Capítulo 26

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10:35 am, escuchaba hablar a Emily pero no entendía lo que decía, mi mente estaba en otro lado y el sueño me estaba ganando.

-Aurora, ¿se siente bien? -pregunto ella preocupada-

-Estoy bien, solo algo desvelada, disculpa por no prestar atención a lo que decías -le dije mientras daba golpecitos en mi cara-

-Debió quedarse en casa y descansar, es un beneficio de los jefes supongo -dijo ella y ambas reímos-

-Y dejarte aquí sola, no podría dejarte todo el trabajo -me levante de mi silla y camine un poco para tratar de despertarme-

- ¿Quiere que le traiga otro café? -negué con mi camisa haciendo una pequeña mueca, ya sería la tercera taza tan solo en la mañana-

-Emily... puedo pedirte algo

-Claro, lo que necesite -respondió ella-

Me la pensé un poco, sé que Emily era muy leal y podía contar con ella, pero no quería que nadie más se enterara de esto, decidí arriesgarme, estoy segura de que con ella podré llegar más a fondo.

-Emily necesito que me busques todos estados de cuenta actuales de mi familia, también si puedes lograr encontrar alguna dirección o nombre de este número de cuenta -le entregue un papel con el número anotado- también te pediré que estés al tanto de las cuentas y de los gastos de mi padre

Ella me miraba atenta, escuchando y prestando atención seriamente a todo lo que decía, la tome de la mano y la mire directamente a los ojos.

-Sobre todo necesito absoluta discreción, no quiero que nadie además de nosotras sepa de esto que estaré haciendo

-Cuente con mi silencio, mi lealtad y mi trabajo honesto, la ayudaré en todo lo que pueda -le agradecí y sin más se fue a su escritorio-

Hoy no había mucho que hacer, así que terminé lo antes posible para revisar cada propiedad a nombre de la familia.

Nada, ni una señal de ese departamento, no había ningún registro, ningún papel, nada, solo sabía que estaba en Florida en un residencial relativamente privilegiado. Estaba tan sumida y estresada revisando cada palabra, cada correo, cada archivo y revisando las cuentas por si había algo que me dijera más que esos simples números, que no noté cuando entro a mi oficina.

- ¿Se puede saber porque no me contestas? -di un pequeño brinco mientras me lleve la mano al pecho del susto- Te he llamado mil veces al puto teléfono y no respondes

- ¿Por qué entras así a mi oficina? -me irritaba solo verlo- estoy trabajando, no estoy de vacaciones, ¿qué quieres? -regrese mi vista a lo estaba haciendo con anterioridad-

-Vine porque tengo información que te puede ayudar con lo que estás buscando -volteé a verlo con el ceño fruncido- pero primero necesito saber qué es lo que en realidad pasa

Me levante y camine frente a mi escritorio recostándome un poco en él, cruzándome de brazos

- ¿Como sé que puedo confiar en ti?

-Porque aún no le digo nada a tu familia de que los estás investigando en absolutamente todo lo que hacen o más bien a tu padre -respondió tranquilamente mientras se acercó para sentarse en una de las sillas que estaban frente a mi escritorio-

No lo quería cerca así que me moví de mi lugar y regresé nuevamente detrás de mi escritorio

- ¿Te sigo poniendo nerviosa? -suspire ya cansada de esto- empezaba a creer eso de que ya no sentías nada por mí, pero por lo visto yo nunca me equivoco, siempre me hago esa pregunta, ¿por qué pensabas que yo me terminaría enamorando de alguien como tú?

Ya me hartó

- ¿Sabes qué? Jódete maldito gilipollas, no me interesa saber lo que supuestamente tienes, lo que sea que vaya a encontrar será por mi cuenta y más te vale que no abras tu maldita boca asquerosa porque ahí SI vas a saber cómo soy de enemiga maldito imbécil, me haces el favor y te largas de aquí

Él se quedó callado, no se esperó esa reacción por lo visto, ninguno quería apartar la mirada hasta que él se levantó y fue directo a la puerta

- Una cosa más, a mi oficina no vuelves a entrar así, aquí vas a esperar como todos los demás lo hacen, tú papel como "mi esposo" -recalque sarcásticamente- no vale y menos me importa porque para lo que a mí respecta no eres nadie en mi vida, aquí eres como el resto, así que a como yo respeto Tú empresa y oficina, te exijo que hagas lo mismo aquí

Estaba de espaldas así que solo noté como apretó un poco la manija y sin más salió de mi oficina, di un gran respiro e intenté calmar mi ira.



Me desperté asustada cuando escuché la puerta principal cerrarse, mire por la ventana y el sol se estaba ocultando, me puse rápidamente lo que usaría.

Me desperté asustada cuando escuché la puerta  principal cerrarse, mire por la ventana y el sol se estaba ocultando, me puse rápidamente lo que usaría

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Me había quedado dormida cuando salí de ducharme, estaba tan cansada que no recordaba tan siquiera haberme acostado en la cama. Cuando termine mi maquillaje, tome las tenazas e hice ondas en las puntas de mi cabello, no tarde mucho, fui por mis tacones, me hecho un poco de perfume, tome mi bolso y salí.

Al salir me topé con Alexander que traía puesto un pantalón de vestir café con una camisa 3/4 blanca y zapatillas del mismo color del pantalón, estaba segura de que recibirá más de alguna mirada esta noche, no solamente por cómo se veía si no por el olor de su colonia, Alexander era alguien que jamás pasaría desapercibido.

Ninguno se dirigió la palabra, todo el trayecto al restaurante fue en silencio, al llegar el joven de recepción nos dirigió a nuestra mesa, no me sorprendió ver a Lyla junto a su padre, traía puesto un vestido rojo ajustado al cuerpo, en cuanto miro Alexander sonrío coqueta.

-Querida, me habían hablado de tu belleza, pero créeme eres mucho más de lo que dicen -agradecí y correspondí al abrazo cordial de saludo- Ailana Hidalgo, un gusto conocerte

-Aurora Harrison, el gusto es mío -volteé a ver a todos y saludé- Buenas noches a todos, lamentamos la tardanza

Jacob Aguilar, Dylan Montez, Henry Ferreira, Annie Torres, Natalie Diaz, Robert Solís,  Ailana Hidalgo, Christian y Lyla Wolf, eran los que nos acompañaban en esta cena.

Mire cómo Lyla se le había pegado y tomado del brazo a Alexander y que este se dejó llevar, sonreí y tome lugar en la mesa, platicando con los demás que estaban en la mesa, poco tiempo después Alexander se sentó a mi lado y Lyla junto a él. Presentía que esta sería una noche larga.

𝚃𝚞, 𝚢𝚘 𝚢 𝚗𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚘 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚍𝚒𝚘 𝟹𝟼𝟶°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora