Tras una dura pelea de pandillas en la que Chifuyu acabó mal, la Toman conoce a su melliza. Draken tendrá que responsabilizarse por el estado del vicecapitán de la primera división y pagar su deuda con Umiko, por la que empezará a desarrollar un ext...
Se quitó de encima y se tumbó al lado, poniendo el brazo en la frente y mirando al techo.
-Lo siento.
¿Lo siento?
Suspiró rendido, y algo me decía que lo hacía por respetar la voluntad de mi hermano. Era noble de su parte, pero me jodía bastante.
Me giré hacia su lado y me acerqué a él, abrazando su brazo como si fuera un peluche y dándole un beso en la mejilla -buenas noches, no te preocupes- me acurruqué, pero lo que no me esperaba era que me quitara el brazo para que lo soltara. Poniéndolo bajo el arco de mi cuello y rodeándome con el otro por encima, dejándome pegada a su pecho cuando se puso de costado.
Me dio un beso en la frente y me quedé mirando a su nuez, lo que tenía delante -buenas noches, pequeña.
-En la cama soy más alta- susurré. Lo abracé para dormir.
-Shh, siempre serás pequeña.
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Fue Chifuyu el que nos despertó, un poco desorientado y sin entender qué hacíamos durmiendo juntos, pero se lo explicamos y solucionamos sus dudas. Después de desayunar y de despedirnos de Draken, Chifuyu llamó a un señor para que arreglara la ventana y que nuestra madre no se enterase, y durante las siguientes horas yo me preparaba mentalmente para ir a por mi rubio.
-¿Hoy has quedado?
-No, ¿tú sí?
-Sí, vamos al santuario, y tú te vienes.
-¿Yo?
-No vas a estar sola. Prepárate, es el cumpleaños de Muto.
-¿Vais a estar todos?
-Claro.
Ya era por la tarde, las horas se me habían pasado volando y yo seguía sin saber qué ponerme.
Las trenzas le gustan, eso está claro. Peinado decidido.
-¿Sigues en pijama?
Me di la vuelta para ver a Baji -¿cuándo has llegado?
-Hace un rato, ¿te ayudo?
-¿A vestirme? No gracias.
-Con que se ha quedado a dormir- se cruzó e brazos apoyándose en el marco de la puerta. No respondí, porque sabía por dónde iría -ve de rosa.
¿Rosa?
Miré las prendas que tenía de ese color, pero no me decidía.
