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Por lo general, después de que tu vida se hace pedazos, no tienes ganas de asistir a clases. Pero en su caso, HaeChan lo necesita, y lo necesita mucho. Asistir a clases era el perfecto distractor para su cuerpo y mente. Su departamento, donde vivía con sus amigos, era una celda de tortura.

Retaba su auto control tener las hormonas encendidas, y vivir con los detonantes. Y por si eso fuera poco, eran tres. Era el triple de lo que debería soportar. Así que estaba en clases, sin prestar atención, dibujando círculos en la hoja de su cuaderno para quitarse de encima la terrible frustración.

Para rematarla, puede sentirlos. Eso. Puede sentir lo que sienten, puede oír lo que escuchan, puede olfatearlos, e incluso puede ver lo que ven si se concentra lo suficientemente. Un martirio, si se lo preguntan.

Es como en ese instante, cuando siente dos ojos observándole y le llega el aroma identificativo de Jeno.

Es más sencillo lidiar con Jeno en la universidad, es decir, podría ser peor. Tiene los sentidos sensibles gracias a su animal, o al menos eso espera, porque eso nunca le había sucedido. Mientras RenJun tenía un oído fino gracias a su animal, Jeno un olfato espectacular, y JaeMin… Bueno, JaeMin era como él. Ambos nunca habían obtenido alguna gracia de su animal, así que llegaron a pensar que era cosa de cánidos. Zorro y lobo, ambos grises e interesados en los dones de sus humanos.

Pantera y leopardo de las nieves, difícilmente.

Sin embargo, ahora que podía conectarse con ellos a ese nivel, dudaba que su animal no estuviera interesado en ofrecerle un don. Al parecer el único animal apático entre ellos era el de JaeMin, si es que el menor no había recibido alguna gracia después de que les drenaran la sangre.

Finalmente levanta la vista de su cuaderno, cuando la plana entera está pintada nítidamente y su bolígrafo ya no
tiene tinta. Ve el par de ojos de Jeno ahí. El cambia formas de lobo tendría que estar con los pies en punta para alcanzar el ventanal de su aula. Y sí, lo está vigilando. ¿Cómo lo sabe? Simple. En cuanto HaeChan descubrió a Jeno (que no es como si no lo supiera ya), el otro se ocultó.

Unos segundos después, volvió a subir la cabeza. Pero HaeChan nunca dejó de ver en su dirección y se llevó una sorpresa que hizo que saltara y por fin, lo dejara en paz.

¿Es que acaso no tenía clases? HaeChan estaba irritado. Gracias a la presencia de Jeno volvió a conectarse con la realidad. La voz de su profesor de fondo, y sus compañeros rodeándole.
Jeno se fue. Su olor fue desvaneciéndose hasta perderse en el pasillo. HaeChan no pudo evitar hacer una mueca lastimera. Odiaba que lo vigilara, pero odiaba más que se alejara.

—Con respecto al dije de candado…
Seguía oyendo la voz instructiva en segundo plano. Hablaban de lo que más odiaba, lo que le colgaba del cuello.
Cerró los ojos unos segundos antes de pasar a la siguiente hoja, donde inició con otra horda de círculos.

Una nota apareció frente a él, sobre su cuaderno. Por el rabillo del ojos descubrió que alguien se la había pasado, y no era alguien cualquiera, era un cambia formas tipo llave, sonriendo como una gran hijo de puta. Lo conocía, era uno de los chicos del pasillo.

«¿No quieres chupar mi polla?»

Levantó una de sus cejas, y deseó convertirse en pantera para chuparle la cara con los dientes. ¿Qué acaso no se
cansaba? Estaba harto de todo su entorno, y en el único lugar que estaba seguro sentía deseos de lanzarse sobre alguno de sus amigos. Maldito Jeno y sus hormonas activas. Era más difícil que estar junto a JaeMin o RenJun.

De repente, todos estaban mirándole.

Al instante se dio cuenta de que sus vistas estaban fijas en su collar, en el jodido dije de candado. El profesor también lo miraba.

—¿Qué?—cuestionó de mala gana, haciendo notar su enfado y sin importarle una mierda.

—La pregunta era si chupabas pollas a diario u ocasionalmente—dijo en voz alta el chico que le había entregado la nota. HaeChan apretó los dientes.

El profesor frunció el ceño, pero antes de que hablara, HaeChan se levantó de su asiento y plantó la nota en el pupitre del tipo llave.

—¿Por qué estás tan desesperado por tener mi boca alrededor de tu micro pene? ¿Ya no te quedan putas que contratar para el trabajo sucio?

—Tal vez la puta que quiero contratar eres tú—contestó el chico, a lo que HaeChan lo tomó del cuello de su camisa, y le estrelló su puño en la cara.

El chico cayó, pero HaeChan sabía que no había acabado. Los amigos del bastardo se vengarían, lo buscarían y terminarían lo que dejaron a la mitad el anterior día. Volverían, y no le darían un golpe, no serían tan bondadosos.

Así que, a pesar del bullicio, HaeChan estrelló su pie contra el estómago del tipo llave. Lo hizo dos veces más, hasta que vio cómo el chico escupía sangre de la boca. Entonces se detuvo y miró hacia su grupo de amigos, todos congelados en sus asientos.

—Si se meten conmigo una vez más, no me detendré. Tómenlo como una advertencia.

—Lee DongHyuck—. La voz del profesor Moon hizo que todos los cabellos del cuerpo de HaeChan se erizaran—. Quiero hablar con usted después de clase.

Trébol de cuatro hojas - 00line [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora