Capitulo 21: Nada

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Abril de 2021


Gloria Gómez era una persona tranquila.

Los años de niña pobre y malquerida la habían hecho sumisa, condición ideal para el trabajo que tuvo en su adolescencia y juventud. Siempre con pocas palabras, obedeciendo con la cabeza gacha mirando los pisos por barrer, y sólo subiéndola para ver los techos por limpiar.

Así como la hicieron resignada, todos esos años también la hicieron orgullosa. Paradójico, sí, pero hasta el más indigente tiene su orgullo. Aprendió a defender ese orgullo y su dignidad hasta con los dientes si era necesario, porque eran lo único que poseía.

Nadie iba a tomarla de boluda. Ni en el trabajo, ni en la vida, ni en los sentimientos.

Pero hubo una vez en la que Gloria Gómez decidió despedirse de ese orgullo. La razón fue porque, así como tenía alguna que otra cualidad, también tenía defectos, y era una virtud reconocerlos.

Y tenía que reconocer que con Lionel Scaloni la había cagado.

Había perdido...lo que fuera que tuviesen, algo bueno, sólo porque ella no supo controlarse. No sólo no controló sus gritos y confesiones en la cocina, sino que nunca pudo controlar a su cabeza. Su mente la enredó en un juego que ella misma se creó y que, días después de lo sucedido, pudo ver claramente: todo estaba dentro de ella, pensó cualquier cosa porque alguien la trató bien, la ayudó, y sí, era lindo también y se enamoró. Pero Lionel nunca le dijo nada de manera clara y mientras él no lo dijera Gloria no tenía derecho a reclamar. Cualquier gesto que hubo de parte de él pudo haberse interpretado de una u otra manera, y fue ella la que erró y pensó todo equivocado. Él tenía una familia, un matrimonio que cuidar con una mujer que quería y de vez en cuando ayudaba o se reía con Gloria. Si ella entendió mal no era culpa de él. Y tampoco merecía que ella lo tratara como lo trató.

Quizás Lionel sí sentía algo, pero era cobarde. O quizás no, y ella no tenía porqué obligarlo.

Así que supo que tenía que volver a ser la sumisa calladita la boca, y por eso estaba dispuesta a pedir perdón. Para ver si de alguna manera podía rescatar algo. Y también porque no quería que todo se acabara así, porque lo necesitaba a Lionel y mucho, y si tenía que vivir con trocitos de amistad lo haría.

Lo intentó una vez y salió mal, pero volvería a hacerlo. Así de grande era su amor.

Será por eso que una tarde fresca y gris de abril estaba llorando un poco con la mirada fija en la pared verde del Club Italiano.

Esperaba que la profesora de inglés llegara, aunque ya iba diez minutos atrasada. En el mes que llevaba estudiando el secundario, había descubierto que no era muy capaz ni inteligente. Bueno, eso ya lo suponía, lo que no supuso era en qué nivel de ignorancia estaba. No entendía nada, le costaba sentarse y leer y comprender algo para resolver un par de preguntas, y matemáticas e inglés estaban siendo una pesadilla. Había resuelto ir a las clases de apoyo en el club y mientras esperaba que alguien llegara, el celular vibró, moviéndose sobre la mesa plástica ante la que ella estaba sentada.

Era un celular nuevo, no porque ella hubiera querido cambiarlo para sentirse más moderna, sino porque al otro se lo habían robado. Fue la mañana del 24 de diciembre, sí, excelente manera de pasar la Navidad.

Iba en el colectivo cuando alguien se lo robó de la mochila, de camino a su "trabajo temporal" que hizo durante los veinte días de vacaciones que la AFA le dio. Clara, su ayudante, estaba embarazada y renunció al trabajo en el predio para poner una verdulería junto a su pareja. Vivían cerca de Ezeiza y necesitaban alguien que atendiera el negocio por la mañana al menos hasta que Clara se recuperara de los vómitos y náuseas de los primeros meses. Gloria aceptó porque nunca vienen mal unos pesos de más pero esa Nochebuena la pasó mal pensando en que lo que iba a ganar en la verdulería tenía que gastarlo en un teléfono nuevo.

Amor y GloriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora