-De verdad- Merlina se queda a medio camino sin querer decir lo demás.
-¿De verdad?- Mal pregunta queriendo que Merlina continúe.
-Me... Me gustas-
-¿Que?
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—Ese hombre debería estar preso por homicidio— El sheriff termina la frase y Mal lo mira con confusión,—supongo que el hijo del tigre siempre será tinto, voy a vigilarte.
Weems las toma a ambas y las saca de la cafetería dedicándole una mala mirada a Mal.
—Tu primer día y el sheriff Galpin ya te tiene en la mira, la verdad no me sorprende— Weems habla enojada, Mal solo se recuesta en su asiento y mira a Merlina con atención.
—¿Que fue eso sobre mi padre?
—No tengo la menor idea pero te voy a dar un consejo, deja de hacer enemigos y empieza a hacer amigos, personas buenas—Dice mirando por el espejo a Mal quien rodó los ojos apunto se hablar—Vas a necesitarlos—Weems interrumpe a Mal y está suspira enojada.
Mal mira hacia al frente y su boca se abre formando una o.
—Parece un accidente—Weems informa,—espero que el conductor este bien.
—Murio, se rompió el cuello—Merlina responde desviando su mirada al accidente.
—¿Como sabes lo que le pasó?—Merlina no responde solo mete en su mano en su blusa y saca un lindo collar.
Mal hace una mueca de asco al ver al hombre muerto y efectivamente su cuello estaba roto.
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Merlina tocaba una melodía y Mal la veía con una sonrisa, disfrutando la vista.
Mal fotografíaba a Merlina después de rogarle que la dejara hacerlo, la pelinegra acepto para que la molesta pelimorada dejada de insistir, aunque tenía que admitir que le gustaba que Mal la observa y tomara fotos de ella.
—Dios— Mal murmuro en cuanto Merlina termino, la luna también le hacia efecto, no se convertía en lobo pero le genera una necesidad.
Su cuerpo se sentía caliente y ella sudaba mientras veía a Merlina hablar con Enid.
—¿Que haces aquí, Mal?— Enid pregunta hacia su mejor amiga observando su estado, preocupada.
—No lo se, no quiero irme—Mal responde con rapidez, su respiración se volvió irregular.
—Tienes que irte—Enid ordena a su mejor amiga.
—Enid, no puedo, de verdad— La voz de Mal se vuelve ronca, Merlina puede sentir el calor proveniente del cuerpo de la pelimorada.
—¿Por que no estás enlobada?—Merlina pregunta al escuchar el aullido de varios lobos.
—No puedo—Enid dice triste, sacando sus garras—Esto es lo que hay—Las esconde y camina hacia el borde del balcón.
Mal intenta regular su respiración pero le es imposible, su cuerpo quema y su mente no le permite irse, es como si quisiera estar ahí.
—Mamá dice que algunos tardan en madurar pero he ido con los mejores licanologos, tuve que volar a Milwoky, ¿te imaginas?... y dice que jamás puede, sabes.
—¿Y entonces que pasa?
—Una loba solitaria
—Suena perfecto.
—¿Que?, ¿de que hablas?, mi vida entera se haría pedazos me van a expulsar de la manada sin la posiblidad de encontrar pareja.
—Sigo sin ver cuál es el problema.
—¡Voy a morir sola!
—Todos morimos solos, Enid.
—Eres un asco en estas cosas, en animar personas.
—¿Y por que lloras?
—Por que estoy depre, si lloras o es muy bajo para ti—Mal se levanta de donde estaba con dificultad sintiendo su cuerpo quemar cada vez más con cada paso que da.
—Enid—Mal dice tomando los hombros de la platinada y sobando su espalda de forma reconfortante.
—Fue una semana después de Hallowen—Merlina comenzó a contar su historia y Mal se sentó en el piso, abrazandose a si misma, el calor se convirtió en dolor y sus ojos se iluminaron en un rojo fuego, el calor desprendía de ella.
—No puede ser—La pelimorada murmura para si misma.
—Nevaba cuando enterró lo que quedó de el, llore desde el fondo de mi corazón oscuro pero las lágrimas no arreglaron nada jure jamás volver a hacerlo.
—Tu secreto está a salvo con nosotras pero sigo creyendo que eres rara.
—El sentimiento es mutuo—Merlina responde dándose cuenta que Mal ya no estaba al lado de Enid, bajo su mirada y se encontró a la pelimorada sentada en el piso abrazandose a si misma—¿Mal Igna?— Pregunto y Mal volteo a verla, su respiración era demasiado irregular y su cabello se pegaba a su frente por el sudor.
—¡Mal!— Enid exclamó agachándose a la altura de su mejor amiga.
—¿Que está pasando?—Merlina pregunto confundida tratando de ocultar su preocupación.
—No me enlobo, pero cada luna llena me pasa lo mismo, mi cuerpo quema y duele, hasta la mañana— Mal trata de hablar y Merlína asiente a sus palabras.
—¡Ahh!— Enid grita al intentar tocar a Mal, su mano tiene una gran quemadura.
—Dejame intentarlo, resisto mejor la tortura—Merlina toma a Mal por la cintura, sin quemarse.
Mal se apoyo en Merlina con cuidado sin querer incómodar.
—Mal, apoyate, así no puedo llevarte— Merlina dice y la ojiverde asiente levemente apoyándose por completo en Merlina, quien la toma con fuerza y la lleva a la cama de Enid, acostandola.