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Ese lunes Jeno experimentó la peor pesadilla que tuvo en su vida, dejó a HaeChan solo. Salió del departamento con la vista de HaeChan sentado frente a la puerta, con las piernas cruzadas y la mirada más adorable que pudo ver en su vida. Cerró la puerta con los latidos de su corazón subiéndose a su cabeza. No podía hacerlo, sintió, tomó las llaves y aseguró la puerta desde el exterior, de manera en la que HaeChan no pudiese salir aunque quisiese hacerlo. Él, al estar frente a la puerta, probablemente se dio cuenta, pero a Jeno no le importaba ser precavido en ese punto de su vida. Deseaba proteger a HaeChan, y sólo podía mantenerse seguro de que el exterior no le causaría daño al amor de su vida si nadie podía entrar ni salir.

Intentó ir a la universidad. Salió del edificio después de semanas, caminó un poco y vio una tienda llena de peluches de oso con ceño fruncido. Comenzó, casi en automático, a hiperventilarse y regresó corriendo a su departamento, gritando el nombre de HaeChan en su cabeza y jadeando como un perro. Al abrir la puerta en plena crisis de pánico, lo encontró ahí, sentado frente a la puerta tal y como lo había dejado. HaeChan lo vio y esperó, como si fuese algún tipo de perro, a que Jeno volviese a cerrar la puerta con seguro para acercarse a abrazarlo.

Fallaron los primeros intentos, durante cuatro días Jeno simplemente se rindió a medio camino, la última vez a punto de entrar a la universidad. HaeChan siempre lo esperaba sentado frente a la puerta, con las piernas cruzadas y algún que otro snack junto a él, para comerlo en lo que esperaba. De alguna forma eso le daba paz a Jeno, HaeChan sin hacer nada más que esperarlo, si sólo lo esperaba no tendría tiempo para hacerse daño con algo más.

El quinto día, casi a finales de semana, Jeno por fin entró a clase. Durante horas se sintió agobiado por no poder saber qué estaba ocurriendo con HaeChan, constantemente se veía invocando la habilidad de HaeChan para poder leer su mente, pero no funcionaba en él. Se frustraba mucho, pero también lo intentaba. Al volver, HaeChan seguía frente a la puerta, notablemente aburrido. El que le costara levantarse le indicaba a Jeno que se había quedado horas con las piernas cruzadas, esperando por él.

Las semanas posteriores Jeno salía, como HaeChan le sugirió antes, de compras. Nunca dejaba a HaeChan sin cerrar con seguro. Las ventanas, las puertas, los objetos peligrosos, todo asegurado, todo de manera en la que HaeChan no pudiese, ni siquiera de intentarlo, morir. Jeno se sentía seguro así, sabiendo que tenía el control, que esta vez no iba a ser como las anteriores.

No podría sobrevivir a perder a HaeChan, quería morir de sólo imaginarlo. Más tarde que temprano Jeno comprendió que estaba volviéndose retorcido, exactamente el día en que, debido a que tenía un seminario que duraría más horas de lo que solía pasar fuera, enganchó una cadena al collar de HaeChan. Ató la cadena al pilar de la cocina, y también le quitó la llave de su dije a HaeChan. Luego, ridículamente pensó: ¿la cadena no será peligrosa? ¿Y si se ahorca con la presión por accidente? Cuando en realidad lo que debería preguntarse era: ¿qué estoy haciendo?

Tardó en procesar sus acciones, sólo cuando la cadena fue puesta y él ya iba de camino al seminario se encontró sintiéndose como un completo loco. Regresó, importándole poco si acaso tendría problemas si no cumplía con su asistencia. HaeChan seguía frente a la puerta, las piernas cruzadas y la mirada más adorable posible. HaeChan, como un cachorro, uno perdido y ciego por su dueño. Su HaeChan.

—Perdóname—le abrazó con fuerza, llorando sobre su hombro con agonía contenida—. Perdóname, yo no quería... yo sólo te quiero muchísimo.

—No tienes que disculparte—contestó HaeChan con la voz llena de ternura—, he decidido compartir mi vida contigo. Los días son contados, así que mi libertad no me importa mucho justo ahora. Sólo me importas tú.

—Mierda, HaeChan, ¿qué nos estamos haciendo?—sollozó con fuerza—. No quiero hacerte esto, no puedo. Te amo tanto, no seas tonto, no puedo permitas que te haga esto. Necesito ayuda, necesito...

Trébol de cuatro hojas - 00line [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora