Capítulo 2. Angelitos.

389 82 63
                                    




«Angelitos»

Aún era temprano, así que decidí aparecer directamente en la cocina del castillo de Sunforest, asumiendo que todos seguirían desayunando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aún era temprano, así que decidí aparecer directamente en la cocina del castillo de Sunforest, asumiendo que todos seguirían desayunando. Interrumpí algunas risas y bromas, pero Eira me regaló una gran sonrisa al verme aparecer.

—Buenos días —saludé a todos.

Sentados a la mesa se encontraban Jared y Flora junto a Aiden y Enid. Frente a ellos estaban Eira con Aleph y Jamie con su esposa Dyana, una linda forestniana tan rubia como él, que había conquistado su corazón hace algunos años.

—Hola Estrella —me saludó alegremente el tío Jared—. Siéntate a desayunar, tenemos comida de sobra.

—Gracias tío, pero ya desayuné.

Le sonreí con cariño al hermano de mamá. Algunas canas adornaban su cabello rubio peinado de lado, pero sus ojos verdes chispeaban llenos de vida. Papá y él tenían la misma edad, cincuenta y ocho años, pero ambos lucían más jóvenes y fuertes de la cuenta gracias a la magia que corría por sus venas, aunque Jared siempre había tenido un semblante mucho más travieso a comparación de papá.

Me acerqué para regalarles un beso a cada uno y cuando llegué hasta Eira, mi prima me dio un efusivo abrazo. Desde mi supuesto secuestro, ella solía ser muy cariñosa conmigo. Es decir, prácticamente crecimos juntas y siempre nos quisimos muchísimo, pero tras creer que podría perderme para siempre, ella estaba dispuesta a demostrarme su amor siempre que me veía. Y yo lo hacía de vuelta.

—¿Y los mellizos? —pregunté ante la ausencia de mis pequeños.

—Desayunaron temprano porque querían ir a la cascada. Todos los niños están allá.

—¿Solos? —No pude ocultar el nerviosismo en mi pregunta.

—Tranquila, están bien. Jas y Addie los acompañaron.

Me relajé de inmediato. Jasmine y Addison tenían veinte y dieciocho años respectivamente, ya eran adultas y sabían manejar a los niños muy bien.

—¿Te contó Eira que la semana pasada Addie nos presentó a su primer novio formal? —conversó Enid, mirando a Aiden con una expresión risueña.

Su esposo suspiró dramáticamente y aquello me hizo soltar una risita.

—Crecen tan rápido, ayer solo era una bebé.

—Te entiendo —admití con nostalgia—. Yo no sé qué haré el día que los mellizos lleguen a esa etapa.

—Tardas un rato en acostumbrarte —intervino Jared—, pero una vez que lo aceptas y ellos se vuelven más independientes, esa etapa resulta ser tan hermosa como las otras.

Eira miró a su papá con amor y devoción, pero creo que mi tío no se dio cuenta porque se giró hacia Flora y alzó las cejas varias veces, con cierta picardía.

Féryco 3. Caella. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora