"Cap 28"

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Siyeon llegó temprano en esa oportunidad tan importante para su mejor amiga, quien se mantenía contenta, con una sonrisa feliz en la cara saludando a cada invitado que se aparecía. Todo el mundo parecía alegre, menos la pelinegra. Tomó asiento en la banca con una mueca extraña mientras movía rápidamente la pierna, enseguida, llenándose la suela de arena. Estaba tan metida en lo suyo que ni siquiera se percató de la mujer que se sentó a su lado. La misma, vestía un vestido gris. De reojo, miró su rodilla lastimada. Era un raspón. Tenía zapatos negros de tacón. Pero Siyeon no levantó la mirada. Mantuvo distancia y permaneció así, hasta que la mujer puso su mano encima de sus nudillos. Fue apenas una caricia vaga, pero que ayudó a que su ánimo subiera un poco. «Bora», susurró.

"¿Por qué esa cara?" Al quitar su mano, Siyeon alzó los hombros. "Supongo que asistir a este tipo de fiestas no es lo tuyo. Yo no sabría qué responder con respecto a eso... Es la primera vez que me invitan a una boda. Ni siquiera sé por qué Yoohyeon quiso que estuviera presente en un momento como este. Es su momento, y yo ni su amiga soy".

"Ella todavía sigue creyendo que lo nuestro es como la relación que tiene con su novia, pero las dos sabemos que no es así. Mi madre piensa igual. Gracias por seguir fingiendo, aún así, espero que dejemos de engañar a la gente pronto".

"Espero lo mismo, Siyeon".

Bora se cruzó de piernas, poniendo ambas palmas encima de su muslo derecho. No dejaba de pensar en que quizá era mejor sentarse en otro lado. Y sí, quiso irse de ahí, pero cuando llegó el momento, Siyeon tomó su muñeca. «No, Bora», se volvió a sentar.

"¿Por qué preferiste usar tirantes en vez de otra cosa?"

"No te gusta, ¿verdad?

Siyeon rio.

"No es eso, al contrario, te queda bien. De por sí, siempre tuviste un buen sentido de la moda. Me gusta cómo te vistes".

"¿Por qué tu voz también está triste?"

"Mentí, Siyeon".

Siyeon frunció el entrecejo.

"Esto me recuerda mucho a la boda de mis padres. Tenía seis cuando decidieron casarse. Mi madre vestía el típico vestido blanco... Era casi como esto, pero con menos invitados. Mi familia nunca fue grande. Me siento triste por eso, porque no dejo de pensar en lo bien que se veían mis padres. Amanecí muy nostálgica, supongo". Esbozó una sonrisa torcida, jugando con sus dedos. "Anda. Estoy esperando un comentario gracioso o tonto de tu parte, Siyeon".

"¿Cómo era él?"

Entrelazó su mano en la suya, nuevamente.

"¿Mi padre? Solía ser un hombre demasiado trabajador y amable. Me cuidaba mucho. Supongo que fue por su muerte que yo empecé a estar con ese chico. Quería olvidarme de mi propia tristeza, así que me metí con él porque me hacía sentir que lo malo jamás existía cuando estábamos juntos. Como siempre, los primeros meses fueron geniales a su lado, pero a medida que el tiempo pasaba, me daba cuenta de lo violento que era conmigo. Ahora entiendo por qué me molestaba cuando tú te arrodillabas para pedirme perdón... Porque él tenía la costumbre de a hacer lo mismo para cuando me insultaba o se pasaba de celoso en público. No trato de compararte con una persona así de malévola, pero a veces tu actitud no ayudaba en nada. De todos modos, es mejor que hablemos de otra cosa, de ti... Tal vez".

"¿Cuánto me amas?"

Bora se quedó en blanco.

"Porque yo te amo más de lo que puedas llegar a imaginarte, Bora".

Cuando pasó el momento más importante de la boda, el baile empezó, pero Siyeon se encontraba tan en su mundo que ni se levantó. Comía de vez en cuando, pero no tomó alcohol en todo lo que bastó de la fiesta. Estaba muy consciente de lo que miraba y sentía. De repente, se fue y estuvo muy alejada de lo que era la gente, comida y bebidas. Fue hermoso, simplemente. Ver a la mujer que quería desde hace años quitarse los zapatos y colocar los pies bajo la arena. Sus ojos estaban cerrados y el viento movía lentamente su cabello. El agua apenas le llegaba. Siyeon la miró por mucho tiempo. Pero necesitaba dar con ella. Y cuando lo hizo, Bora le sonrió.

"¿Estás bien?"

"Sí, Siyeon. Solo quería un poco más de calma. Allá todo es tan loco y ruidoso. No me agrada mucho".

"Supuse que eso era".

"¿Por qué no estás con tus amigas?"

"Porque me gusta más estar contigo, Bora".

Bora levantó los brazos, estirándose un poco.

"¿Por qué la boda fue en la playa? En este caso, porque Minji ama las fiestas al aire libre, pero..."

"Mi padre era fanático del mar, de la arena. Su idea era mudarnos en un lugar como este, quería una casa frente al agua, pero el destino no lo quiso así, creo. Sigo pensando en qué hubiera pasado si él nunca..." Siyeon acarició tiernamente su pelo por detrás. No pudo terminar porque su boca fue a parar de forma lenta contra la suya. «Si me dejas, puedo comprar una casa en la playa para ti, para ella, Bora», susurró mientras bajaba las manos hasta sus caderas. Cuando el beso se intensificó, Siyeon tiró de sus labios, girando un poco la cabeza. "Quiero vivir contigo", Bora se enteró del cambio reciente de Siyeon, y estaba entendiendo de a poco por qué ejercía ese cariño envuelto en besos calientes y toqueteos atrevidos por debajo de la ropa. "Nadie se dará cuenta de que no estamos, vámonos, nena", pero Bora no se sentía tan segura con eso.

"Hazme el amor... Por favor".

Se ayudaron entre sí a desnudarse para cuando llegaron a casa de Siyeon. En el suelo, casi a la misma altura, yacían los zapatos de las dos. Pero el resto de la ropa, de hecho, se encontraba toda esparcida por el mismo, pero de manera desordenada. "Bésame más", el suave pedido de Bora llenó los oídos de Siyeon, moviendo más rápido los labios.

"Te amo". Murmuró Siyeon entredormida.

Pero siempre había gente mala, ¿no? Bora no sabía ni la mitad de la mierda que le pasaría en los próximos días.

(...)

Black And White [suayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora