Capítulo 29

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Llegue al departamento, me quede en la puerta buscando las llaves cuando escuché unos pasos acercándose a mí, sentí su colonia y eso que estábamos como a un metro de distancia.

—¿Olvidaste tus llaves? -dijo en cuanto llegó a mi lado, simplemente negué con la cabeza-

Dejo unas bolsas que traía al suelo y abrió la puerta del departamento, entre y una vez que el pasara cerré la puerta, al parecer fue al supermercado.

—¿Necesitas ayuda con guardar todo eso? -pregunté quedándome en el marco de la puerta de la cocina-

—No, está bien... -iba a decir algo más, pero empezó a toser algo fuerte así que le pase un vaso de agua rápido- gracias

— ¿Te sientes bien? -el asintió y terminó de guardar todo en la alacena- 

—Solo compré algunas cosas, pero aún falta por comprar la mayoría, ¿será que puedas ir entre la semana?, usa la tarjeta que te di -y con eso volvió a toser-

—Tranquilo, yo me encargo -empezaba a preocuparme por él, se miraba algo pálido- ¿estás seguro de que te sientes bien?

—Lo estoy, solo es un resfriado la temperatura está más fría últimamente y no me he abrigado lo suficiente -asentí no muy convencida y en eso mi teléfono sonó anunciado una llamada-

Salí de la cocina buscando mi bolso, cuando lo encontré saqué mi teléfono y vi que era mi padre, lo cual era muy raro, hace días no me llamaba o más bien semanas, decidí no contestarle, mire que Liam me había mando unos mensajes de si había llegado bien, así que le respondí.

—¿Ahora no contestas? -escuché la voz de Alexander a mis espaldas- podría ser importante -dijo el sentándose en el sillón de la sala encendiendo el televisor-

—Estoy segura de que no lo es, era mi padre -le respondí, era raro tener una plática con Alexander, por lo general ninguno se hablaba o más bien nos evitábamos y si cruzábamos alguna palabra estábamos como perros y gatos-

—Deberías contestarle, a lo mejor es importante, tal vez sea algo de tu madre

—¿sabes algo que yo no? -el negó frunciendo el ceño ligeramente-

—Solo decía... dime Aurora ¿qué tanto hablaron tú y Foster? Digo porque sé que salieron -el volteó a verme directamente a los ojos-

—¿Estás vigilando cada paso que doy? -pregunté asombrada-

—No me cambies el tema, ¿Por qué carajos saliste con él?

Y ahí estábamos iniciando otra pelea.

—Porque es mi amigo Alexander, no hicimos nada malo

—¿Por qué no me lo dijiste?

—¿Cómo porque tendría que decirte cada cosa que haga? Tú no eres mi padre para hacerlo

—Estás casada conmigo, recuérdalo

—Obligada, ¿enserio quieres volver a discutir sobre este estúpido matrimonio?

—No quiero que salgas con Foster otra vez, ¿entendiste?

—Ya te lo he dicho millones de veces, no eres quien para decirme que hacer, y te aconsejo algo, se profesional y deja afuera las cosas personales del trabajo

—¿Qué quieres decir?

—Lo que está pasando en tu empresa que ni siquiera ves el trabajo de tus empleados que se matan la cabeza tratándote de dar el trabajo perfecto que le pides

—Ya entiendo, ya te fue a llorar y a decirte que lo trato mal, es un malagradecido

—Te equivocas, a pesar de que eres un imbécil también con tus trabajadores lo único que Liam hizo fue hablar bien de ti

—Vaya perfecto, ¿esperas a que crea eso?... -él iba a decir otra cosa, pero empezó a toser, pero esta vez peor, tomó el vaso de agua que dejó en la mesita, se levantó y subió a donde supongo su habitación-

Respire profundo intentando calmarme, fui a la cocina para buscar un vaso de leche y mire una bolsa con el logo de una pastelería, mire lo que había dentro, pero solo había una cajita con un moño rojo, seguro Alexander lo había comprado para alguna de sus... mejor busco mi vaso de leche.

Salí con unas galletas y me quede viendo una película, cuando esta termino ya eran las 12:33 am, subí a mi habitación y me cambié a mi pijama, realice mi rutina de noche como era costumbre y me metí a la cama.


Desperté por un ruido fuerte, me levante rápido para ver de qué se trataba, escuché algunas voces, mire mi reloj y eran las 2:49 de la madrugada, abrí lentamente la puerta y salí al pasillo, giré la cabeza en dirección a la puerta de Alexander y noté que estaba abierta, estaba todo oscuro, pero pude ver la silueta agachada de Alexander al borde las escaleras.

—¿Que sucede? —pregunté asustada—

El dio un pequeño brinco y se levantó rápidamente tapándome la boca, me tomó de la cintura y me llevo al cuarto cerrando la puerta con seguro lo más silencioso que podía.

—No hables, tenemos que llamar a la policía —me susurró, no entendía que pasaba—

Se escuchó como si subieran las escaleras, está claro que no estábamos solos

—¿Estás seguro de que está sola aquí? –se escuchó una voz gruesa desconocida–

—Claro, no estaba el auto del otro, será fácil tomarla y llevársela al jefe –respondió otra voz desconocida–

Empecé a hiperventilar, miré a Alexander, el me colocó su mano de nuevo en mi boca y nos metió al baño.

—¿Que está pasando Alexander? —dije al borde de las lágrimas- 

—No lo sé, necesitamos llamar a la policía, mi teléfono quedo en mi habitación ya no puedo ir por él, ¿el tuyo donde quedo?

—Está en la mesa de noche, junto a mi cama -susurré a punto de entrar en pánico, el asintió-

—Voy a salir por él, ya regreso -él estaba por salir, pero lo tome del brazo-

—No me vayas a dejar aquí, por favor -le dije temblando de miedo-

—No lo haré, no dejaré que te pase nada, espérame aquí, no tardaré -dijo sin más y salió cerrando la puerta-

No pasó ni un segundo cuando se escuchó que abrieron la puerta con un fuerte golpe

—¿No que estaba sola imbécil? –se escuchó que dijeron–

Luego de eso escuché la voz de Alexander, pero no logré comprender lo que dijo, escuché como empezaron a dar golpes, no sabía que hacer, estaba paralizada.

—¡DEJA! ¡Yo puedo con él, tú búscala y sácala!

No pasó mucho tiempo cuando escuché como se rompía algo, al mismo tiempo que abrieron la puerta del baño, pude ver al hombre frente a mí, tenía su rostro tapado con un pasamontaña.

—Te encontré

𝚃𝚞, 𝚢𝚘 𝚢 𝚗𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚘 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚍𝚒𝚘 𝟹𝟼𝟶°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora