Capítulo 14

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NARRA DRAKEN

Después de la reunión me quedé con algunos chicos en el santuario.

-Hay que ser un gran hijo de puta, pero si encima soy fundador, ¿cómo se atreven a poner en duda mi lealtad?- el pelinegro escupía las pipas con asco.

-No podemos hacer otra cosa- los presentes miraron a Takemichi -o sea, sí podemos hacer otra cosa, pero no es una opción- aclaró.

-Exacto.

-No van a ganar- Smiley apretaba los puños con una marcada vena en la frente.

-¡Vamos a salvar a la Toman!

Mientras todos intentaban relajarse gritando e insultando al aire yo no le quitaba el ojo de encima a Mikey, estaba bastante inquieto, y no era para menos.

Esta semana una pandilla nos había amenazado con quitarnos a algunos de nuestros oficiales porque los querían. Y solo teníamos dos opciones; aceptar la propuesta y que nuestros amigos se vieran obligados a abandonarnos, o luchar contra ellos y demostrarles que no nos los podían quitar. Obviamente decidimos la segunda, somos una familia y tenemos que protegernos.

Desgraciadamente el problema era más grande. Antes de la reunión con ellos, Mikey y yo habíamos quedado con los otros líderes, y después de estar media hora debatiendo y aclarando las diferencias y las normas del enfrentamiento, se había acordado que los presidentes no iban a participar. Y por eso yo sería la máxima deidad de la Toman ese día.

Todo había comenzado en una pelea de hacía unos meses, cuando un grupo de chicos atacó a algunos miembros de la cuarta división por diversión. Los gemelos nos dieron el parte en cuanto los llamaron para avisarles de lo sucedido. Tres chicos acabaron ingresados, y los otros dos pudieron dar una descripción detallada de los atacantes, haciéndole a Muto una búsqueda más fácil. Cuando los encontró nos enteramos que formaban parte de una pandilla nueva con poca gente que se dedicaba a dar palizas a cualquiera que los mirara. Eran unos chulos prepotentes que necesitaban una lección, y se la íbamos a dar.

Como los dañados pertenecían a la división de los Kawata dejamos que se encargaran ellos. Smiley como capitán se lo había tomado personal, pero por si acaso y al no saber mucho sobre ellos, la quinta división también se presentó solo para asegurarse de que no habría juego sucio. Se quedaron todos a un lado del combate esperando a que sus capitanes les dieran la orden de meterse para ayudar a sus compañeros, pero eso no ocurrió.

Ese mismo día y desde entonces, Muto se dio cuenta que cada vez que nos enfrentábamos a alguien había personas observando. Y hace unos días un mensajero se acercó a Mitsuya en la escuela y le entregó una hoja en la que decía que si Muto, Peyan y Baji no se unían voluntariamente a ellos, lo harían por las malas. Esa amenaza significaba que los arrinconarían en la calle uno a uno y pelearían contra ellos, posiblemente en superioridad numérica, así que después de ese aviso tuvimos que tomar cartas en el asunto. Esa banda sí era conocida, sí eran fuertes, y sí tenían oficiales al mismo nivel que los nuestros. Los conocíamos, pero nunca nos enfrentamos, no habíamos tenido ninguna disputa para ello, respetaban los límites de nuestra zona y no cruzaban palabra con ninguno de nuestros chicos. No había problemas con ellos. Hasta ahora.

Mitsuya ese día fue rápido, en cuanto leyó la nota buscó rápidamente al chico que se la había entregado y le dijo que les notificara que íbamos a hacer un trato con ellos. Ganando tiempo para poder planear una estrategia lo más beneficiosa posible para nosotros.

En la reunión de hoy los tres involucrados se negaron a irse, tal como anticipamos. Y ahora solo estábamos Mikey, Baji, Smiley, Angry, Pah, Mitsuya y yo, ya que algunos empezaron a irse a sus casas. El ambiente estaba un poco tenso. Ni siquiera sabíamos si respetarían la tregua propuesta hasta el día del encuentro, así que el agobio aumentaba.

AROMA DE COLOR CIAN - DRAKENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora