⋅Ataraxia⋅

Capítulo XXX

1 de septiembre de 1973

Tras varias horas de viaje, llegamos a mi hogar, a Hogwarts, para comenzar el que sería mi tercer año aquí.

Y el último para tu hermano.

Gracias a Merlín. Desde que me vió con Narcissa en Navidad, me mira como si quisiera matarme.

La verdad da un poco de miedo.

Si, pero mejor soportarlo a él que a mi padre, porque después de dos meses siendo obligada a torturar y a matar criaturas mágicas, a forzarme hasta no poder más y de estar castigada sin comer y llevándome palizas de por medio, podía dejar de verle, volver a mi verdadera casa y ser una niña normal.

Ahora a disfrutar de estos meses de paz.

Si, menos mal.

Nos dirigimos cada uno a la mesa de su casa, y tras ver a los alumnos de primero ser seleccionados en alguna de las cuatro casas, el profesor Dumbledore quiso decir unas palabras.

— Queridos alumnos, bienvenidos un año más a Hogwarts, sobre todo, bienvenidos a los alumnos de primer año. Espero que hayan pasado unas buenas vacaciones y que estén preparados para este nuevo curso. Ahora, llega el momento que más estaban esperando, así que… ¡Qué aproveche!

Al decir esto, varios platos con suculentas y deliciosas comidas aparecieron sobre la mesa y todos los estudiantes, desde el más mayor al más pequeño comenzaron a servirse lo que les apeteciera.

— ¿Qué habéis hecho este verano? — preguntó Hestia, mientras se servía pastel de carne en su plato.

— Yo he ido a visitar a mi tía Erin. Hacía mucho tiempo que no la veía, y hemos aprovechado para pasar el verano en su pequeño pueblo. — Comentó Emmeline, con una sonrisa. Tomó un pequeño sorbo de agua y prosiguió. — Mi hermanito y yo nos hemos pasado todas las vacaciones ayudándola a cultivar plantas muy… mágicas por así decirlo.

— ¡Oh, eso es maravilloso! Yo este verano la verdad no he hecho mucho, simplemente estar con mi madre y mi hermana, porque mi padre no es que haya pasado mucho tiempo en casa. — dijo Pandora, dirigiendo el tenedor con ensalada hacia su boca. — ¿Y tú Hestia, que has hecho?

— Pues nos hemos reunido toda la familia Jones y hemos ido haciendo viajes por el país. Ha estado espléndido, hacía mucho que no veía a tantos Jones juntos.

— ¡Eso es brutal! — Exclamó Emmeline, con la boca entreabierta.

— ¿Y tú, Iria? ¿Qué has hecho? Te envié un montón de cartas, pero no me las contestaste.

— Ah, si, las cartas… digamos que por motivos que desconozco los búhos han comenzado a dejar las cartas en lugares extraños como chimeneas, canalones, pozos… Y que la mayor parte de las cartas han acabado destrozadas. — mentí, con cierto nerviosismo.

— ¡Qué fuerte!

— Ya ves, últimamente están muy despistados y torpes. — Comencé a juguetear con el medallón de mi cuello, intentando apaciguar la presión y el nerviosismo que crecía sin sentido en mi interior.

¿Estás bien?

No.

— ¿Y qué tal tus vacaciones?

— Pues no muy interesantes la verdad. Me he pas…

— ¿Eso es lo que creo que es? — preguntó Pandora, mirándome con incredulidad.

Gracias a Merlín que Pandora te ha interrumpido antes de soltar otra mentira.

Menos mal que lo ha hecho.