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15

Julio de 2018.

Mavi

Estaban por venirme a buscar Marcos y Coti.

Era el día de la batalla esa a la que Coti me invitó.

No había visto a Valentín en todo el día, me pareció raro porque antes de ayer pasamos el día juntos con Emma y ayer no me habló mucho. Hoy directamente ni me escribió.

Me dijo que iba a estar medio ocupado así que no lo quise molestar.

Salí de bañarme y fui a vestirme.

Estaba concentrada atandome los cordones hasta que me llegó un mensaje.

Cotii:
Maviss
16:48
Estamos cerca, andá bajando
16:48

Yo:
Okaa
16:50

Cuando salí de mi departamento me crucé con Mirtha.

—Hola Mavita, ¿Cómo estás?—me dio un beso en el cachete.

—Mir, todo bien, ¿Usted?—pregunté.

—Bien, todo bien, me acaba de escribir el raperito diciendo que llegó bien a su competencia así que...—vaciló pero se quedó callada de repente.

—¿De qué habla Mirtha?—

Empezó a murmurar cosas por lo bajo.

Una llamada entró a mi celular.

—Contesta nena, dale—insistió mi vecina.

—¿Hola?—hablé poniendo el aparato en mi oreja.

—Mav, bajá dale, estamos esperando—Coti se hizo oír del otro lado de la línea.

—Si perdón, colgué, ya bajo—me apuré para llamar al ascensor y corté.

—¿Mirtha de qué hablaba?—insistí para recibir una respuesta—¿En qué compite Valen?—

—¡En nada nena, andate que llegas tarde!—En menos de tres segundos Mirtha me metió en el ascensor, apretó el botón de la planta baja y entró a su casa sin darme ninguna respuesta.

Decidí ignorarlo ya que varias veces decía incoherencias.

Bajé y me dirigí al auto.

—Buenas trolos, ¿Cómo les va la vida de casados?—Coti me miró mal por el chiste que hice.

Ambos me conocían bien, amaba joderlos todo el tiempo, y con esta noticia de que se estaban viendo los podía molestar aún más.

—¿Cómo te va la vida de vueltera?—la miré indignada.

—Yo no soy vueltera, las cosas se me dan de a poco—le saqué la lengua y ella soltó una carcajada.

—Mejor tarde que nunca igual—Coti asintió al comentario de Marcos.

El también sabía que pasó con Valentín, le fui contando a medida que lo veía en el estudio, él ya se había instalado.

—Igual hablabamos de ustedes, no de mí—hablé rodando lo ojos—¿A dónde nos dirigimos Popeye?—pregunté.

—¿Popeye?—cuestionó mi amiga rubia.

—Si boba, ¿No es un capitán?—negó con la cabeza.

—Si, pero él se destacaba por comer espinaca—