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—¡Bailarín! ¡Vas a ser bailarín!—HaeChan veía cómo el señor Na llevaba las manos a su cabeza con frustración,
mientras su esposa empezaba a llorar—. ¡¿Por qué no mejor decidiste ser stripper, ah?! ¡Si vas a vivir de tu cuerpo
al menos gana algo más!

—Oh. Por. Dios. —JaeMin sonrió ampliamente—. ¡Esa fue mi segunda opción!

—Ya basta Na—le codeó HaeChan—, deja de torturar a tus pobrecitos padres.

Esa reunión no fue tan mal como HaeChan hubo previsto. Fue reconocido por los padres de JaeMin como el bondadoso y dulce ángel que soportaba a su hijo, el vago de la vida fácil, mejor dicho, stripper.

HaeChan estaba satisfecho con el sufrimiento de su amigo, en especial porque JaeMin ya se iba mereciendo algo después de estar molestándole día y noche con eso de que le tocaría de ley un dije de candado en la entrega de collares.

HaeChan odiaba pensar que le tocaría recibir un candado, ¡él era una llave! Su animal lo demostraba por sí solo.

—No te hagas humos, sólo les agradaste porque una vez me vieron caminando con Jeno y casi me exorcizan por tener de amigo a un lobo.

Enemigos naturales y toda esa mierda.

—Tengo el permiso y con eso soy feliz—sonrió HaeChan—; RenJun enojado es lo último que queremos ahora que
ha descubierto el uso de sus garras.

—¿Cómo un perro puede tener garras tan filosas?—se quejó JaeMin, riendo en voz baja.

—Recuerda que no es un perro—HaeChan imitó la voz de RenJun—: se le dice zorro.
—Zorro plateado—aclaró JaeMin con el mismo tono de voz, y ambos se echaron a reír.

Caminaban de regreso al apartamento del mayor, quien les había prohibido salir esa noche, al parecer estaban castigados por destruir su hogar, incluso JaeMin, quien, según él, dejó que sucediera. Así que ahora les quedaba comprar algunas palomitas y entretenerse con el televisor del cuarto de Huang, donde todo estaba intacto por el
bien de la paz mundial.

—Oye, dime—pronunció HaeChan tras un rato de camino—, ¿en serio estás enamorado de RenJun? El chico no
ve más allá que su propio culo.

—Bah, es sólo que aún no sabe cómo amar a alguien que no sea él mismo—contestó JaeMin con una sonrisa de lado, mas pronto ésta desapareció—. Sí estoy enamorado de él, lo estuve desde hace un tiempo, pero no planeo hacer nada con eso, es mejor así. Creo que mientras a él no le guste nadie más, es soportable.

Sólo espero que no me pida ser el padrino de su boda cuando decida casarse con su reflejo, porque no aceptaré.

—Yo entiendo que sea exótico y todo eso, pero no entiendo, ¿qué te gusta de él?—, JaeMin elevó su ceja derecha, con incredulidad, así que HaeChan negó con la cabeza—. Bien, aunque no me gustan los hombres puedo admitir que es lindo, pero nada más de escucharlo me harta, lo soporto como amigo porque alguien en el grupo debe salvar la hombría y no dejar que le den por el culo, pero en serio, de todos los asexuales narcisistas en el mundo, ¿RenJun?

—¿Y qué hay de ti?—JaeMin le miró de reojo—. Hombre, te gusta ser pasivo, no hay dónde perderse. Si quieres definirte como heterosexual, hazlo, pero tu inclinación por ser dominado no te la quita nadie. Si no mal recuerdo, en nuestra orgía grupal tú…

—¡Lalala!—HaeChan se tapó los oídos frunciendo el ceño—. Dijimos que no hablaríamos de eso. No estaba en mis
cinco sentidos, además no recuerdo nada, y ni de coña quiero hacerlo.

—¿Qué harás si tu collar llega a ser candado?

—No sé, estoy entre matarme y… matarme

Trébol de cuatro hojas - 00line [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora