Capitulo 5: Revelación

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Gloria ya llevaba siete meses trabajando en la AFA. Estaba contenta, aunque su trabajo era el mismo de siempre: levantarse a las 6, despertar y pelear con su hermano, correr al colectivo, trabajar, volver a las 8 de la noche, cocinar para el otro día, dormir. Y todo así, todos los días. Lo bueno de este trabajo es que tenía los domingos libres, los feriados le pagan un extra, y lo mejor de todo: por primera vez, tuvo vacaciones. Fueron 15 días en enero que usó para...trabajar, por supuesto. En una casa quinta en la loma del traste. Pero se hizo unos buenos ahorros para tener en caso de necesidad, y comprarse algo de ropa y un celular nuevo al que todavía no entendía muy bien.

Esas cosas la desesperaban, ser todavía una chica joven y estar tan desconectada del mundo. No entendía cómo usar un celular, cómo usar una computadora, no sabía nada de inglés, ni de moda, tenía alguna que otra cana, tenía las manos hechas pelota por el cloro y el detergente, tenía algunos kilos de más, no tenía amigas y tampoco tenía ni tuvo novio porque, ¿cuándo? Si apenas tenía tiempo para respirar.

Trabajar ocupaba toda su mente y su tiempo, pero cuando tenía un rato de tranquilidad no podía evitar pensar que estaba fracasando en la vida y también con su hermano, la única persona que tenía en el mundo.

-Bueno, basta de pensar pelotudeces -se dijo poniéndose de pie, suspirando, y agarrando el trapo de piso-. Hay que seguir.

Retorció el trapo y continuó lavando el piso de un inmenso salón. Escuchó, a lo lejos, un cierto revuelo de voces o gritos, pero no le dio importancia. En el tiempo que llevaba ahí, se había acostumbrado a escuchar discusiones y discusiones. El único al que nunca escuchó discutir era a...

-Basta Gloria con eso -se dijo, cortando todo tren de pensamiento.

Claro, el único era Scaloni, pero Gloria ya estaba un poco harta de pensar en cualquier cosa y terminar en la misma persona.

Ella ya sabía cómo venía la mano: por supuesto que le gustaba Scaloni. A lo largo de su vida le habían gustado muchos, pero ahí quedó el asunto. Siempre fueron hombres que jamás se enteraron no que ella tenía sentimientos sino que directamente jamás se enteraron que ella existía. Un ejemplo, Maxi. Era hijo de una de sus empleadoras. Por cinco años trabajó en esa casa viendo a ese muchacho todos los días y él jamás supo que ella estaba ahí. Y también Juan, un vecino muy simpático que obviamente tenía novia. Y Jere, el jardinero de la casa más lujosa en la que Gloria trabajó. Jere estaba interesado en ella, pero Gloria nunca pudo decirle "dale, nos vemos tal día a tal hora" porque ella nunca tuvo tiempo disponible para decidir algo así.

Así que ya sabía que Scaloni le gustaba. Bueno, a quién no.

El tipo era bastante desconocido para todo el mundo, pero en cuanto tuviera una oportunidad de ser un poco famoso, ahí todos estarían encantados con él. Así que...¿qué oportunidad podía tener ella?

Retorció con más fuerza que nunca el trapo de piso.

-Nunca voy a ser feliz. Nací meada por un elefante.

Pero era su culpa. Ella era la tonta que se metía en esas. Ante algún simple gesto de simpatía, ya se armaba toda la película en su cabeza. Scaloni tenía la particularidad de que era una persona muy importante pero que había registrado que ella trabajaba allí entonces todos lo días la saludaba cuando entraba y cuando se iba, y cuando necesitaba algo le pedia las cosas "por favor" y no le daba órdenes como si ella fuera su perro. Era lo normal, mejor dicho lo lógico y moralmente esperable de una persona para con sus empleados, pero Gloria se decía que era una boluda total por andar creyendo que eso era igual a un "gusta de mí".

-"Gusta de mí". Qué infantil, Gloria. Ni que estuvieras en la escuela primaria -dijo, otra vez hablando sola, empujando el balde agua con un pie, pero con ganas de pegarle una patada.

Amor y GloriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora