Capítulo 42. Caelum Rey.

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«Caelum Rey»

Estrella

Hora tras hora, el tiempo se convirtió en un martirio para mí

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Hora tras hora, el tiempo se convirtió en un martirio para mí. No volví a tener noticias de Paradwyse después de la visita de Malik, quien se apareció en Féryco hace ya más de un día y se marchó después de conocer a los mellizos.

El encuentro resultó ser más dulce de lo esperado. Malik cayó de rodillas al verlos y los abrazó como si realmente fueran sus sobrinos. Yo siempre había pensado en el ángel de alas blancas como lo más cercano a un hermano para Caelum, así que sin pedir autorización de nadie lo presenté como el tío Malik.

Los mellizos evaluaron sus alas blancas antes de decidir que el tío Malik les gustaba y, para mi sorpresa, se dejaron abrazar por él. Como si ellos también supieran...

Fue breve porque tampoco había mucho tiempo para extenderlo todo lo que nos hubiera gustado. Y después de un último abrazo Malik se marchó, no sin antes repetirme —por centésima vez— que no hiciera ninguna locura.

Solo por ello en ese momento me encontraba sentada en mi trono, tratando de poner atención a una de las tantas reuniones que teníamos con nuestra corte real, pero mi mente constantemente volaba hacia Caelum. ¿Seguiría inconsciente? ¿Ya habría sanado? ¿Los siete dioses continuarían en Paradwyse? Hubiera dado todo lo que tenía con tal de obtener aunque fuera solo una respuesta a cambio. O una señal de que Caelum se encontraba bien.

¿Cuánto tiempo más pasaría sin saber de él? Lo extrañaba con desesperación.

Crucé una pierna sobre la otra, volviendo al presente y escuchando con atención los informes de la corte. Era nuestra última reunión del día y lo único que quería era subir a nuestro mágico ático y escuchar a Evan y Cielo tocar el piano. Les había dicho que papá se encontraba en una misión muy importante pero que volvería pronto, así que mis padres me estaban ayudando a distraerlos para que no pensaran mucho en el tema.

Descrucé mi pierna y crucé la otra con discreción, esperando no parecer muy impaciente. Nadie pareció notarlo y dejé que la suave voz de Elias me relajara mientras nos informaba sobre su ronda en Sunforest, aunque todo parecía estar tranquilo en el bosque.

Mis pensamientos se detuvieron en seco cuando sentí la caricia de unos nudillos sobre mi mejilla, lenta y suave. Reprimí un jadeo y me quedé muy quieta, meditando seriamente si ya me había vuelto loca o si aquello había sido real. A mi izquierda no había nadie, pero yo tenía un esposo a quien le encantaba jugar a ser invisible.

Miré discretamente, pero fue imposible detectar algo. Justo cuando pensé que aquello sí había sido mi imaginación, un soplo de madera dulce y naturaleza llegó hasta mí.

Fue tan breve que nadie más se dio cuenta antes de que volviera a desaparecer, haciéndome entender que Caelum había aprendido a ocultar su aroma pero acababa de regalarme una señal de su presencia. El corazón me dio un vuelco.

Féryco 3. Caella. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora