Cada una de las pruebas se convirtió en un desafío abrumador que hizo que muchos de los jóvenes aspirantes se cuestionaran su decisión de participar. La presión y la tensión se palpaban en el aire; algunos, incapaces de soportar la presión, decidieron rendirse, sintiendo que no tenían lo necesario para avanzar. Mientras tanto, Oriana, con su pequeña estatura y una sonrisa iluminadora, parecía convertir cada obstáculo en un juego de niños.
Mientras otros se lamentaban de sus fracasos, la niña brillaba con una energía desbordante, contagiando a algunos de sus compañeros con su espíritu inquebrantable. Ella veía el lado positivo de cada prueba, transformando la adversidad en una lección de crecimiento. En medio de la angustia, su alegría resultaba un soplo de aire fresco, un recordatorio de que, a veces, el camino hacia el éxito podía ser divertido si se miraba desde la perspectiva correcta.
En las gradas, los capitanes murmuraban entre ellos, observando con atención a los adolescentes que realmente valían la pena. Notaban a los que destacaban y a aquellos que, lamentablemente, tendrían que intentarlo de nuevo el próximo año. Sin embargo, la figura de Oriana, tan pequeña pero tan decidida, captó su atención de manera especial. Junto a ella estaba un chico de cabellos oscuros y ojos ámbar que también poseía un notable potencial. Pero había dos capitanes que se mostraban escépticos; no estaban dispuestos a asumir la responsabilidad de cuidar a una niña de apenas nueve años en un entorno tan peligroso.
Convertirse en un caballero mágico no era un juego, y cada misión podía convertirse en una trampa mortal. Sabían que los riesgos eran reales; muchas veces, lo que comenzaba como un trabajo sencillo podía transformarse en una situación letal. Aunque Oriana era pequeña, no era ingenua. Sabía en qué se estaba metiendo y, antes de lanzarse a la pelea, evaluaba cuidadosamente sus posibilidades de éxito. Cuando la situación se tornaba complicada, recurría a su estrategia más efectiva: un destello de luz para deslumbrar a su oponente, seguido de su plan B, "Correr". Era una táctica que había utilizado pocas veces, pero siempre había estado lista para emplearla si la situación lo requería.
Cada aspirante daba lo mejor de sí en las pruebas, y Oriana se mantenía al lado de Yuno, esforzándose por igualar su nivel. A menudo se acercaba a Asta, brindándole palabras de aliento para que no se rindiera. Ella era un rayo de luz en medio de la tormenta, y sus palabras parecían resonar con fuerza en el corazón de Asta, quien luchaba con todas sus fuerzas para no rendirse.
Finalmente, llegó el momento decisivo: la última prueba consistiría en combates por equipos de dos. Esta fase tenía como objetivo evaluar la capacidad de cada joven para ejecutar uno o dos ataques efectivos, un paso crucial en su camino hacia convertirse en caballeros mágicos. La tensión en el aire era palpable, y los corazones de los jóvenes palpitaban con emoción y nerviosismo. Mientras se preparaban para la confrontación, todos sabían que esta sería su oportunidad de demostrar no solo su fuerza, sino también su espíritu. Oriana, lista para luchar, se aferró a su escoba, sintiendo que el momento había llegado.
—Hemos llegado al momento culminante, la prueba final: ¡una batalla! Emparejense con quien deseen; lucharán con quien se junten —anunció el capitán William, su voz resonando con una autoridad imponente mientras sus iris violetas barrían el rostro de los adolescentes, incluyendo a la pequeña Oriana, quien se mantenía erguida a su lado.
El aire se tornó denso de tensión. Pelear era algo completamente nuevo para cada uno de esos jóvenes, y la idea de tener que enfrentarse a quienes hasta hacía poco eran sus amigos les llenaba de temor y ansiedad. Algunos retrocedieron, con la mirada perdida; otros mostraron nerviosismo, mientras que los nobles, con sonrisas desafiantes, se preparaban para humillar a sus compañeros de clases más bajas. Para ellos, esta batalla era una oportunidad de demostrar su "superioridad", dejándolos bien claro en el lugar que consideraban adecuado: bajo sus pies.
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¿De quién eres?
FanfictionAquella mujer corría tratando de proteger la vida de su pequeña hija, su mayor tesoro en la vida. Los caballeros magos no llegarían a tiempo a salvarlas, ella buscando donde dejar a su bebé se la dejaría a dos niños que eran de una pequeña aldea. El...