Capítulo 59. Estrellas frías.

269 71 21
                                    




«Estrellas frías»

Caelum

Aparecí en un vacío de frío, oscuridad y estrellas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aparecí en un vacío de frío, oscuridad y estrellas. Mi magia me había tragado entero para escupirme ahí, en el otro lado, como si hubiera hecho un portal común y corriente y no estuviera desafiando todas las leyes de la naturaleza.

Logré cruzar y hasta ese momento me di cuenta de que una parte de mí no creía que realmente yo pudiera lograrlo. Cuando Estrella usó mis poderes no sucedió nada parecido, ella simplemente llamó al alma de Ayla para regresarla a su cuerpo sin entender qué estaba haciendo, pero Noah tenía razón: Estrella no hizo uso de mis poderes completos.

¿Por qué Arawn me había bendecido de esta manera con su poder? No tenía ni puta idea, pero tenía que apresurarme antes de que el dios se diera cuenta de mis intenciones.

En ese espacio no había arriba o abajo, ni principio o fin. Mi cuerpo caía en contra de una gravedad inusual, pero no tenía miedo. Ahí no había miedo, todo estaba tranquilo y pacífico. Las estrellas brillaban, tan cercanas que se sentían sus rayos fríos a través del aire gélido.

Entonces la vi, cayendo al vacío igual que yo. Destacaba por el camisón blanco y la sangre roja. Y por la manera en la que su cuerpo flojo giraba en el aire, deduje que se encontraba inconsciente.

Agité mis alas y dejé de rendirme ante el vacío para volar en su dirección. Estrella caía a toda velocidad, así que me costó alcanzarla. De hecho, no parecía que caía, sino que era arrastrada por un hoyo negro sin control.

Caí en picada, desesperado al pensar qué pasaría si no lograba alcanzarla y la perdía en ese infinito. No estaba seguro de si mi magia podría volver a encontrarla o si solo tenía una oportunidad.

Si ese era el caso, no iba a desperdiciarla.

Volé, volé y volé, acortando la distancia entre nosotros y sin saber a dónde iríamos a parar. Estiré el brazo cuando la tuve a tan solo centímetros, las yemas de mis dedos rozaron la piel fría.

    —Estrella... —supliqué, agitando tanto mis alas que dolían.

No reaccionó a mi voz ni a mi cercanía, pero estaba tan cerca... faltaba tan poco...

Un último empuje lleno de una fuerza descomunal me ayudó a alcanzarla. Colisionamos, en todo el sentido de la palabra. Me abracé a ella y la luz de las estrellas nos envolvió hasta quemarme los ojos y dejarme ciego durante los siguientes segundos. Sentí que el cuerpo de Estrella se desvanecía y mis brazos se cerraron en el aire, un tirón de miedo me heló la sangre.

¿Todo había sido una ilusión?

¿Todo había sido una ilusión?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Féryco 3. Caella. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora