Se ajustó el pañuelo que llevaba al cuello, cada mañana hacía más frío mientras esperaba el colectivo. Su hermano se movía inquieto para todos lados, en un intento de entrar en calor.
-Mirá -le dijo de pronto Felipe, trayendo una florcita que acababa de arrancar de la planta de una casa. Iba a retarlo, pero el gesto le pareció tierno y ella agarró la flor y le agradeció.
Como el colectivo parecía que iba a tardar un poco, Gloria consultó en su celular si había alguna noticia en el diario local. A veces solían anunciar si pasaba algo en la ruta, o si había paro de transporte o si los colectivos estaban atrasados. Como no encontró nada, siguió mirando a la calle prácticamente desierta, en la que pasaba algún que otro auto pero ninguna novedad del colectivo.
Aburrida, le tomó una foto a la florcita que su hermano acababa de regalarle, antes de guardarla con cuidado en su bolso. Decidió subirla a su instagram, ya que solo tenía la foto de un gato random encontrado por internet y nada más. Después de la aparición de su madre, había evitado subir cualquier foto donde estuviera Felipe o ella, pero esto era una simple flor y en nada ayudaría a su madre para tener alguna información sobre ellos. En el epígrafe solo puso "Regalito" y un emoji de corazón.
-Ahí viene -anunció Felipe y ambos pararon y subieron al colectivo.
Después de despedirse de su hermano, como siempre Gloria continuó su camino hasta Ezeiza. Ahí era el único momento, corto por cierto, en el que podía viajar sentada, ya que el colectivo siempre iba llenísimo de gente pero cuando paraba en dos escuelas se descomprimía un poco y ella podía encontrar algún asiento libre.
Sentía mucho sueño y algo de frío, así que para evitar dormirse y pasarse de largo de su parada, agarró el celular otra vez para mirar un meme o leer alguna noticia importante.
El sueño y el frío se desvanecieron al ver la notificación de Instagram.
-Así que a lioscaloni le gusta mi foto -comentó en voz alta, con una gran sonrisa.
Ese hombre iba a matarla con esos gestos.
Cuando llegó al predio de la AFA y bajó del colectivo, se dio cuenta que tenía ambos cordones de las zapatillas desatados. Se inclinó para atarlos y escuchó que un auto se acercaba con la música alta.
"Gloria" de Laura Branigan sonaba a todo volumen en el auto de Scaloni que frenó a su lado. Ella se puso de pie.
-Buen día Glorita -dijo él casi en una carcajada, seguramente riéndose de su propia "broma" si se podía llamarla así-. ¿Viste cómo escucho buena música?
Gloria no tuvo más remedio que reírse por semejante ridiculez.
-Odio esa canción con toda mi alma -respondió seria, con las manos en la cintura, mirándolo fijo.
Él hizo un gesto de inocencia abriendo grande los ojos y soltando el volante.
-¿Pero eso por qué? ¡Si te nombra a vos!
-¡Justamente por eso! ¿Sabés las veces que me han cargado con esa canción o diciéndome Gloria Estefan?
Lionel soltó una carcajada limpia, más fuerte que la música que sonaba en su coche.
-Ahora ya sé de qué maneras molestarte, Gloria Estefan.
-Qué lindos van a ser los escobazos que te voy a dar entonces.
Él pareció sorprendido por la respuesta y ella, la verdad que también. De la nada era muy fácil seguirle una broma y no se sentía fuera de lugar o desubicado.
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Amor y Gloria
Roman d'amourGloria, una chica muy trabajadora, consigue un puesto como empleada de limpieza en la AFA y allí conoce al nuevo DT de la Selección, Lionel Scaloni.