•°~°Capítulo 13°~°•

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Cuando casi parecían estar cómodos en esa posición, el tan ansiado corte marcó un pequeño salto de tiempo, dándoles un descando a ambos que por fin se separaban sin mirarse directamente, pero soltando un suspiro y una risa cansada que escondía las diferentes inquietudes en los dos.

Bennett se ruborizó nuevamente cubriendo su rostro con ambas manos temblorosas.

Estaba rojo con solo un beso de tantos, y mientras salía de la vista de los demás, suspiraba acomodándose el pelo y tratando de que no se notara lo apenado que le ponía un contacto tan simple e insignificante.

Dos, tres, hasta cuatro horas de arduo trabajo reiterado con un aire armónico, risas, boberías. Lo que ciertamente más le gustaba al pelimora, era poder sentir que se divertía y compartía un espacio con sus compañeros como si todos fuesen un gran grupo de amigos. Talvez era eso lo que alivianaba también toda la presión que Bennett tenía a parte como artista musical, donde a penas hablaba y donde su única fiel compañía era su preciada guitarra.

Revisando no olvidar nada de su agenda, Bennett planeaba ir en dirección a su cómodo departamento esperando no tener interrupciones y de prepararse para un descanso mercido. Además de que antes debía recrear el aire de sus mascotas; Matthiew y Alan. Bennett sentía que tenían bien merecido un paseo más largo de lo habitual y ansiaba acabar su día llevándoles antes a algún sitio.

—¿Te vas ya? —el peli-violeta se detuvo un momento, al oír la voz suave de la mujer que le detuvo— ¿me permites acompañarte? Iré de paso a hacerle una visita a Ben.

Bennett se giró desde su eje, divisando detrás suya a Margaret. Era muy fácil deducir que era ella, aunque cambiase la tonalidad de su fina voz, una voz tan indefinible; que cambiaba de tonos y propiedades de sonidos, algo que acostumbraba a añadir siempre. Ella le sonrió por cortesía, y Bennett no hizo más que asentir y vaguear a la vez que sentía una ligera intriga.

Bennett recordaba hace un par de días atrás, cuando se habían reunido otra vez y él había estado allí cuando ella se presentó en el departamento del moreno, y recordaba haber oído, aunque sin intención, como ella no aguantaba más y terminaba llena de emociones buscando irse.

«Lo siento Ben, pero no me gusta tu actitud. Estoy muy confundida y si te tengo cerca no podré pensar, sólo espero... q-que podamos quedar como amigos más adelante».

Después de eso él se sintió muy fuera de lugar, había estado cuidando de la cachorra a la cual había ido a buscar. Y le hacía perder la paciencia cada vez más darse cuenta de que estaba sintiéndose bastante involucrado con ambos, sin saber que hacer y sin entender porqué de pronto se encontraba en medio de los dos.

—¿Bennett, estás ahí? —inquirió la chica de ojos ambarinos. Indagando con curiosidad por el rostro del menor, paseando su mano frente a él.

Bennett volvió en sí, notando que ya habían llegado y estaban a nada de pasar a la recepción del edificio. Y Margaret se encontraba a su lado, ladeando la cabeza al verlo.

—Lo siento ¿qué era lo que me decías?

—Nada, ya no importa. Tranquilo. —ella llevó su mano hasta sus labios, riendo bajo su mano de una manera sutil.

La mayor entró de igual manera junto al de cabellera color mora, Margaret ya había visitado aquel lugar varias veces. Cuando Bennett preguntó si pensaba ir de inmediato con Ben, ella contesto calmada y decidió pasar unos momentos en su departamento, algo que en este momento, en su cabeza no figuraba muy bien y le hacía sentir inquieto tomando en cuenta la situación.

—Bueno, adelante, pasa... procura no molestar a estos dos chicos, se ven cansados. —Bennett apuntó en dirección a los dos perros Mallorquines que dormían cómodos sobre la alfombra semi peluda, lo que la hacía lucir y ver bastante plácida para echarse una siesta ahí mismo— ¿Te puedo ofrecer algo, un té?

 :・゚ "Detrás de cámaras" ・✧:・ [BxB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora