Capítulo 30

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—Te encontré –fue lo único que dijo cuando me jaloneo y me tiro al piso–

De reojo miré cómo el otro tipo estaba sobre Alexander, de repente sentí como me levantaron bruscamente para sujetarme de los brazos 

—¡Will! ¡Ya vámonos, la tengo!

El me empezó a intentar sacarme de la habitación, yo forcejaba para intentar soltarme, mire como el otro se distrajo y en eso Alexander le dio un golpe que lo aturdió, para luego levantarse y darle otro golpe al que tiraba de mí, este al recibir el golpe me soltó, pero Alexander fue más rápido y le dio otro golpe, me aleje de ellos, estaba en pánico, hasta que la voz Alexander me hizo reaccionar

—¡ENTRA AL BAÑO AURORA! -me grito Alexander tirándome mi teléfono-

Rápidamente lo tome y entré corriendo al baño pero sentí que alguien tiro de mi camisa, di un puñetazo para luego sentir un fuerte dolor, mire que le dieron una patada que lo hizo caer, Alexander me empujó al baño y yo cerré con seguro, temblando desbloquee mi teléfono y marqué a la recepción para que mandaran a los de seguridad pero no contestaban así que decidí llamar de una vez a la policía quienes no tardaron en responder hablé a como pude y expliqué lo que estaba pasando, me dijeron que me mantuviera en la línea que la patrulla ya venía en camino, pero empezaron a golpear la puerta del baño para intentar abrirla, volví a entrar en pánico corrí para meterme a la tina, luego de algunos  golpes más derribaron la puerta y era el mismo a quien le di un puñetazo, lo reconocí por su contextura y por lo que era más alto que el otro, cuando me vio, me tomo de la nuca y me dio un golpe,

—Eso te pasa por meterme un puñetazo perra –me tomó del pelo y empezó arrastrarme–

Aun estando aturdida por el golpe forcejaba y logré darle una patada en la nariz, por lo que me soltó y pude levantarme

—Maldita perra, no aprendes –intento agarrarme, pero tome la lampara que había en la mesa de noche y se la tire a la cabeza eso lo hizo caer-

El grito desgarrador de Alexander me hizo voltear a ver, miré cómo el tipo que tenía encima le había enterrado un puñal, para luego voltearse a mí pero en eso se escucharon como abrieron la puerta del apartamento, yo grité para que supieran donde estábamos, escuché como maldijo y tomó al otro para buscar escapar, pero la policía entró en ese momento y los agarro poniéndole las esposas

Yo corrí hacia Alexander y tomé su rostro en mi mano estaba saliendo mucha sangre de su abdomen

—¡LLAMEN A UNA AMBULANCIA POR FAVOR! –grité desesperada ignorando completamente lo que me habían dicho con anterioridad el oficial- 

—Aurora, ¿estás bien? -dijo el con dificultad y tosiendo un poco intentado sentarse- 

—No te muevas, yo estoy bien 

Hice presión en la herida, los policías me querían apartar de él, pero me resistía, decían que debía calmarme y que la ambulancia estaba en camino, pero los ignoraba, Alexander no paraba de sangrar y sentía que el tiempo era eterno.

Cuando llegaron los paramédicos me alejaron de él y se lo llevaron en una camilla, yo intenté correr detrás de él sin importarme nada, pero una de los paramédicos se me puso en medio.

—Señora, necesitamos que se tranquilice un poco, la llevaremos con el pero necesito que respire, en cuanto lleguemos al hospital usted será revisada  –asentí y salimos de ahí-




Estaba sentada en la sala de espera, con la mano vendada por lo que me la había fracturado, aún estaba temblando del miedo, ya había hablado con los oficiales para contarle lo sucedido, cada qué pasaba alguna enfermera o doctor preguntaba por Alexander pero solo decían que seguía en el quirófano.

De repente escuché la voz de Philip entrando casi corriendo a abrazarme, al sentir el abrazo de mi hermano volví romper en llanto, podía notar su preocupación, al abrir los ojos y levantar la cabeza mire a Leonor quien tenía la misma cara

—¿Estás bien? ¿Estás herida? ¿Por que esa sangre? ¡¿Si estás sangrando porque te tienen acá?! –El empezó a exaltarse-

—Yo estoy bien, solo me fracture la muñeca, la sangre es de Alexander, le... -intente contener las lágrimas, pero no pude- le clavaron un puñal en el abdomen 

—¿Que han dicho sobre él? ¿Cómo está? –pregunto Philip-

—Aún no me dicen nada, ya he preguntado y solo me dicen que está en el quirófano aún –Philip asintió-

—Iré a ver si me dan más información –dijo el mirando entre Leonor y a mi-

—Tranquilo, yo me quedo con ella, la llevaré a que se cambie -el asintió y se fue- Vamos nena, te traje algo de ropa, todo estará bien, esos tipos estarán tras las rejas ya

—Tengo miedo Leonor, a ellos los mandaron a por mi -dije y ella me miro asustada-

—¿Que has dicho? ¿No fue un intento de asalto?

—No, ellos iban por mi, escuché cuando uno de ellos le pregunto al otro si era verdad que yo estaba sola en el departamento, que así sería más fácil llevarme para su jefe -mire la cara de horror de Leonor-

—Tranquila nena, nada de esto volverá a pasar, haremos que esos tipos hablen de quién los mando y no te pasará nada –ella me aseguró abrazándome, mire a una enfermera acercarse a la sala-

—¡Familiares de Alexander Spencer! –me levante rápidamente hacia ella–

—Yo, s-soy su esposa -dije y era raro hacerlo-

—La operación salió muy bien, hemos dilatado por lo que hubo una leve infección en la herida, por suerte no llegó a ninguna arteria y el está fuera de peligro, ya está siendo trasladado a una habitación

—¿Podemos verlo? -preguntó Leonor-

—Me temo que por normas del hospital solo familiares –dijo apenada mirándola, ella asintió tranquila y me entregó un pequeño bolso-

—Para que tomes una ducha y puedas cambiarte -dijo ella con una sonrisa dulce- tranquila, me quedaré a esperar a Philip, por si pregunta por ti yo le diré dónde estás –la abracé y le di las gracias-

Fui con la enfermera, subimos al tercer piso y me llevo a una habitación, al entrar mire a Alexander en la camilla aun dormido, en la habitación estaba otro enfermero tomando anotaciones. 

—Puede estar tranquila, el despertará en cualquier momento –dijo ella amablemente-

—Esto se lo tuvimos que quitar a su esposo al entrar al quirófano -me dijo el otro enfermero de igual manera-

Me entregó una bolsa transparente donde se apreciaba el anillo de bodas, agradecí y sin más ellos salieron dejándome sola con él, dejé a un lado la bolsita transparente y el bolso que me entregó Leonor y me senté en sillón que estaba al lado de la camilla. 

𝚃𝚞, 𝚢𝚘 𝚢 𝚗𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚘 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚍𝚒𝚘 𝟹𝟼𝟶°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora