Este capítulo está dedicado a las chicas de la Operación Pastafrola
***
"Dejame en paz. No te quiero ver, estás muerto para mí."
Hubo un silencio que no fue interrumpido por nada, ni siquiera por cualquier ruido de esa calle de tierra cruzada por otra de dudoso asfalto en la que siempre transitaban todo tipo de vehículos y personas. La tarde pareció haberse quedado suspendida en el aire que dejó aquella frase.
Sus propias palabras retumbaron como un eco en su cabeza.
Nunca se creyó con el valor y la crueldad necesarios para pronunciar algo tan hiriente como aquello, y por un instante se sintió fuerte por lograr expulsar ese veneno, pero enseguida se arrepintió cuando vio el dolor que acababa de causar.
Lionel la miraba boquiabierto, con las manos inusualmente quietas, y su mirada que siempre la quemaba estaba nublada de tristeza. Ella no sabía porqué él estaba ahí, tampoco sabía si quería que la dejara tranquila o escuchar lo que tenía para decirle. Sólo sabía que sus palabras fueron fulminantes, demostrando todo el enojo que sentía por él, lastimándolo con eso y con su negativa a atenderle el teléfono.
Se sintió culpable, victimaria en una situación que quizá no ameritaba tanto odio arrojado a la cara de quien amaba con locura.
Quiso pedirle perdón pero no encontró la manera, así que dio media vuelta y salió caminando por la vereda despareja, en un vano intento por desaparecer para no tener que enfrentarse a nada.
-Pará -la voz y una mano firmes se asentaron en uno de sus brazos, pero sosteniéndola con suavidad-. Gloria, por favor.
Ella se detuvo, levantó los ojos. Un escalofrío le recorrió la columna cuando lo miró a la cara. Había súplica, dolor, arrepentimiento.
Sin embargo, tenía que aprender a ponerse primero. Ella sabía que si cedía por un instante, se volvería totalmente débil delante de él y no quería eso. Ya no más.
Desvió la mirada, la posó en el vehículo de Lionel y lo señaló con un dedo.
-Te lo van a robar a ese auto si lo dejás ahí -dijo con una voz plana.
-Me chupa un huevo el auto, Gloria, por favor necesito hablar con vos -se paró delante de ella, aún tocando su brazo, y se inclinó para que ella lo mirara pero Gloria puso sus ojos en la pared de ladrillos de la casa contigua y se cruzó de brazos, para que él ya no la tocara.
-Gloria, por favor.
Otra vez esa súplica, ese pedido desesperado. Ella tragó saliva con dificultad.
-¿Qué estás haciendo acá? -trató de que su pregunta sonara lo más fría y desinteresada posible.
-No me respondiste ni una llamada ni un mensaje, y me bloqueaste de todos lados -no había reclamo, sólo una explicación dolorosa.
-Por algo debe ser, ¿no? -esta vez lo miró, levantó el mentón, torció los labios-. Te dije que no te quiero ver, así que dejame irme a mi casa.
Intentó apartarlo para que saliera de su camino, pero él no se movió.
-Gloria, por favor, tenemos que hablar.
-Yo no tengo nada que hablar con vos. Basta.
-Bueno entonces por lo menos escuchame.
-No tengo ganas, salí de acá -comenzó a caminar, él la siguió.
-Pero...
-No me interesaaaa -Gloria simuló taparse las orejas con las manos.
ESTÁS LEYENDO
Amor y Gloria
Roman d'amourGloria, una chica muy trabajadora, consigue un puesto como empleada de limpieza en la AFA y allí conoce al nuevo DT de la Selección, Lionel Scaloni.