•°~°Capítulo 40°~°•

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A Bennett en realidad solía gustarle peinarse el pelo de tal modo que quedase una melena esponjosa y vivaz a penas tocando sus hombros. Vestir de camisa y pantalones de cinturón alto le agradaba en cierto modo aunque ni para asistir a una gala se ponía una corbata. Pero ser su personaje como tal le liberaba de muchas situaciones agobiantes que en su vida cotidiana no lograba calmar.

Le resultaba innecesario el maquillaje, él creía verse bien de forma natural, pero ya que. Como moría por acabar sus monólogos, por perderse en verdad en la nada, no necesitaba obligarse a recordar alguna experiencia para parecer nervioso, enojado y confundido consigo mismo, pero si que debía de mantenerse firme.

Mike palmeaba su hombro una vez se halló carraspeando la garganta antes de asentir con la cabeza a las multiples mini charlas que el de cabello negro le decía siempre.

Miró a un lado buscando la silueta del moreno, pero este no estaba aquí todavía, así desvió la vista, tapándose con la mirada amarillenta de cierta mujer, en donde Margaret estaba bebiendo un un jugo en botella. Aquello lo puso peor, su mirada era inquietante cuando ella lucía tan amable y agradable a la vista, por la simple razón de que ella esté tan tranquila de un segundo a otro.

—¿Por qué me siento tan raro? —se preguntó el menor respirando profundo antes de terminar de incorporarse.

Tras una de las tantas reprimendas del azabache a otros ruidosos del fondo, Bennett se dispuso a tomar asiento. Aceptando aquellas posturas curvas y su mirada cansada, mientras se disponía a hacer lo suyo.

Más tarde como era natural, tras la salida de escena del pelimora, la de pronto albina se le acercaba tranquila, ofreciendo un refresco al menor. Por supuesto que negarse para Bennett últimamente estaba siendo una tarea difícil, bien sabía que decir que no, no lo convertía en una mala persona, pero es que le apenaba rechazar los intentos amigables de la chica por acercarse a él, si ella estaba empeñada en ser su amiga después de todo.

Trataría de ignorar las tantas cosas negativas que lo acompañaban e iba a centrarse únicamente en las cosas que ya tenía claras; aún si Margaret seguía gustando de él, no iba a corresponder por más que lo intetase. Sobre todo si después de tanto esfuerzo por fin su arbolito olvidado de esperanzas daba frutos.

—En verdad te noto muy extraño ¿estás bien? —insistía ella sentada a su lado, colocando una mano en el hombro del chico— ¿no quieres contarme? Siento que algo bueno te ha pasado.

—¿Se nota mucho? Heh no es nada en realidad. Ya te dije que sólo tuve un buen día. Espero que la buena vibra me dure hasta hoy. —mencionó Bennett apartándose el pelo de la cara, mientras sostenía aquella lata de refresco sabor a limón. Aún estaba cerrada y acariciaba la fría lata con sus pulgares.

No había visto a Ben en un buen rato, y dudaba que estuviera en el estudio ahora, pues aunque aún no les tocaba grabar juntos, quería interactuar con él un poco más.

—Entiendo... —dijo la mayor.

Ella lo miró por unos momentos y luego apartó su mano. Ya no podía hacer mucho ahí, aunque parte de si misma quería insistir sólo para asegurarse o escuchar una afirmación a lo que creía. De algún u otro modo estaba segura de que Ben tenía que ver con el humor tan suave y agradable que envolvía al pelivioleta, a sus sonrisas y caras bobas. ¿Y le dolía? Claro que lo hacía, a fin de cuentas pasar por tanto para que al final se encontrase a si misma apartada de todo esto, era demasiado.

No podía soportar haber peleado contra su relación, fingiendo estar bien en una farsa para al final darse cuenta de que acabar con todo eso sólo tuvo como respuesta el quedarse sola. Aún más estando segura de que esos dos se querían, de alguna manera, ver tan contento a Bennett la llenaba de tranquilidad, pero los celos terminaban haciendo que no pudiera evitar sentirse estúpida.

 :・゚ "Detrás de cámaras" ・✧:・ [BxB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora