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Septiembre de 2018.

Valentín

—Valen, incomodas al señor—murmuró cerca de mi oído para que el chófer del Uber no llegue a escucharla.

—Pero tenes rico perfume—hablé dejando otro beso en su cuello y quedándome escondido en el.

—Pero parecemos dos pendejos calientes—se quejó—Además, me haces cosquillas—dijo entre risitas.

—No está tan errado si piensa eso—continué molestandola—¿Hace cuanto no cogemos? Yo ya quiero—dije para incomodarla pero también porque la extrañaba.

—¡Valentín!—susurró a modo de reto separándose de mi—Tengo un yeso—señaló su pie.

—Ninguno tiene morbos con los pies, no sé que nos detiene—bufé y ella giró los ojos.

—No se puede, deja de insistir. Se ve que no la pones hace mucho—se mordió el labio inferior y miró hacia la autopista.

—Maestro, ¿Le molesta si le hago una pregunta?—hablé hacia el chófer apoyando mis codos entre los asientos.

—No, dígame—accedió.

—Para usted, ¿Cuánto tiempo es "No la pones hace mucho"?—Mavi me miró con los ojos bien abiertos.

El señor también lo hizo pero sin embargo contestó.

—Eh... no sé, me imagino que eso es cosa de cada uno, evalualo en cuanto tus veces—respondió nervioso.

—No hace falta que le responda, se pone en pelotudo a veces—calmó Mavi con su voz dulce.

—Entonces vamos bien amor—le hablé a Mavi una vez que memoricé las veces que lo hicimos.

—¡Valentín!—volvió a decir incómoda y toda colorada. Se tapó la cara y yo la atraje a mi para abrazarla.

El señor del Uber nos miraba con ternura.

—¿Como tuvo el accidente señorita?—le preguntó a Mav.

—Soy bailarina y bueno siempre me arriesgo a que en el medio de una coreografía o pirueta me pase algo. Caí mal y me fracture el tobillo—contó con normalidad, pero aún estaba esa sensación en mi estómago de que tuve parte de la culpa.

—¿Se ve que la cuida?—dijo refiriéndose a mi.

—Más de lo que se nota—opinó con una sonrisa.

—¿Y hace cuanto están juntos?—una sensación de cosquillas recorrió mi estómago al imaginar si realmente estuviéramos juntos.

—Ah no, no somos novios—contestó ella.

—Uh que lástima, se ven lindos juntos—dijo ya estando a tres cuadra del hospital.

Eso campeón, ayúdame a juntar fichas así me dice que si cuando se lo pida.

Mavi soltó una risita que me dejó bobo, como todas sus risitas.

El resto del camino me quedé escondido en su cuello, escuchando la conversación que tenía con Horacio, el chófer del Uber y jugando con la pulsera que siempre tenía puesta.

—Gracias por la charla Horacio—se despidió Mavi acomodándose en sus muletas para salir con la ayuda de enfermeros del hospital.

—Nos vemos señorita—saludó sonriente.

—Creo que ahí está todo—hablé extendiéndole la plata que nos costaba el viaje—Si hay cambio quedatelo—agregué.

—Está perfecto—contestó luego de contar el dinero.

•𝓐𝓻𝓻𝓲𝓫𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓸𝓼 𝓮𝓼𝓬𝓮𝓷𝓪𝓻𝓲𝓸𝓼 • Wos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora