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HaeChan sintió los besos de Jeno en su cuello. Los brazos del cambia formas de lobo lo tenían atrapado por el torso, ambos sentados en la bañera del baño. HaeChan apoyó su cabeza en el hombro de Jeno, quien aprovechó para llenar de besos la parte posterior de su oreja. Suspiró pesadamente, entrecerrando los ojos ante la visión de otra persona en el baño.

—¿Por qué no has dicho nada, Jeno?—El mencionado ignoró su pregunta, continuando con su labor de marcar su piel con los labios. HaeChan sintió un nudo en su garganta, la visión de la otra persona en el baño más nítida. Esa mirada, esos ojos, esos labios... Tragó en seco, sintiéndose al borde de un precipicio—. No viste a RenJun, ¿verdad?

Jeno detuvo sus movimientos por unos segundos, durante ese lapso de tiempo HaeChan cayó en ese precipicio. Las rocas puntiagudas destrozaron su piel, la tierra rompió sus huesos, el cuello se le partió como si fuese una rama caída de un árbol. Lloró ante la consciencia de que RenJun no había regresado. Vio a JaeMin apoyado en la pared, mirándolo con seriedad. Sus lágrimas alcanzaron sus labios y tuvo que quitárselas con los dedos mojados mientras Jeno continuaba besándolo.

Yo entiendo que RenJun sea exótico.

Su lindo zorro plateado. Tendrían que estar juntos, tendrían que haber estado de viaje, o en la cama. Tendría que haber notado que su singularidad lo condenaba, tendría que haberle escuchado y haber visto en él lo que JaeMin vio desde el principio. ¿Cómo pudo cuestionar a JaeMin? ¿Cómo pudo no haberse dado cuenta de lo maravilloso que era RenJun? ¿Por qué él fue el único que no luchó por el cambia formas de zorro?

HaeChan, te amo tanto como a mis otros dos novios.

¿Realmente se había ido para siempre? ¿Y si llegaba el día en que no pudiese recordar cómo era su rostro? ¿Y si de repente un día se encuentra perdido, sin poder reconocer el nombre de RenJun? ¿Qué se supone que haría entonces? ¿Qué haría sin él? ¿Acaso eso era lo que sintió JaeMin?

HaeChan, te amo más que a mis otros dos novios.

La sensación espantosa obstruyendo su garganta regresó, como el día en que, sin entenderlo, volvió por RenJun. Sus instintos le guiaron a él, tirado en el piso. Recuerda su cuerpo tieso, las hebras de cabello cubriéndole los ojos, esos ojos cerrados. La paranoia, el miedo, la ira, el dolor, la oscuridad. Su corazón latiendo frenéticamente, el aviso de que las cosas estaban mal. La sangre de los cambia formas aplastados no le afectó tanto como ver a RenJun en el piso, recuerda que deseó estar muerto. Ellos le hicieron algo a RenJun. Ellos... ellos se llevaron RenJun. ¡Ellos se llevaron a RenJun! Todo estaba congelándose.

Yo sé quién es HaeChan, yo sé quién eres. Eres una llave para mí.

Su vida se está haciendo pedazos. Puede ver cada fragmento desprenderse, cada átomo abandonando el barco que está por hundirse. Hay una parte de su corazón que le pide luchar, ser fuerte. Lo está intentando, ha estado intentándolo por mucho tiempo. Ya no puede hacerlo, es insoportable, lo está trozando desde el interior. La caída, el precipicio, JaeMin mirándole desde la pared, junto a él está RenJun. La cuenta regresiva de sus vidas había estado programada desde el principio, nunca se detuvo en realidad.

Lo que eres bastaría, si lo fueses abiertamente.

El miedo regresó como escalofrío. Miedo a sentir miedo. Se sintió solo de repente. Aunque Jeno estuviese abrazándolo, RenJun y JaeMin viéndolo fijamente, se sintió muy solo. Tuvo razón en sentir miedo, desde el principio su instinto le avisó que sucedería, que llegaría el día en todo pesara sobre él, que iba a ser insoportable.

¿Sabes por qué fue difícil? Porque estabas solo. No tienes que estarlo, estamos juntos en esto.

—HaeChan, ¿estás bien?—oyó la voz de Jeno.

Trébol de cuatro hojas - 00line [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora