¨No me es extraño sentirme vacía por dentro. Es como si hubiese perdido todo sentido y propósito en la vida... Sólo dos cosas me han mantenido en pie hasta ahora: Mi trabajo, y las responsabilidades que vienen con él.¨
- Doctora... Despierte...
Una tenue voz sacó a Siyeon de su sueño superficial. Entreabrió los ojos para encontrarse con una preocupada Ningning, que tenía rato intentando despertarla.
- D-disculpa - Se incorporó la pelinegra frotando sus ojos - ¿Qué hora es?
- Muy tarde para que esté aquí, su turno terminó hace horas - Confirmó la enfermera mirando su reloj - Debería ir a casa a dormir, han pasado semanas desde que salió del hospital, doctora ¡Semanas!
- Estoy bien, estoy bien - Aseguró poniendo su mejor cara aunque las ojeras contaban otra historia - Sólo me desvelé con unos casos es todo... Creo que iré a darme una ducha.
- Mm... - La auxiliar no quedó muy convencida pero prefirió no entrometerse - ¿Quiere un café?
- Te lo agradecería, la verdad.
- Vendré a traérselo en un rato - Sonrió antes de retirarse.
Estirando sus músculos entumecidos por la postura en la que se había quedado dormida, la cirujana se espabiló para bajar a las duchas.
¨Casa, huh... No sabes cuanto me gustaría estar allí, con alguien esperando para darme la bienvenida... Pero una y otra vez mi rutina me lleva a detenerme frente a la habitación de cierta persona.¨
Como de costumbre la galeno pasó disimuladamente por un pasillo que le permitiera observar el cuarto de Bora. La puerta estaba abierta pero ella no estaba allí, cosa que solía pasar a veces, lo que alarmó a la cardióloga fue ver a dos enfermeras acomodando todo.
¨Espera, estoy segura de que ese es su cuarto... ¿Por qué están...¨
Un horrible pensamiento vino a su mente y no pudo evitar correr hasta dicho lugar para interrogar a las auxiliares.
- Disculpen, ¿Dónde está la paciente que estaba en esta habitación? - Preguntó sin reparo.
- Oh, le dieron permiso para continuar su recuperación en casa, creo - Respondió una de ellas.
- Así es, se fue esta mañana - Reafirmó la otra.
¨¿Fue a casa?¨
Tiempo le faltó a la pelinegra para salir disparada a su oficina, cambiarse la ropa, agarrar su casco y montar su motocicleta rumbo al departamento a toda velocidad.
¨Mantengo una plegaria silenciosa en mi corazón. De que ella todavía estará allí, esperando...¨
Subió las escaleras del edificio prácticamente a zancadas, incluso casi tropieza por el camino pero no le importaba nada más que llegar.
- ¡¿Sua?! - Entró dando un portazo.
Silencio, sólo eso la recibió, silencio únicamente roto por sus jadeos al tratar de recuperar el aliento. Miro a su alrededor.
¨Na... Nadie... Ninguna señal de la mujer por renunciaría a todo con tal de volver a ver.¨
Recorrió todo el lugar resguardando la mínima esperanza, revisando cuarto por cuarto, la cocina, el baño. Nada.
¨Todo está vacío. Es casi como si nunca hubiese estado aquí...¨
Volvió derrotada a la sala, tirando el casco al piso cuando finalmente lo asimiló.
¨Ella... Realmente se ha ido.¨
El peso aplastante de la realidad la obligó a caer al suelo sentada, recostándose de la pared.
¨Parece que hubiese sido ayer. Este lugar esta lleno de recuerdos de ella... De nosotras... ¿Cómo puedes esperar que viva en un lugar que es un recordatorio constante de que te has ido...¨
- Sua... - Sollozó recargándose sobre sus rodillas, escondiendo la cara entre los brazos - Te extraño tanto...
¨¿Qué puedo hacer para detener éste dolor?¨
Suspiró.
¨¿Volver a los viejos hábitos?¨
Allí se encontraba la doctora, sola en la barra del bar. Con un whisky en la mano y la mirada oscura y perdida en la multitud. Sin buscarlo, sus ojos terminaron haciendo contacto con los de un par de chicas en la pista de baile, tan pronto como éstas notaron la penetrante mirada de la pelinegra sonrieron cuchicheando algo entre si para luego acercase a la barra.
- Hola - Saludó coqueta la castaña - ¿Te molesta si mi amiga y yo te hacemos compañía?
- Mi nombre es Irene, linda - Se presentó la morena - Ella es Seulgi - Señaló a su compañera.
Siyeon se limitó a hacer un gesto con la cara como afirmación y le dio un trago a su bebida. Ambas bellezas se colocaron a cada lado de la cirujana, dejándola en el medio. Copas iban y venían a lo largo de la noche hasta que las dos muchachas decidieron que querían llevar la diversión a otro terreno.
Pura inercia era lo que movía a la pelinegra. No pensaba ni razonaba, simplemente se dejaba arrastrar como una hoja batida por el viento, sin voluntad alguna más allá de la de respirar. Sin saber bien como, se vio a si misma en la cama de una habitación de hotel. La castaña ya estaba sin camisa besando sus labios mientras la morena rodeaba su cuerpo desde atrás metiendo las manos por debajo de su ropa.
¨Inconsciente...¨
Irene lamía el cuello de la galeno a la par que Seulgi comenzaba a desabrocharle el pantalón.
¨Insensible...¨
Ya las chicas se habían desnudado por completo y trataban de arrancar la ropa de la doctora, primero fue su camisa.
¨Sosa.¨
Dos lenguas recorrían ahora la piel del torso de Siyeon, una por clavícula y otra bajando por su abdomen.
¨Sólo cierra los ojos y déjalo ir...¨
Un peso sobre su cuerpo la obligó a acostarse completamente, la castaña se había sentado a horcajadas en ella y la monera le sujetaba los brazos por encima de la cabeza.
¨Sua...¨
Apretó fuerte los ojos tratando desesperadamente de disfrutar.
¨¿Siyeon?¨
Podría jurar que pudo escuchar la voz de la pelirroja en su oído. Se incorporó de golpe, apartando a las dos muchachas que la miraron confundidas. Abandonó de un brinco la cama, se abrochó el pantalón y buscó su camisa que había sido lanzada por alguna parte del cuarto.
- D-debo que irme - Dijo cuando pudo ubicar el restante de su ropa y se lo colocó - Lo siento, recordé que hay algo que debo hacer.
- ¿Qué puede ser tan importante? - Preguntó Seulgi descolocada.
- Nos vemos - Salió azotando la puerta la doctora.
¨No puedo hacerlo... No puedo volver a lo mismo de antes.¨
Caminó bajo la lluvia sin importarle en lo más mínimo si se mojaba o el frío que hacia.
¨Por más que lo intente no puedo simplemente borrarla de mi vida. Imposible. Ni en un millón de años...¨
ESTÁS LEYENDO
Pulse (Suayeon)
Hayran KurguLa Dra.Lee Siyeon es una renombrada cardióloga, aunque es joven se a ganado la reputación de ser una de las mejores en su campo,sin embargo esa no es la única reputación que la precede,tiene la fama de ser fría y no atarse a ninguna relación seria.K...