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No soy gay, no soy gay, no soy gay.

Había un anuncio de luces neón en la mente de HaeChan, titilando con esas mismas tres palabras. Una parte muy
interna de él está junto a ese cartel, entrando paulatinamente en pánico. Y la parte superficial, esa que rasca en su epidermis pidiendo a gritos más contacto, es la que está devorándose a Jeno en un beso.

Podía sentir las manos de Jeno en su espalda baja, acercándolo, y el lado interno de él quería golpearse la frente contra una pared, mientras la parte externa se empuja contra Jeno, haciendo que miles de fuegos artificiales exploten en la boca de su estómago. Su pulso parece ir en carrera mientras su lengua se escabulle en la boca de Jeno, barriendo la lengua contraria, sintiéndose tan correcto. Y…

No soy gay, no soy gay, no soy gay.

—No soy gay—dijo de repente, rompiendo el contacto con Jeno—. No lo soy, ¿bien?

Jeno no contesta, le mira fijamente como si esperara que HaeChan terminara por asentir y salir satisfecho. Eso precisamente es lo que hace. HaeChan toma su mochila tirada, da la vuelta y sale casi corriendo, lejos de Jeno.

Lejos de aquel deseo irrefrenable en la punta de sus dedos.

·

—¡¿Has visto a HaeChan?!

—Joder Jeno, te pedí vigilarlo y lo pierdes de camino a casa, ¿qué demonios sucede contigo?—espetó JaeMin, levantándose del sofá donde había estado practicando el ocio por horas eternas mientras dos de sus futuros novios regresaban de la universidad.

Ahora uno estaba perdido, al parecer, y JaeMin puede asegurar que esto se debe a la poca atención de Jeno, o a que el muchacho no puede abrir bien los ojos. Pero, ¿qué puede hacer? Le gustan así, estúpidamente atractivos e inútiles.

—¡Salió corriendo de la universidad!

—Definitivamente estaba huyendo de ti, ¿qué le hiciste?—JaeMin frunció el ceño, cruzándose de brazos.

—Me besó y…

—¿Lo besaste?

—Dije que me besó.

—Es lo mismo, ¿no?

—¿Crees que le gustó? Digo, ¿beso bien?

—Acabo de dame cuenta de que nunca lo hemos intentado. ¿Qué nos detiene?

—Que, ¡perdí a HaeChan!—La voz de Jeno se elevó dos octavas y JaeMin supuso que el tema era realmente serio, aunque no pudo imaginar por qué. HaeChan había repasado el camino de regreso a su departamento como mil veces, podía volver sin perderse, y si no, irían a buscarlo antes de que anocheciera.

Era una ciudad grande. Si HaeChan besó a Jeno lo más lógico es que quisiera lidiar consigo mismo y su mierda homofóbica, solo.

—Bah, él estará bien. Además, aún no te he contado mis progresos con RenJun.

—¿Lo lograste?

—Fracasé. Pero esta es la primera batalla, al final ganaré la guerra—. Seguro de sí mismo, o al menos aparentándolo, JaeMin le ofreció a Jeno una taza de café helado, cuando este se sentó junto a él en el sofá—.

Trébol de cuatro hojas - 00line [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora