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—¡Ya estás muerto HaeChan! ¡Que si no lo estás RenJun te mata personalmente!—gritó JaeMin nada más ingresar
por la puerta del apartamento. Las cortinas de la ventana estaban rasgadas por la mitad, sin duda por las garras
de un felino. Y lo peor es que toda la sala principal no estaba en mejores condiciones.

Platos rotos, el sofá mordisqueado, la lámpara hecha añicos sobre una mesita de centro, que era la única sobreviviente de esa guerra. JaeMin olfateó y se dio cuenta de que las hormonas flotaban en el aire, no era olor a felino, era olor a perro.

—¡Jeno! ¡Como RenJun llegue va a asarlos para la cena! ¡¿Qué mierda se creen que están haciendo?!—JaeMin
pasó corriendo hasta una de las habitaciones de invitados, donde por lo general dormía Jeno.

Vio el cerrojo de la puerta roto, y las enormes marcas de arañazos.

Estaban jodidos.

Abrió la puerta y se encontró, en plena oscuridad, con dos ojos amarillos, mirándole fijamente desde el fondo de
la habitación, acompañados de un ronroneo suave.

—HaeChan…—comenzó, pero antes de continuar el muy idiota de su amigo saltó sobre él.

JaeMinautomáticamente se tiró al piso, cubriéndose la cabeza. El cuerpo del felino voló sobre él, y segundos después
aterrizó en el pasillo—. ¡Serás mamón! ¡Casi me rebanas la cabeza!

Pero HaeChan no le estaba escuchando, él ya se había precipitado a la sala principal, corriendo en sus cuatro patas.

JaeMin se levantó a toda prisa, siguiendo al felino. En medio de la sala estaba Jeno, en su forma animal, moviendo
la cola y soltando ruidos intimidatorios en dirección a HaeChan. Bastó eso para que uno saltara sobre el otro y se enfrascaran en una pelea.

Por suerte estaban jugando, sino JaeMin habría tenido que limpiar el piso lleno de
sangre.

Y ahí estaba él, viendo cómo un lobo gris y una pantera terminaban de moler la sala bajo sus cuerpos.

La mesita de centro murió en la batalla, siendo la última víctima de esos salvajes.

—Estamos realmente jodidos…—se lamentó en voz baja. A toda prisa se deshizo de su ropa, dejándola en la isleta de la cocina antes de saltar hacia ellos y convertirse en su animal, un leopardo de las nieves.

Intentó separarlos, vaya que lo intentó, pero Jeno era un lobo muy grande, y HaeChan no ayudaba con su cuerpo
relativamente del mismo tamaño al del otro. JaeMin era más pequeño que esas dos bestias, así que mucho no pudo hacer. Además de todo estaba el hecho de que su animal no era de peleas, muy contrario a Jeno y HaeChan, que fueron creados para los encuentros y la lucha.

Dos vueltas a la cerradura. RenJun estaba ahí.

JaeMin saltó y como un loco corrió hacia su ropa, se la puso casi a tirones, intentando tomar aire por su cambio abrupto. Si RenJun iba a ver eso, no quería verse involucrado.

—¡RenJun!—JaeMin salió al pasillo de entrada, tapando la visión de su amigo—. ¿Fuiste de compras? ¿Trajiste
crema batida?

—Si no traigo crema batida, HaeChan y tú comienzan a protestar como unos bebés—contestó Huang, aparentemente tranquilo. Entonces se detuvo en seco, olfateando el apartamento. JaeMin supo que debía saltar de ese bote antes de que se hundiera.
—¡Jeno y HaeChan se volvieron locos! ¡Destruyeron la sala!

—JaeMin—habló RenJun; su semblante no se podía leer, y su voz calma sólo le indicaba que temiera lo peor; se
acercó a él y apuntó el cuello de su camisa—, la tienes al revés.

Pasó de él, dejó las compras en la cocina, avanzó por los destrozos y llegó a la habitación de invitados, donde le
esperaba una colita negra, colgando de la parte superior. Al parecer HaeChan había encontrado la manera de treparse y mantenerse en el techo, como una pantera-araña.

Jeno gruñó desde el interior de la habitación, justo antes de que RenJun prendiera la luz y los viera a ambos. Jeno
tenía las patas elevadas, tratando de llegar a HaeChan.

—Los quiero con piel, ahora—pidió RenJun a ambos animales, pero éstos continuaron en lo suyo.

Así que RenJun realmente se molestó.

Trébol de cuatro hojas - 00line [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora