El grupo de magos se retiró del despacho con energía renovada después de recibir su misión. Sabían que la mazmorra que debían investigar no sería fácil de explorar, pero el ambiente que compartían era ligero y divertido, lleno de bromas y risas mientras se preparaban. Cada uno se ocupaba de algo distinto, pero todo el grupo estaba en sintonía.
Yuno lideraba al grupo por los largos pasillos, caminando con esa calma característica que siempre lo hacía parecer en control. Oriana, con una sonrisa traviesa, iluminaba el camino con pequeñas esferas de luz, como si estuviera jugando a ser una guía mágica. Las luces que lanzaba zigzagueaban por el aire, haciéndola reír cada vez que lograba que una de ellas flotara cerca de la cabeza de Klaus, quien intentaba ignorarla, pero claramente divertía a los demás.
Mimosa, siempre concentrada, estaba dibujando un mapa detallado de la mazmorra con su magia. El mapa no solo mostraba el lugar, sino también cualquier posible enemigo que podría estar acechando. Cada vez que el mapa parpadeaba, los demás se detenían, manteniendo la guardia alta, aunque no tardaban en volver a su charla animada. Klaus y Heather, los encargados de la seguridad, estaban atentos, pero incluso ellos intercambiaban miradas cómplices y sonrisas mientras avanzaban.
Al detenerse en una encrucijada del pasillo, Oriana, curiosa como siempre, no pudo evitar hacer una pregunta mientras movía sus manos para mantener las esferas de luz flotando.
—Si encuentro algo genial... ¿puedo llevármelo? —preguntó con una mezcla de ilusión y esperanza, imaginando su habitación llena de trofeos de sus misiones.
El coro de respuestas no se hizo esperar.
—No. —dijo Yuno inmediatamente, sin perder la compostura.
—No. —repitió Klaus con su típico tono serio.
—No. —añadió Mimosa, aunque con una risa suave, como si ya supiera lo que vendría después.
Heather, en cambio, tomó una pausa dramática, lo que hizo que todos giraran a mirarla.
—Depende. —respondió al fin, con una sonrisa divertida.
Todos la miraron, sorprendidos y algo incrédulos, antes de estallar en risas.
—¿Cómo que depende? —preguntó Klaus, levantando una ceja mientras intentaba mantenerse serio.
—Bueno, probablemente haya algunas pequeñas piedras de maná por ahí. No sería tan terrible que recogieras algunas. Yo también he recolectado recuerdos de misiones pasadas. Además, siempre es bueno tener un pequeño recordatorio de dónde has estado, ¿no?—explicó Heather, encogiéndose de hombros con una actitud despreocupada
Oriana dio un pequeño salto de emoción, como si acabara de recibir la mejor noticia del día.
—¡Sí! ¡Quiero una piedra de maná para mi colección! —dijo, feliz ante la idea de llevarse algo de la misión.
El grupo continuó su marcha, más relajado pero con la emoción palpable en el aire. La misión era importante, pero la camaradería que compartían hacía que todo pareciera una gran aventura. Mientras caminaban, las bromas seguían fluyendo, y cada paso hacia la mazmorra era un recordatorio de que, aunque las pruebas fueran difíciles, juntos siempre encontrarían una forma de hacer las cosas más ligeras y divertidas.
Después de una pequeña deliberación, le dieron permiso a Oriana para recolectar algunas piedras mágicas, siempre bajo la mirada atenta de uno de ellos. La niña aceptó con entusiasmo, aunque claramente sabiendo que estaría siendo vigilada. El grupo continuó su camino por un pasillo que parecía alargarse más con cada paso, especialmente porque Klaus y Oriana empezaron a discutir por una trivialidad, como de costumbre. La pequeña pelea entre ambos terminó rápidamente cuando Heather, con una sola mirada amenazante, los hizo callar de inmediato. Parecía que una simple misión se convertiría en una larga aventura con este grupo tan animado.
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¿De quién eres?
FanfictionAquella mujer corría tratando de proteger la vida de su pequeña hija, su mayor tesoro en la vida. Los caballeros magos no llegarían a tiempo a salvarlas, ella buscando donde dejar a su bebé se la dejaría a dos niños que eran de una pequeña aldea. El...