•°~°Capítulo 28°~°•

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Era un nuevo, bonito y calmado día, mismo donde un veinteañero peli-mora se levantaba tallando sus ojos. Miró un tanto desorientado a su alrededor y agarró su celular una vez se sentó al lateral de su cama; ya era hora del comienzo de otro día.

Un buen día corriente en el que podría estar libre, salir a pasear con sus perros y quizá disfrutar de la heladora brisa en medio de la plaza. Talvez y sólo talvez, podría pasar a saludar a Ben, pero suponiendo que no estaría despierto, se apresuró a arreglarse y quitarse esa cara de no haber dormido en días, con un poco de agua, peinarse el pelo y atarlo en una coletilla baja.

Se vistió con un chaleco delgado color verde claro de cuello alto y por encima una chaqueta abierta de un color verde más oscuro, Bennett ya creía que el color verdecito le venía bastante bien hoy. Cuando acabó de atarse las botas y de alimentar a sus perros, les puso sus correas y acarició por detrás de sus orejitas antes de agarrar algunas otras cosas básicas, entre ellas, su celular, sin olvidar quitarle el silencio y luego de ello, tomó bastante aire al salir de su departamento.

Por supuesto que pasear con sus perros era tan entretenido y estimulante, ellos a pesar de ser unos perros adultos, eran juguetones y energéticos; al quitarles la correa a veces salían a correr los tres juntos y aunque ya no podía hacer eso en público, se conformaba con conservar su sencillez sentándose en el bien cuidado pasto a juguetear con ellos como solían hacer.

Bennett no era alguien que se preocupaba tanto por mostrarse desordenado en medio de la plaza paseando a sus dos fieles caninos, porque eso era algo tan simple y significativo que, con el tiempo le encantaba mostrar al aire libre.

Sentado luego en una banca de madera robusta pintada de un blanco crema, se puso a entregarles alimento a sus perros en lo que se echaba para atrás pegando su espalda en el respaldar, apreciando el cielo lechoso de un día nublado y brillante. Estaba ansioso a que las horas pasasen ya para poder ir a ver a Ben, lo quería ver, sí.

No iba a reprimirse cuando ya que estaban mejor los dos. De pronto, una figura alta cubrió el sol blanquecino que llegaba a su vista, y entonces, allí pudo ver al sonriente Jeremy con una cámara colgando de su cuello. Algo que ya le era bastante típico de ver.

—¡No esperaba encontrarte aquí, mi amigo! —saludó Jeremy agarrando su cámara con las manos para posicionarse en frente, sin cubrir del todo la luz del sol— Voy a aprovechar a tomarte fotos ¿puedo? La luz está genial, sólo déjame agarrarte un ángulo y...

—N-No, Jeremy ¿qué haces? Para... —Bennett se cubrió la cara ante eso, el mayor era bueno captándole en momentos inesperados y de seguro debió de salir raro, con la cara roja y viendo a otro lado— Cielos... no me tomes fotos en la calle. Te he dicho que no me agrada mucho.

—Perdóname la vida ¿qué pasó? Si ahora te veo muy, muy recompuesto. —Jeremy dejó su nueva cámara colgar y se sentó a un lado del chico, dándoles una palmadita en la cabeza a ambos caninos— Bien, cuénteme mi niño. —bromeó, también palpando el hombro de Bennett.

—No voy a hablarte de esto en público. —Bennett se encogió de hombros.

—Vaya, ni siquiera hay tantísima gente. —comentó Jeremy— Bien, entonces háblame de tus vacaciones, fuiste donde los señores Thompson ¿preguntaron por mi?

—Oh sí, mis padres siempre se acuerdan de ti, Jeremy. —sonrió Bennett— Se sorprendieron un poco cuando les dije que en lugar de regresar siendo médico regresaste siendo fotógrafo. Aunque están felices de que estemos cerca...

—Hah por supuesto, aún eres un bebé para ellos, tu mamá se sentirá mucho mejor al saber que vivimos cerca, por algo te cuido. —mencionaba el peli-cobrizo con un tono simpático— Además de que eres muy desastrozo, seguro te regañan por querer hacer todo tu solo.

 :・゚ "Detrás de cámaras" ・✧:・ [BxB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora