Capítulo XIV

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Principios de Marzo de 1972

Lily, Mary, Pandora y yo íbamos caminando hacia el patio del colegio, donde se llevaría a cabo la primera lección de montar en escoba. Con la cantidad de temporales que habían azotado el país en los últimos meses, había sido completamente imposible hacerla antes. Esta era la primera semana de todo el año en la que no había casi ninguna nube en el cielo, y eso era simplemente magnífico.

— ¿Alguna sabe montar en escoba? — preguntó Lily, un poco dudosa.

— Yo si. — respondió Mary

— Yo un poco — dijo Pandora, al mismo tiempo que admiraba el cielo

— Pues yo no tengo ni idea. — respondí

— Pues ya somos dos. — contestó.

— Tengo la sensación de que esto va a salir mal.

— No seas pesimista, Iria. — dijo Pandora con voz cantarina.

— Pero…

— Shhh… — Me puso el dedo índice sobre los labios como gesto de silencio. — Si no sabes lo que va a pasar en el futuro, no deduzcas nada.

— La verdad, tiene razón. — dijo Mary, defendiendo a Pandora.

Continuamos hablando hasta que llegamos a la zona donde la señora Hooch había dejado las escobas. Allí ya estaban los alumnos de primer año de varias casas. Cada uno se encontraba con su grupo de amigos, charlando tranquilamente, excepto uno.

Como no, siempre armando escándalo, de una manera u otra.

No te olvides de que a veces también formas parte de ese grupo.

Pero yo no soy tan escandalosa.

Si tú lo dices…

Al acercarnos, todos bajaron el tono de voz y dejaron de hablar sobre el interesante tema de conversación que estaban tratando.

Esto huele a broma, ya verás.

— Hola, chicas — dijo Sirius, con una sonrisa en el rostro. — ¿Preparadas para volar?

— Lo que estoy es preparada para pegarme un porrazo, la verdad. — Respondí, haciendo que los demás.

— Veo que el pesimismo te ha pegado fuerte hoy, ¿eh? — replicó Remus.

— ¿Ves? Te lo dije — dijo de pronto Pandora. — tienes que expulsar esa negatividad de tu mente.

— No empecemos ahora…

— ¡Bien, alumnos! Vamos a comenzar con las lecciones de vuelo de este curso. Espero que seáis responsables y hagáis caso de mis indicaciones, porque no me voy a responsabilizar de los daños que os podáis causar a vosotros mismos por hacer tonterías.
Dicho esto, empecemos.

La señora Hooch nos dio todas los pasos a seguir para que aprendiésemos a montar en la escoba sin caernos de ella. Para gente como James o Mary, por ejemplo, les es muy fácil, ya que llevan desde pequeños montando en una de esas. Pero para gente como yo, a la que no le dejan ni acercarse a una, el término fácil puede que no sea el más adecuado.

Y eso que vives en una familia mágica.

Si, pero no en una corriente.

Mientras intentaba no caerme de la escoba al mismo tiempo que está volaba, intercepté la interesante conversación entre James y Lily.

— Esto es ridículo, ¡yo no sé volar! — exclamó Lily, frustrada.

—Claro que no sabes, pero yo sí, porque soy más listo que tú. — replicó James, cuya escoba levitaba eficazmente.

⋅Ataraxia⋅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora