Capítulo 17

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- ¿Cómo?

-Si señorita, la habitación donde ustedes están es la del Joven Alexander desde que era niño... de que haya algo no creo, el joven suele ser muy reservado con sus cosas privadas -continuo Margot-

No sabría decir cómo me dejaba saber esto, ¿sorprendida? ¿Confundida?, no sabría identificar eso...

-Aurora -me asuste al escucharlo tras de mí, mire a las muchachas y soltaron una risita para luego volver a su trabajo- ¿qué haces aquí?

Me giré para verlo y me miraba confundido

-Nada, ayudaba a la señora Margot y las muchachas con la preparación de la cena mientras buscaba algo para almorzar -el levantó las cejas sorprendido y entró a la cocina-

-Yo le dije que no lo hiciera joven, pero la señorita no hizo caso -habló Margot y Alexander me volteó a ver con una ceja levantada-

- ¿Quieres aprender a cocinar acaso? -pregunto y yo fruncí el ceño-

-Para tu información yo si se cocinar y simplemente quería ayudar estoy aburrida -le respondí-

-Ven, deja eso -dijo el acercándose a mí y tomando mi mano- acompáñame a ir traer mi traje -escuché otras risitas detrás de mí-

-No, ya te dije que estoy ayudando aquí -quite mi mano de la suya, no entendía a donde quería llegar Alexander, esto no me daba confianza-

-No se preocupe por eso, nos puede ayudar en otro momento -dijo entre risitas una de las muchachas-

-Su esposa es muy hermosa y muy gentil Joven -le dijo la otra a Alexander-

-Lo se Mary -se acercó a mí y me abrazo por atrás enrollando sus brazos en mi cintura, me tensé. Ellas me miraron esperando alguna respuesta y yo solo di una pequeña sonrisa algo incomoda-

-Nosotros nos vamos, si nos buscan digan que salimos y regresamos en dos horas -ellas asintieron y los dos salimos de la cocina, al salir aparte su mano de mi cintura y lo mire molesta-

- ¿A qué estás jugando?

-A nada, ¿por qué? ¿Te estás volviendo a confundir Aurora? -pregunto en un tono burlón-

-Gilipollas, que te jodan -con eso me di la vuelta y me dirigía a las escaleras-

- ¿A dónde vas? te dije que íbamos a salir

-Yo no quiero ir, vete solo no soy nada tuyo para acompañarte en todo lo que hagas

El me jalo del brazo un poco fuerte, forcejee un poco para que me soltara, pero fue en vano.

-Tienes razón no eres nada y jamás lo serás, pero desgraciadamente firmamos un contrato en donde dice que serás mi esposa por dos años, así que es tu deber es ir conmigo a donde yo vaya

-Por favor, no me hagas reír ¿en qué siglo vives Alexander?, ay perdón se me olvida que tu solo vives en el pasado -El permaneció en silencio, pero si fuera verdad que las miradas matan, yo ya estuviera tres metros bajo tierra, sentí como agarraba con más fuerza mi brazo-

-Alexander, ya suéltame me estás lastimando -me queje y el me soltó con algo de fuerza haciendo que casi me caiga, pero logre sostenerme con el barandal de las escaleras-

El no dijo nada, solo se dio la vuelta para luego escuchar el portazo que dio al salir, sin darme cuenta las lágrimas se me habían salido de nuevo. Me las seque rápidamente no quería que alguien pasara y me viera así, menos si eran la señora Antonina o el señor Fernando, subí las escaleras y al llegar arriba pude ver como mi padre estaba parado, viéndome fijamente.

- ¿Hace cuánto tiempo estás ahí? -le pregunté-

-Lo vi todo -y eso hizo que mi corazón doliera-

-Viste todo -asentí y reí sarcásticamente mientras se me llenaban de lágrimas los ojos de nuevo y sentía un nudo en la garganta- Y no hiciste nada para defenderme... pero bien ¿qué puedo esperar de la persona que me vendió?

No le dejé hablar, me fui a la habitación y terminé por soltarme en llanto.


Estaba en el pequeño balcón de la habitación, viendo como el sol se escondía, el clima cada vez se ponía más fresco y una pequeña brisa se sentía, ver y sentir eso hacía que me olvidara, aunque sea un poco de lo que sucedía en mi vida.

Estaba tan distraída pensando y viendo hacia la nada que no escuche la puerta abrirse.

-Aurora... -reaccioné cuando escuché la voz de Leonor- Te había buscado por toda la casa y no te encontraba, hasta que le pregunté a Alexander por ti cuando que lo vi entrar y me dijo que estabas seguramente aquí, ya peiné a Julieta y Dana, ahorita ellas se están cambiando para...

Sentí como se sentó a la par mía, solo estaba escuchando lo que decía, no respondía nada, no quería hablar, no quería moverme de donde estaba, ni siquiera quería asistir al cumpleaños de la señora Antonia, me sentía cansada de todo y de todos, solo quería regresar a mi vida de hace unos meses atrás, con mis mejores amigos, en mi departamento, en mi cuarto, cuando estaba tranquila, donde era feliz...

-Aurora... ¿qué tienes? -preguntó ella y pude notar su tono de preocupación- Aurora reacciona, ¿te sientes bien? -ella me tomo de los brazos y me quejé por el dolor que sentí en uno de ellos, ella miró y me volteo a ver asustada- ¿Aurora que te paso en el brazo?

-No es nada -le dije por fin-

- ¿Cómo que no es nada?, te veo un hematoma en el brazo, estás distraída y... ¿estuviste llorando? -sentí como tomó mi cara- ¿qué pasa Aurora? ¿quién te hizo eso?

Sentí como se formaba el nudo en mi garganta de nuevo, no sabía si decirle, si poder confiar en ella, después de todo ella era amiga de Alexander, no la conocía muy bien, ella no me conocía del todo tampoco, si le contaba lo más seguro era que no me creyera.

-No me paso nada Leonor, no me siento bien, me disculpas con la señora Antonia creo que no podré estar en su celebración, si quieres te ayudo a ti, a Dana y Julieta con su maquillaje, pero yo... no bajaré

- ¿Me dirás lo que pasa?, Aurora, puedes confiar en mi... ¿Alexander tiene algo que ver con eso? -miro mi brazo-

-No quiero hablar de eso... no ahora -volteé a verla y ella solo asintió, se acercó a mí y me abrazó, correspondí a ese abrazo, de cierta manera me reconfortó un poco.

-Tenemos una plática pendiente, cuando te sientas lista hablaremos ¿ok? -asentí- vamos adentro, está empezando hacer frío acá y te puedes resfriar-

𝚃𝚞, 𝚢𝚘 𝚢 𝚗𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚘 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚍𝚒𝚘 𝟹𝟼𝟶°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora