¿Amor? - Pedri, Ferran y Gavi

¿Quieres qué te enseñe?

Me levanté porque sonaba una alarma que me parecía demasiado lejana y alguien besaba mi cara con suavidad, murmurando algo.

Me removí en la cama y abrí los ojos.

Harry estaba a mi lado, besándome la mejilla y el hombro mientras mi alarma sonaba en mi mesita de noche.

La apagué.

A penas había amanecido.

Pero tenía que estar lista a las cinco, cuando el coche que iba a pasar por mi estuviese abajo.

- Quédate diez minutos más conmigo. -murmuró Harry tirando de mi brazo.

¿Y a este que le pasaba hoy?

¿De repente había olvidado todo lo malo y quería hacer algo conmigo?

- Tengo que ducharme y coger todo lo necesario. -contesté con la voz algo ronca por seguir medio dormida.

- Pues deja que me duche contigo, vas a estar lejos mucho tiempo. -murmuró besando mi brazo.

Enserio.

¿Qué le pasaba?

- Me voy dos días, Harry. -contesté algo seca.

- Dos días llenos de chicos por todo tu alrededor, tienes que acordarte de mi, Jude. -siguió murmurando.

Solté un suspiro.

Me levanté y él vino conmigo a la ducha.

Y después de meses, usó una de sus manos para darme algo de placer.

Aunque siendo sinceros, no sentí nada.

Placer sí, estaba claro.

Pero nada a parte de eso, me sentía demasiado vacía con él, necesitaba conseguir ya el dinero suficiente.

Mientras me vestía, él me miraba tumbado en la cama.

- Te llamaré mucho. -habló rompiendo el silencio mientras yo metía los pies en un chandal gris.

- Está bien, recuerda que uso el teléfono para mi trabajo. -le recordé, no era ninguna mentira.

- Por las noches quiero que me lo cojas al menos, y hablamos. -dijo la última palabra con un doble significado.

Sabía lo que pretendía con todo eso, le conocía.

Él no quería que yo me fuese, siempre le había gustado alardear de tenerme entre sus amigos.

Miré la hora, no me daba tiempo de desayunar nada, faltaban cinco minutos para las cinco.

Me metí de nuevo en el baño y me puse algo de rimel para tener al menos algo de buena cara sobre mi cara de culo mañanero.

Salí, cogí mi maleta y empecé a casi correr hacia la puerta.

- ¿Y mi beso? -preguntó Harry apoyado en la encimera de la cocina.

Suspiré y le di un pequeño pico, casi ni se rozaron nuestros labios.

Y entonces salí y la tensión en mis hombros se relajó al ver el coche negro que me esperaba.

Saludé al conductor y me subí.

Unos cuarenta minutos después llegábamos al aeropuerto, literalmente delante del avión, esto si eran privilegios, que guay.

Vi a Xavi, que me saludó junto a algunos otros que iban subiendo al avión.

- Buenos días, ¿todo bien con el trayecto? se están encargando de tu coche, le falló la bateria. -habló con una sonrisa.