Corea.
Bora.
Siyeon.
NARRADOR OMNISCIENTE;
Cuando Bora veía a los hijos de Minji, por suerte, ya no sentía esa misma tristeza que cuando recién se casó. De hecho, ahora jugaba con ellos, pero sentía sin esa necesidad de tener los suyos. A pesar de que Siyeon le preguntó, su respuesta siempre era la misma: "no, cariño, no estoy lista para algo así". Y bueno, obviamente, su esposa la entendía a la perfección. Con tal de verla bien y feliz, se aguantaba las ganas de criar niños y ponerle a cada uno su apellido.
"Ellos son tiernos, ¿no?"
Bora le susurró al oído, y Siyeon solo sonrió.
"Ya no es necesario que trabajes, linda. Sabes perfectamente que puedes quedarte en casa".
"¿Por qué, Siyeon? Soy mucho más joven que tú, amor".
"No quiero que te canses demasiado. Nos alcanza si yo soy la única que trabaja. No te preocupes por el dinero. Solo quiero que estés bien".
"Me gusta mi trabajo, Siyeon. Pero no me gusta que quieras que me quede en casa".
"No me olvido que, indirectamente, me dijiste vieja".
"¿Estás perdiendo la memoria, acaso?" Rio, rodeando sus brazos en el cuello de la chica.
"Me estoy perdiendo en tus ojos ahora mismo, nena". Levantando su cuerpo para colocarlo encima de la mesada de la cocina, Siyeon unió lentamente sus labios. Tirando un poco de su boca deliciosa, la castaña jadeó un poco al sentir los dientes de Siyeon en aquella zona. Últimamente, de a poco, estaban volviendo a tener relaciones sexuales como antes. Con la única diferencia de que Siyeon abandonó esa práctica sexual que, por supuesto, desde el primer momento... experimentó con su reciente esposa y otras mujeres que... dejó en el pasado porque Bora siempre fue muchísimo más importante que todo el mundo, a pesar de que no solía darlo por hecho. "¿Duele?" Pasando de forma lenta una de sus yemas por uno de sus muslos, Bora negó. «De hecho, solo me duele recordar ese momento». Cuando su ex jefe la pasó por encima, golpeó su cuerpo varias veces y eso dejó marcas imborrables. Más que nada, tenía cicatrices en los muslos y las caderas. Y al momento de hacer el amor con su esposa, esta misma se la pasaba besando y acariciando esas partes de su cuerpo. Siyeon, al darse cuenta de que a Bora nunca le gustó ser azotada y atada, comenzó a realizar otro tipo de cosas para cuando estaban en la cama. Aunque bueno, a veces, solo a veces... Siyeon le tapaba los ojos con el único fin de exitarla más. Lo que Siyeon no tenía idea era que Bora solía extrañar esos toques perversos, ser una sumisa. Ser su sumisa. Un día, simplemente, se lo dijo al oído mientras se sonrojaba un poco.
"Tengo miedo de no poder controlarme, amor".
Siyeon jugó con los bordes de su pantalón ancho en sinónimo de sentirse nerviosa. Bora hizo un puchero, besando la comisura de su labio.
"Confío en ti, cariño. Confío en tu capacidad para esto, no me harás daño... no esta vez, Siyeon".
"Eres mi esposa, nunca haría nada para lastimarte, Bora".
"Quiero ser tu prostituta esta noche, señorita Lee".
...
Todavía era temprano. Y Siyeon se sentía un poco estresada por el mismo empleo, así que Bora optó por darse un baño juntas. Apoyando sus palmas encima de sus nalgas, Bora empezó a ofrecerle pequeños besos en cada hombro. Siyeon giró la cabeza, conectando sus bocas en un beso ansioso. En ese lapso, Bora terminó con la espalda apoyada en la cerámica mientras que su esposa lamía rápidamente su clítoris. Con sus manos apretando con fuerza sus piernas, Siyeon mordisqueó suave sus labios vaginales. Metiendo dos dedos en su interior y oyendo perfectamente los gemidos de Bora, trató de no sobrepasarse tanto. Al subir, sus labios volvieron a encontrarse. Bora seguía besándola y ella solo la embestía duro, reposando su frente en la suya, hundiendo más sus dedos, abriendo más sus piernas. «Me vengo, cariño...», murmuró mientras intentaba mantener los ojos abiertos. Abrazándose mutuamente, Siyeon esperó a que Bora se recompusiera de su orgasmo reciente. «¿Estás bien, amor?», peinó su cabello en una sonrisa divertida. «Ahora quiero mimos, Siyeon», fingiendo molestia, Siyeon la alzó, acomodando sus piernas en su cintura. «¿Mimos, cariño?», Bora asintió y Siyeon solo le hizo caso, besando cada una de sus mejillas. «Te amo, mi vida». «Yo más, Singnie».
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Black And White [suayeon]
Fiksi Penggemar➤ Bora es prostituta, y madre soltera. Siyeon, en cambio, solo una ejecutiva, más o menos, exitosa, pero idiota en cuanto al amor y las mujeres. Por otro lado, por mucho menos importante, hija adoptiva del señor y señora Lee.