•°~°Capítulo 30°~°•

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Era de madrugada, Ben estaba cansado, desvelado y con unos nervios super ajenos a lo que normalmente sentía ¿por qué? Aunque lo tenía muy claro, era difícil aceptarlo; no se podía quitar de la cabeza a cierto joven que le inundaba los sentidos. No iba a admitir nunca aquella parte de si mismo, y eso era lo mismo que lo torturaba todo el tiempo, desde que empezó a notar que algo no estaba bien.

¿Qué tan difícil era admitir que empezaba a gustar de la compañía genuina de otro hombre? Oh sí, era horriblemente difícil siquiera aceptar que la apariencia de Bennett era incluso agradable de ver, siendo que la forma en que siempre había vivido, en que siempre le habían instruido y en la cual decidió formarse, el siquiera pasar por su cabeza la idea anterior, era repulsivo.

Le costaba superar esas etapas de su vida, esas ataduras que lo hacían ser prejuicioso y rencoroso, lo que terminaba obligándolo a batallar contra si mismo, deseando acabar todo lo que le obligaba a salirse de su planeada agenda y tener que lidiar con cambios abruptos a los cuales a penas podía adaptarse.

Aunque podría simplemente admitir que se estaba interesando sin duda en el joven de llamativos ojos bermellón, que lo miraba con curiosidad de más y que, con sólo tenerlo cerca agradaba de aquellas sensaciones totalmente distintas a las que experimentó antes. Pensando en que talvez de ese modo todo termine, pudiendo olvidarse de ese desliz.

O podía ignorarlo todo y seguir teniendo una vida exactamente igual a la de antes de dejarlo meterse en sus pensamientos, compartiendo con sus contradicciones día y noche, alimentándose de una angustiosa frustración y curiosidad, pero sin llegar a más que eso. Permitiendo que así mismo Bennett termine por aburrirse de él... y talvez lo deje en paz, regresaría cada quien por su lado, como era hace un par de meses en donde todo... estaba bien.

Estaba claro, «Mierda». Bufó, sabiendo que la respuesta era obvia.

Ben podía estar seguro que no haber dormido lo suficiente esa noche, le había ayudado a recolectar la suficiente valentía para mirarse al espejo y decirse a si mismo que no le quitaba su hombría el no fijarse en una mujer, o el creer que no podía apreciar la apariencia de un igual sin sentir culpa. Podía mantener su egocéntrico orgullo intacto y seguir viendo al más bajito como empezaba a verlo; como un joven con facciones llamativas, con atractivo en su personalidad, y originalidad en su carácter.

¿Eso era suficiente? No estaba seguro, pero era la primera vez que no se encontraba con las cejas fruncidas y los labios torcidos yendo a la cocina en busca de una botella de licor, en medio de tantos disturbios en su mente.

—Seguro, creo que puedo con esto... —dijo Ben echándose al sofá, tapándose la cara con el antebrazo, dándose ánimos, muchas agallas y la suficiente conciencia para no perder la razón.

Se preguntaba porqué de pronto el pelivioláceo comenzaba a llamarle tanto la atención. No, no comenzaba, ya lo había capturado de una forma u otra, sólo que recientemente se estaba dando cuenta de que lo tenía totalmente pillado. Eran increíbles todas las cosas que habían sucedido en sus narices y que él siquiera había notado sino hasta que ya era tarde.

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Por su lado Bennett también sentía que estaba pasando por sus momentos de cambios raros, cuando se sentía animado, ansioso y egoísta terminaba por creer que todo el mundo empezaba a tratar de mirar a través de él; sintiéndose observado, como si trataran de leer lo que pensaba. Por supuesto esto sólo ocurría con conocidos, como algunos compañeros de trabajo y peor, con Margaret y Ben, quienes... no dejaban de mirarlo de una forma amistosamente terrorífica.

 :・゚ "Detrás de cámaras" ・✧:・ [BxB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora