Capítulo 38

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NARRACIÓN NORMAL

Unos minutos antes...

-Pero si el centro comercial está cerrado por obras.

Umiko miraba a todas partes para intentar dar con Nara pero no lo conseguía, estaba vacío, así que cogió el teléfono y la llamó.

El politono de Barbie que su mejor amiga le había puesto a sus llamadas comenzó a escucharse dentro.

-¿Qué mierda hace ahí?

Empezó a caminar hacia la entrada que estaba entreabierta.

-¿Nara?

Pero nadie respondía.

-Esto es muy raro.

De pronto, se escuchó un ruido metálico que venía de dentro que la alarmó.

-Como te hayas muerto te mato- entró con cuidado empujando la puerta para tener más espacio.

Al entrar no se veía nada todo estaba oscuro, pero empezó a caminar hasta que la vista se le acostumbrara.

-¿NARA?

A la pequeña Matsuno no le estaba gustando la situación y se detuvo para echar un último vistazo antes de irse.

-Esto no huele bien- se dio la vuelta y empezó a ver en negro, la habían puesto una bolsa en la cabeza.

La cogieron en el aire e intentó zafarse moviéndose frenéticamente.

-¡NO LA SUELTES!

Cuatro brazos más la agarraron y una mano terminó tocándole un pecho.

-Pues está buena- rieron.

Más manos la tocaron a propósito para divertirse mientras ella aterrada, gritaba desesperada por soltarse.

-Dejadla en el suelo.

Empezaron a bajarla para que fuera más fácil detener sus extremidades.

-Escuchad cómo grita jajaja.

-No la apretéis tanto que quiero tocarle el culo.

Intentando girarla de lado descuidaron la pierna que le estaban alzando y al estar cerca de ellos dio un rodillazo que impactó en el estómago del que estaba a sus pies, y una patada en la barbilla al que estaba a su lado. Y tuvieron que tirarse encima para frenarla.

-ESTÁTE TRANQUILA NO VAMOS A HACER NADA.

La ansiedad la estaba abrumando hasta provocarle un nudo en la garganta -¡AHHHHHHHHHHH!

-PERO NO LE GRITES.

-ES QUE NO ESTÁ QUIETA.

-QUE NO TE VAMOS A HACER NADA ¡TE LO JURO!

Umiko empezó a llorar agotada, sintiendo su cuerpo agarrotado cuando le dieron una patada en el estómago.

-¡PARA!- lo empujaron.

-Puta- escupió enfadado el que había recibido el rodillazo.

-Soltadla.

Empezaron a aflojar el agarre.

-Ahora te vamos a atar por seguridad.

Intentó escapar una vez más al escuchar eso y volvieron a tumbarse encima de sus piernas juntando sus brazos.

-¡RÁPIDO!

Notó un agarre fuerte de una fina cuerda en sus muñecas, y cuanto más se movía más le dolía, por lo que se rindió para intentar calmarse. Tenía que creerse que no le iban a hacer nada para poder respirar sin ahogarse con el exceso de saliva que su llanto estaba provocando.

AROMA DE COLOR CIAN - DRAKENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora