"Cap 18"

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Corea.

Bora.

NARRADOR OMNISCIENTE;

Esparciendo el alimento congelado por el torso medio mojado de Siyeon, la castaña oyó el jadear de la rubia entre el golpeteo constante de la lluvia chocar contra la ventana. Era helado de chocolate con almendras. Justo... Colocando una cantidad bastante generosa alrededor del pezón erecto con su propia boca atrevida, Siyeon jadeó más fuerte ante la obvia frialdad, agarrándose de los cabellos rebeldes y castaños de Bora en el proceso. Al conectar nuevamente sus bocas, Siyeon sonrió. Dejando de lado el pote color azul de helado, Bora enganchó sus dedos para aproximarse directamente al baño de cuarto. La rubia de, ahora, cabello largo y extra lacio, cerró la puerta. De nuevo, sonrió, pero esta fue diabólica y demasiado sádica. Obligando a la pobre muchacha castaña y de baja estatura meterse y aferrarse con las palmas débiles y pálidas a la cerámica de la ducha grande, Siyeon le respiró hondo, prácticamente, en la cara mientras la daba vuelta de forma brusca, sacándole un gemido avergonzado ante la fuerza de la alta. Bora arqueó un poco la espalda, sintiendo la mano de Siyeon recorrer su cadera. Masajes rudos y tirando fuerte de su carne blanca.

"Abre".

Giró la perilla del agua caliente hacia la derecha, percibiendo a cada instante la mirada penetrarte de Siyeon a sus espaldas. El agua cayó de lleno en su cara juvenil. Gimió nuevamente cuando la mano de la chica descendió por su trasero, en eso, capturando sin ser para nada amable sus mojados y sensibles pliegues con esos dedos largos, huesudos y conocidos. Abriendo con una mano gran parte de su trasero, era más que obvio que iba a recibir una palmada ruidosa y exitante en esa misma zona húmeda. Siyeon se estaba saliendo otra vez con la suya. Y Bora como que medio lo estaba disfrutando y pasándola excelente, pero a la vez detestando y queriendo insultar a diestra y siniestra a la chica rubia. Quería odiarla, aún así, no podía. No podía odiar a la tipa que trataba a hacerla sentir bien, a pesar de su maldito temperamento celoso y posesivo. Pero Siyeon era celosa solo con ella. La buscaba y la controlaba solo a ella. Pero ¿por qué con exactitud? Si Bora no era lo suficientemente genial y, por otro lado, era una estúpida prostituta. Y...

"Siyeon, dame más..."

Gimiendo como si estuviera sufriendo, Siyeon aprovechó en enrollar más rápido el movimiento esperado de su dedo índice en su interior rosado. Bora se tapó el rostro, intentando ocultar sus propios sonidos obscenos apoyada en la pared gris. Pero Siyeon tomó sus manos en las suyas, entrelazando sus dedos. Al final, Bora pudo respirar correctamente. Su dorso permaneció un momento en el torso de Siyeon, pero gimoteó de vuelta al sentir los labios de la chica presionados en su cuello, provocando que la castaña levantara la cabeza, reprimiendo tanto como podía sus gemidos. Cosa imposible, sí. Porque cuando los dientes se clavaron en la carne dulce, enseguida, una marca rojiza se tiñó en ella. Al principio, Bora no dijo nada con respecto a aquello, pero luego, se sorprendió un poco al percatarse de la semejante gravedad del asunto. Abrió de más los ojos. Supuso que Siyeon siempre se sobrepasaba en momentos como ese. Acabó por confirmarlo.

"Rápido..." Susurró con una mueca de dolor, pidiendo por favor para que los movimientos de Siyeon aumentaran.

"¿Rápido?" Siyeon cuestionó en una sonrisa cansada mientras atacaba su espalda de besos calientes, fogosos. Sí, efectivamente, se estaba burlando de ella, jugando, marcando cada pequeña parte de su cuerpo, tirando y forcejeando. "¿Hmmm? ¿Rap...?"

"¡Sí, rápido, Siyeon! ¡Por favor! ¡R-rápido...!"

Simplemente, lo hizo. Hizo todo lo que ella le pidió. Disfrutaron y gozaron. Hicieron de todo...

Black And White [suayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora