•°~°Capítulo 22°~°•

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El momento en que Bennett hizo entrar a su departamento al mayor, fue uno bastante divertido, pues dos perros de distinto tamaño se le encimaron al moreno, obligándolo a retroceder y chocar contra el pecho del menor. Porque sí, al final, habían traido a la cachorra también, luego de que Bennett insistiera lo suficiente en ello.

Quiza este no pudo evitar sostenerle frente a él, en lo que las dos mascotas dejaban de darle unos cariñitos a las piernas del oji-esmeralda. El animal azabache se le subió por encima poniendo sus patas en el pecho del oji-verdoso, mostrando sus pequeños y alegres ojitos rodeados de un tono azul.

—A Matthiew le agradas, podrías al menos acariciarlo... —recomendaba Bennett quitando sus manos de los hombros ajenos sólo para ponerse a un lado y mirar a Ben, quien arrugó el ceño bufando medio fastidiado—... o yo puedo quitarlo... si quieres.

—Eso estaría mejor ¿sabes?

El menor asintió algo nervioso. Estaba bastante acostumbrado a lo muy cambiante que era Ben al momento de hablarle, a veces sonaba amable y cariñoso, algo que todavía lo dejaban en un estado de shock cuando sucedía. Otras veces era hostil y molesto, y muy pocas veces le trataba como a cualquier persona desconocida a la cual detestaba, pero fuera de eso, a veces creía no conocer mucho al de tez morena, y eso lo desalentaba al punto de sentirse mal por ello, porque era muy extraño tener esa sensación cosquilleante en el estómago cuando estaba cerca de Ben si con suerte venían conociéndose.

Bennett guió a los perros a la cocina, llenó los recipiente con agua y comida y regresó a la sala en donde se encontraba a un Ben revisando su celular, de nuevo, sentado en el sofá tranquilamente, a la vez que a su lado estaba Alan. El perro le gruñía a cada rato y él que no hacía nada, pero suponía que Ben ya estaba acostumbrado a la actitud de los perros.

—¿Qué haces? —se atrevió a preguntar usando ese tono amigable antes de hacer un huequecito entre el perro que ocupaba casi todo el sofá, y Ben, por supuesto. Al instante el mallorquín se le recostó en las piernas más tranquilo. Ante su presencia el moreno sole le dirigió una pequeña mirada, y volvió a lo que hacía.

—Nada importante.

—¿En serio? —inclinaba su cabeza hacia un lado, solo para ver que en verdad no era algo importante, leyó sin querer un mensaje de Margaret en el marcador, sobre todo porque ese «No tengo tiempo ahora». Le sonaba a una frase tan seca— Bueno, no te molesto.

Bennett suspiró quedándose quietecito en su sitio mientras mecánicamente su mano daba a pasar al lomo y cabeza de su perro, acariciando de manera calmada y rítmica su bien cuidado pelaje azabache.

Prendió la tele y se puso a buscar uno de esos canales que a esta hora no pasaran tonterías nocturnas, esperando distraer al mayor. Porque a pesar de que le hablaba y le hablaba para tratar de no dejar tan vacío el ambiente, vaya que tenía la sensación de que su esfuerzo casi siempre era en vano.

—Deja de ignorarme, te estoy hablando... —le dio un toquecito con su dedo en el hombro, y este, que ya no miraba mucho el celular trataba de ignorarlo, quizá porque no le apetecía hablar, o por cual sea la razón de esa rara sonrisa en sus labios— ¡Estás sonriendo! Me estás ignorando a proposito ¿por qué? —acusaba con ese tono un poco más vivaz, porque admitía que las actitudes y las emociones del pelician eran contagiosas.

—No te estoy ignorando... —habló por fin, sin despegar la mirada del móvil.

—Claro que si.

—Si lo hiciera, cosa que me encantaría, no te estaría contestando. Así que cierra la boca y déjame ver la tele.

—¡Pero si ni siquiera la estabas viendo! —alegó Bennett.

—Pero la estuve escuchando... —Ben pasó su brazo por el respaldo del sofá, y esto a su ves hizo erizar a Bennett que sentia deslizar esa por justito detrás de sus hombros— Hey, deja de comportarte como un tonto y quédate tranquilo, me incómodas.

 :・゚ "Detrás de cámaras" ・✧:・ [BxB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora