Capítulo 2

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-¿Qué haces tú aquí? Dijiste que no podías venir porque tenías que cuidar a tus hermanas- le preguntó Draken un poco alterado al no entender la situación.

Justo cuando Mitsuya iba a contestarle Chifuyu habló -¿Te ha vuelto a necesitar?- le preguntó mientras entraba en su casa y los demás iban pasando tras él.

-Sí, necesitaba que le echase una mano- el rubio hizo contacto visual con él para que siguiera hablando y éste entendió a la primera qué era lo que el mellizo quería saber -tranquilo, está bien- esbozó una sonrisa y Chifuyu relajó la expresión de su cara.

-Te está robando camisetas y pantalones para los demás- avisó al percatarse de que todos estaban esperando la presencia de la chica. Mitsuya miró a Draken y le respondió a lo que anteriormente le había preguntado -estaba cuidando a mis hermanas cuando Umiko me llamó, así que la invité a que viniera a casa para ayudarla. Justo cuando Baji la llamó estaba a punto de traerla porque mi madre ya había llegado. Así que cogí algunas mantas y futones para traer porque no tenían suficientes, y me uní a la fiesta.

Smiley, quien evitaba el tema, no dejaba de preguntarse qué era lo que olía tan bien. A la vez que observaba todo el interior de la casa.

-¿Umiko es la hermana?

-Sí, soy yo- le contestó una voz femenina a Peyan.

Todos los ojos se dirigieron a la entrada del pasillo, una chica rubia de flequillo y pelo largo estaba frente a ellos con varias prendas en las manos. Los que no la conocían no dijeron nada, estaban impresionados. Estos mellizos eran más parecidos que los gemelos, salvo el cuerpo, que permanecía tapado por una camiseta que a juzgar por dónde le llegaba (a medio muslo) no era suya. A pesar de eso, los cuatro desconocidos se fijaron inconscientemente en sus piernas por el comentario del ascensor, y eran realmente bonitas, estaban firmes y se notaba que hacía ejercicio.

Mitsuya se acercó a ella para cargar con las prendas. Ella se las dio con una sonrisa amable y fue directa a abrazar a su hermano e inspeccionar su estado.

Angry y Smiley, quienes estaban inmóviles analizando la situación se miraron mutuamente y el pequeño le susurró -hasta sonríen igual- el mayor solo pudo afirmar moviendo la cabeza. Ambos estaban perplejos. Los Matsuno se separaron y Chifuyu le dio un beso en la frente mientras Baji y Kazutora estaban detrás de él asustados. Todos observaban la escena en silencio cuando Umiko se acercó a ellos. Se cruzó de brazos y esperó a que dieran el primer paso, y después de unos intensos segundos de incómoda escena, Baji sacó del bolsillo del uniforme un goma color cian, como el de sus ojos. Estiró la mano y cabizbajo espero a que ella la cogiera. Sin más la agarró después de que se disculpara por robársela. Ésta miró entonces a Kazutora, quien sin decir nada se acercó a ella haciendo puchero como si le hubiesen regañado, esperando a que como siempre, ella lo abrazara. La rubia intentó fulminarlo con la mirada, pero al final siempre lo acababa perdonando, lo quería demasiado. Así que le sonrió y dio un brinco para abrazarlo fuertemente como si llevaran tiempo sin verse. Cuando se separaron se acercó al pelinegro y lo besó en la mejilla, y él no dudó en abrazarla también.

La melliza volvió a dirigirse a los chicos -Mitsuya me ha dicho vuestras tallas, por lo que vais a dormir con lo que he traído. Tenemos dos baños, así que mientras dos se duchan los demás cenareis en la sala de estar y os iréis turnando. Dejareis los uniformes en el cesto de la ropa y así estarán limpios y secos para mañana. Los que se vayan duchando os acercareis a mí para curar las heridas que tengáis, ya que no se puede curar una herida que esté sucia- nada más acabar la explicación Mitsuya fue dando las diferentes prendas a los chicos, mientras Chifuyu los iba guiando a la sala e indicaba dónde estaban los baños.

AROMA DE COLOR CIAN - DRAKENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora