Capítulo 77. Los príncipes de Paradwyse.

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«Los príncipes de Paradwyse»

Evan y Cielo se abalanzaron sobre mí y ambos me abrazaron con fuerza para contener mi llanto

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Evan y Cielo se abalanzaron sobre mí y ambos me abrazaron con fuerza para contener mi llanto. No estaba segura de si ellos realmente entendían la profundidad de lo que sucedía y la gran revelación que hicieron los dioses, pero, por primera vez después de mucho tiempo, les devolví el abrazo y nos sentí a salvo. Protegidos.

Ni los dioses ni los arcángeles nos harían daño. Y aquella sensación me embargó hasta desbordarse.

Manos suaves y cálidas tomaron mi rostro para alzarlo de nuevo. La belleza de Kaly era aún más deslumbrante desde esa cercanía y sus poderes fueron una ola de calma que me ayudó a recuperar la respiración.

—¿Ahora entiendes lo especial que resultaste ser? —insistió con un susurro místico.

—¿Por qué yo? —logré preguntar.

¿Por qué yo había logrado dar a luz a las criaturas que las diosas no pudieron?

Kaly se encogió de hombros con elegancia.

—¿Por qué no tú? —No era una respuesta, pero tal vez no existía respuesta alguna para ese acertijo—. De pie, Estrella. No hemos terminado.

Me tragué mi llanto y forcé a mis piernas, aún temblorosas por la impresión, a sostenerme de nuevo. Evan y Cielo no se apartaron de mi lado, ni siquiera cuando Kaly los examinó con intensidad antes de volver a su lugar.

—¿Qué conlleva que ustedes sean parte de sus vidas? —investigué, tratando de enfocarme de nuevo.

Dudaba mucho que los dioses se conformaran con ser invitados a la fiesta de cumpleaños de los mellizos cada año.

—Queremos conocerlos... —comenzó Rhosand.

—Y entrenarlos —continuó Oryon.

—¿Entrenarlos para qué? —cuestionó mi padre, la cautela impregnada en su voz.

—Para que aprendan a manejar nuestra herencia —explicó Leucos.

—Y enseñarles control —añadió Oryn.

—Queremos prepararlos —declaró Kaly con una sonrisa misteriosa.

—¿Prepararlos? —repitió mamá con recelo.

—Para gobernar —esclareció Arawn con determinación.

Podría jurar que todos los presentes dejamos de respirar al mismo tiempo.

—Evan y Cielo no heredarán Féryco —me apresuré a aclarar.

Mis hermanos y yo habíamos tomado esa decisión hace mucho tiempo y nada de esto cambiaba las cosas.

Arawn soltó una fría carcajada.

—Por supuesto que no —coincidió divertido—. Evan y Cielo ahora son nuestra leyenda: los príncipes de Paradwyse.

Féryco 3. Caella. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora