Corea.
Bora.
NARRADOR OMNISCIENTE;
Al día siguiente, Bora terminó haciendo lo que Siyeon le pidió. Regalarle flores. Rosas rojas. Había pasado tiempo desde la última vez que le regaló algo de ese tipo a alguien. Con su ex novio, de hecho, no era demasiado de esas personas que salían todos los días de la mano de su gente especial, mucho menos obsequiar rosas o peluches. Su ex tampoco era de esos hombres caballeros y románticos. Al contrario. Su ex lo único que hacía era satisfacerla sexualmente cada noche. Y lo hacía fuerte y duro. Como si tratara de romperla o arruinar su cuello blanco de notorias marcas rojas. Lamentablemente, al igual que Siyeon, odiaba las películas y los libros de poesía. Odiaba las muestras de afecto y los abrazos, pero con ella se dejaba. Siyeon se dejaba cuando ella era la protagonista de su semana. Pero... Con frecuencia, tenía actitudes raras y difíciles de comprender, claro, porque Bora, a pesar de que podía darse el lujo de conocer más a fondo a Siyeon, todavía no se atrevería a llegar hasta esa instancia. Bora también tenía miedo.
"¿Por qué estás tan callada? Es extraño que no te rías de mí o me estés diciendo lo idiota que soy cada menos de cinco minutos. ¿Te sientes bien, acaso?"
"Creo que tengo un poco de sueño. Me siento cansada..."
"¿Quieres que te lleve a la cama?"
"No, está bien. Terminaré mi café primero. Ve yendo tú... Si quieres. Yo me quedo en la cocina. No te preocupes".
"Quiero que vayamos juntas a la cama..."
Juntas...
"¿Por qué...? ¿Por qué quieres que...?"
"También tengo sueño, Bora. Pero si no quieres que yo..."
"De acuerdo, está bien. Durmamos juntas".
Ver a Bora sentada en su cama cruzada de piernas mientras se acomodaba las mangas de su suéter marrón solo provocaban que sus ganas de coger con ella volvieran, tal cómo esa vez en el cine. Pero ella no quería. Su temperamento era diferente al de otras veces. Estaba silenciosa y serena. Hasta su respiración no era igual. De forma perezosa, recostó la cabeza sin ni siquiera pedir permiso en los muslos delgados de la chica castaña. Quiso poder decirle que acariciara su cabello, pero no habló sobre eso. Lo dejó pasar. Con las manos a los costados de su cuerpo, Bora terminó cerrando los ojos ante la cercanía inesperada por parte de la alta. En cambio, Siyeon se le quedó mirando con las comisuras levantadas. Por otro lado, también... Tuvo unas ganas inmensas de tocar su fleco como método de liberar su propio estrés, exclusivamente. Tuvo ganas de tocarla toda, mejor dicho. Pero... Ni siquiera comprendía por qué se estaba controlando. Por qué se aguantaba y solo se mordía. Por qué solo no se la follaba como siempre. Por qué se estaba comportando de esa manera tan estúpida e infantil. Qué le pasaba. Pero Siyeon no tenía respuestas coherentes ante esa mierda. Pero... Acabó tomando una de sus manos, poniendo esta encima de su abdomen marcado. Si fuera sido otra chica... Hubiera intentado tantear ese lugar tan íntimo de su anatomía, pero no, permaneció estática, quieta... Con la mano de la rubia encima, haciendo una débil y leve presión. Siyeon la necesitaba, ya...
"¿Te preocupa tener que dejar ese lugar?"
"Me preocupa dejar a Handong... Es mi mejor amiga. Tengo miedo de que le suceda algo malo... Si yo no estoy. Creo que me preocupa más eso que el mismísimo dinero que me darán extra para cuando abandone el prostíbulo. Eso me come la cabeza... Handong es todo para mí".
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Black And White [suayeon]
Fanfiction➤ Bora es prostituta, y madre soltera. Siyeon, en cambio, solo una ejecutiva, más o menos, exitosa, pero idiota en cuanto al amor y las mujeres. Por otro lado, por mucho menos importante, hija adoptiva del señor y señora Lee.