El aire se sentía denso, cargado de tensión. Noelle sabía que tenía la ventaja; su magia de agua era la clave para debilitar el fuego de Mars. Todo lo que necesitaba era un solo ataque bien dirigido, pero justo cuando estaba por lanzar su hechizo, el enemigo fue más rápido. Un rayo de magia de cristal atravesó el aire y golpeó a Noelle en el pecho con una brutalidad que nadie vio venir. El grito ahogado de Noelle resonó antes de que su cuerpo cayera pesadamente al suelo. La sangre manaba de su herida, tiñendo la tierra bajo ella de un rojo profundo y aterrador.
Oriana, que había estado junto a Noelle, quedó paralizada. Sus ojos se llenaron de horror al ver a su amiga desplomarse, y un grito ahogado se quedó atrapado en su garganta. El miedo le nublaba la mente, pero algo más crecía dentro de ella: una furia profunda y contenida que luchaba por salir. Aun así, el miedo la dominaba por completo. Sus piernas temblaban sin control, y parecía que en cualquier momento colapsaría. Mimosa, notando el estado de la pequeña, la tomó de la mano, entrelazando sus dedos con los suyos en un gesto desesperado por mantenerla conectada a la realidad.
—Oriana, quédate conmigo voy a curar a Noelle, pero no podemos involucrarnos en esta pelea ahora. Debemos mantenernos a salvo.—susurró Mimosa, su propia voz temblando aunque intentaba mantenerse fuerte.
Oriana asintió, pero el miedo en su mirada era evidente. Su voz, cuando finalmente salió, apenas era un susurro quebrado:
— Y-yo... te ayudaré...—pero la niña se quedó en blanco. No sabía qué hacer, cómo moverse. El pánico la congelaba.
De repente, Heather apareció junto a ellas. Sin una palabra, le dio un golpe rápido a Oriana en la cabeza. No fue un golpe fuerte, pero lo suficiente para sacarla de su estado de shock.
—Despierta, Oriana. Este no es el momento de perderte en tus pensamientos. Necesitamos actuar.—dijo Heather con severidad.
La mirada de Oriana se enfocó, y volvió a la realidad con un dolor palpitante en la cabeza. Heather, sin perder tiempo, activó su magia:
—Forma planta curativa: Vestido de la princesa sanadora —declaró. Enredaderas y plantas comenzaron a rodearla, envolviendo a Noelle en un resplandor sanador mientras las heridas de su prima lentamente comenzaban a cerrarse.
Oriana, sintiendo el peso de la situación, cerró los ojos con fuerza, apretando los puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos. Su grimorio, brillando con una luz pura, se abrió en una nueva página. No podía fallar ahora.
—Magia de luz: Celestial Bloom Revival. —exclamó, su voz temblando al principio, pero fortaleciéndose al final.
Un círculo mágico dorado rodeó a las cuatro magas. Flores doradas comenzaron a brotar del suelo, sus pétalos danzando en el aire como un halo de esperanza alrededor de ellas. Parecía un jardín celestial, un espectáculo de belleza en medio de la batalla. Pero aunque el escenario era encantador, la atmósfera estaba impregnada de peligro y suspenso.
Mars observaba con frialdad. Sus ojos, oscuros y llenos de odio, se posaron en la niña. Esa niña que no merecía tener tanto poder, pensaba. Esa niña que, sin esfuerzo, poseía dos tipos de magia, mientras que él había sufrido para obtener su propio poder. La envidia y el odio lo consumían.
—Los débiles no tienen lugar en este mundo y por eso deben morir —dijo con una calma cruel, sus palabras llenas de veneno.
Mars alzó su mano, y una lluvia de cristales afilados como cuchillas se formó sobre las cabezas de las magas. El brillo en los ojos de Mars revelaba su determinación de destruirlas, de no permitir que se recuperaran, de asegurarse de que no quedara nadie en pie.
Mientras tanto, los demás caballeros, atrapados en los cristales, se retorcían de desesperación. Estaban impotentes, incapaces de romper su prisión. Sentían la humillación arder en sus corazones, ser testigos de la batalla, escuchar los gritos de sus compañeras y no poder hacer nada. Sus grimorios estaban a su lado, tan cerca y tan lejanos, inutilizables mientras el enemigo avanzaba.
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¿De quién eres?
FanfictionAquella mujer corría tratando de proteger la vida de su pequeña hija, su mayor tesoro en la vida. Los caballeros magos no llegarían a tiempo a salvarlas, ella buscando donde dejar a su bebé se la dejaría a dos niños que eran de una pequeña aldea. El...