Capitulo 14: Sin sentido

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Advertencia: este capitulo contiene escenas de violencia física y verbal, como sé que hay menores de edad que leen esto y yo soy una adulta responsable (ponele) si tienen inconveniente en leer algo así se lo pueden saltear y me piden un resumen y se los dejo en un comentario. 


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Después de pasar todo el día caminando por ahí para calmarse y ver qué hacer con su vida, Gloria regresó. Cuando entró a su casa la televisión estaba prendida en la cocina, pero nadie la veía. Felipe estaba en la pieza, sentado en la cama, escribiendo algo en su carpeta, con el libro de geografía abierto a su lado.

Gloria dejó caer su bolso al suelo y se paró en la puerta de la pieza, mirándolo. Podía sentir cómo la rabia y el enojo se le subían a la cabeza, pero tenía que mantenerse fría hasta comprobar si realmente su hermano se había robado ese maldito celular.

-Ah, hola Glo -él la saludó, mirándola apenas y volviendo a su carpeta.

-¿Dónde está el teléfono? -su voz salió plana, sin ninguna emoción. Felipe dejó de escribir por un instante, ella lo vio tragando saliva y volviendo a escribir.

-¿Qué teléfono?

Caminó dos pasos, se paró frente a él.

-Felipe.

El chico levantó la mirada. Ella lo conocía demasiado bien para darse cuenta de todo: nervios, miedo, desesperación, el pánico de ser atrapado.

-¿Qué te pasa, loca? -empezó a decir él, a la defensiva-. ¿De qué me estás habl...?

-¡No te hagás el pelotudo!

Gloria manoteó un almohadón que estaba sobre la silla donde ella doblaba su ropa, y golpeó a su hermano en la cabeza.

-¡Hijo de puta! ¡¿Qué hiciste?!

-¡Pará loca de mierda qué te pasa! -el chico intentó cubrirse la cabeza con los brazos, pero Gloria ya estaba sobre él en la cama, y le dio un cachetazo en la cara con toda la fuerza de su mano.

Felipe la miró impactado por un segundo, e intentó levantar una mano para devolverle el golpe a su hermana, pero Gloria lo sujetó con fuerza y volvió a pegarle, esta vez en la otra mejilla.

-¡Pendejo de mierda me echaron por tu culpa! ¡Me echaron! -le dio otro golpe, esta vez en la cabeza, y Felipe se tapó con las manos.

-¡Pará! ¡No sé de qué hablás! ¡Yo no hice nada!

-¡No te hagas el pelotudo conmigo, estás en todas las cámaras de seguridad! ¡Te robaste un teléfono, chorro de mierda, y me echaron por tu culpa! ¡Decíme de qué vamos a vivir ahora! ¡No pensás las cosas antes de hacerlas, basura!

Felipe quiso ponerse de pie, pero su hermana le dio un empujón, haciéndolo caer en la cama otra vez, y quien se puso de pie fue ella.

-Sos un hijo de puta, bien hijo de puta como la puta de mierda que te parió. Decime qué carajo necesitabas para tener que llegar a eso. ¡Y no me digas que es la primera vez que lo hacés, porque fuiste muy rápido! ¡Perdiste todo, pelotudo, todo! Y me cagaste a mí, a mí, a tu hermana, ¿cómo podés ser tan basura, pendejo del orto?

Agarró el almohadón otra vez y se lo volvió a dar por la cabeza.

-Pará Gloria, yo te puedo explicar, ¡pará!

-No me expliques nada, sos una porqueria, tendría que haberte dejado tirado en la mierda como te dejó la trola de tu madre, y que te coman los perros, pero no, la pelotuda te crió, te dio de comer, te hace estudiar, y vos el día...El único día que tuviste oportunidad de salir de esta cloaca vos vas y la cagás así, robándote un teléfono como si fueras un paquero de mierda de acá, ¿para qué? ¡Decime para qué!

Amor y GloriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora