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Junio de 2019.

Valentín

¡Valentín!—abrí los ojos confundido al escuchar que gritaban mi nombre—¡Valentín, la re puta madre!—miré a mi alrededor intentando ubicarme en tiempo y espacio. Más que nada en tiempo—¡Valentín Oliva!—cuando diferencié la voz de mi mamá me levanté de un salto.

Todo lo que estaba pasando no era favorable para mi, aún dormida, capacidad de comprensión.

Estaba lloviendo, hacía frío, mi ventana estaba abierta, mi mamá gritaba desde alguna parte del mundo y Mavi dormía sobre mi cama tapada hasta la cabeza. Todo era mucho para procesar a la vez.

Me puse una campera y salí en medias al pasillo de mi casa. No había nadie en la sala. Mi celular estaba sobre la mesa. En lo que lo agarré, lo volví a dejar donde estaba al ver que no prendía. No tenía batería.

Me acerqué hasta una de las ventanas del living que dejaban ver a la calle y visualicé allí a mi hermana y a mi madre bajo un mismo paraguas en medio del diluvio.

—¡Abrinos la puerta Valentín!—gritó mi mamá enojada al verme del otro lado—¡Ya mismo!—apuró. Rápidamente fui a calzarme y al salir del cuarto cerré la puerta con llave. Luego me dirigí a la entrada y les abrí la puerta a Emma y mamá.

—¡Boludo!—furiosa, mi mamá me dio un golpe—¡Hora y media esperando a que abras!—ellas estaban empapadas—¡Te avisé ayer que ibamos a venir, podrías haberte acordado!—gritaba enojada—¡Nunca te pido nada y cuando lo hago me dejás media hora abajo del agua!

—No grites más, ma...—pidió Emma sacándose las zapatillas—Los vecinos de Valen van a decir que estás loca.

—¡Me importa un bledo!—continuó gritando.

—Perdoname, mamá. Me quedé dormido—expliqué.

¡Son la una de la tarde, Valentín Oliva! ¡¿A qué hora te acostás vos?!—se escurrió el pelo en la pileta de la cocina—¡¿Cuántas veces vamos a tener el mismo problema?!, ¡¿Cuándo va a ser el día en el que te dignes a acordarte de algo que te digo?!, ¡¿Cuándo Jesús María?!—estaba demasiado alterada.

—¿Y si me dejás de gritar y me explicás qué hacen acá?—fui a buscar toallas para ambas. Trataba de mantener la calma.

—¡¿Encima tenés el atrevimiento de preguntarme para qué carajo vinimos?! ¡Yo no lo puedo creer! ¡Ni eso te acordás!—soltó indignada metiéndose en el baño.

Me agarré la cabeza empezando a sentir un leve dolor en ella. "Qué buena mañana".

—Se peleó con papá—contó Emma casi en un susurro—Se gritaron y ella me agarró la mano y nos fuimos—se la notaba algo angustiada.

—¿Estás bien vos?—me acerqué ella. Acaricié su pelo mojado.

—No sé... pero mamá está enojada y quiero que deje de gritar—ella también se agarró la cabeza agotada.

—Bueno, yo hablo con ella. ¿Ahora para donde van?

—Mamá tenía algo que hacer de una obra y dijo algo de alumnos y de irresponsabilidad, y hablo de inoperancia...

•𝓐𝓻𝓻𝓲𝓫𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓸𝓼 𝓮𝓼𝓬𝓮𝓷𝓪𝓻𝓲𝓸𝓼 • Wos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora