prólogo

3.8K 256 22
                                    


Los personajes pertenecen a ken wakui exepto por algunos creados por mí.

________________


Nacer, envejecer y morir.

Cada etapa de la vida es única y maravillosa. Desde el nacimiento hasta el día en el que das tu último respiro.

Solo tenemos una vida, solo podremos expresar nuestros pensamientos y sentimientos en una vida, una vida tan corta, es injusto. ¿Que sucede si nunca has vivido como realmente soñaste? ¿Que sucede si no estás satisfecho con esa vida? Cambiar algo es imposible, el tiempo seguirá avanzando, el tiempo no perdona los errores.

Las memorias se borrarán, solo quedará un recuerdo lejano de que alguna vez llegaste a existir, y eso, si es que hay personas que piensen en tí.

Lo que más temia de la muerte era perder mis recuerdos, lo triste y lo alegre de la vida se quedan a un lado, temia no poder recordarlos a ellos, las personas que amé en vida. No quiero desaparecer, no quiero ser consumido por el inmenso nada, no quiero dejar de sentir.

Pero no puedo hacer nada, solo tengo que aceptarlo.

...

...

O al menos eso pensé.

La oscuridad total era lo único que podía percibir, siento que estoy flotando sobre un inmenso vacío. Algo demaciado extraño, ya que se supone que no debería sentir nada.

¿No estoy muerta acaso?

¿O así se siente la muerte?

Poco a poco mis sentidos fueron despertando.

Espera... ¿que?

¿Porque?

Mis dedos sienten la suavidad algo blando y suave al tacto.

¿Dedos? ¡¿Manos?!

¡Ay Dios!

Me desespero al instante e intenté moverme. Abrí los ojos de golpe totalmente asustada y confundida.

Lo primero que notó es una luz que me obligó a cerrar los ojos nuevamente. Parpadeo varias veces antes de volver a intentar abrir mis ojos.

¿Que? ¿Que es este lugar?

Un lustre techo blanco abarcaba mi vista, trato de levantarme totalmente aterrada por lo que estaba sucediendo.

Estoy en una cama pequeña con el corazón acelerado y estoy respirando.

¡Estoy respirando! ¡Tengo el corazón acelerado! ¡Puedo sentir mi corazón!

No podía describir lo que sentía en este momento, todo era tan confuso para mí que en cualquier momento empezaría a gritar.

¿No estoy muerta?

Recuerdo con claridad estar atada a una camilla con el veneno recorriendo mi cuerpo, quemando todo a su paso y entumeciendo mis sentidos.

¡¿Porque sigo viva?!

Espera...

Llevé mis manos hacia mi rostro, me quedé totalmente muda al caer en cuenta que tengo mi vista completa, puedo ver todo claramente.

Tengo mis dos ojos completamente curados.

Observo mis manos y me llevo una gran sorpresa, mi cuerpo se pone pálido al describir lo que había sucedido.

Me deben estar jodiendo...

Mis manos son pequeñas, tengo manos tan diminutas cómo los de una niña, bajo más la mirada y noto que mi cuerpo es el de una niña.

¡¿Pero que mierda es esto?!

Ah... No puedo con tanto.

— ¡AAAAAAAAHHHHHHHHH!

Un grito desgarrador sale de mi garganta por el susto, veo mis manos, mi cuerpo y siento que estoy en el cuerpo de un extraño.

¡Debe haber un error!

¡UN MALDITO ERROR!

En eso, escucho pisadas acercarse rápidamente, mi cuerpo se puso tenzo y puse ambas manos al frente, lista para defenderme mientras la puerta se abre de golpe.

— ¡¿Que es todo este griterío?!

— ¡Cariño, no hagas caso! De seguro la mocosa está tratando de llamar la atención.

Mis ojos se abren de sobremanera y mi mandíbula casi toca el suelo de la sorpresa.

No puede ser verdad...

No, no es verdad.

Esto es una pesadilla que fue impuesta por el infierno, estoy segura.

Él hombre que me torturó toda mi niñez y adolescencia, la mujer que se divertía al verme llorar y la mucama que detestaba cuidar de mí.

Todos están frente a mí.

— ¡¿Que es lo que tienes bastarda?! ¡CÁLLATE! — el hombre pelirrojo grita acercándose molesto.

— Querido, ignorarla.

— Señor, yo me encargo de ella.

¡Estoy viviendo gente muerta!

Esto debe ser una pesadilla.

¿Él infierno? Tal vez.

Sabía que yo no obtendría el descanzo eterno pero esto era demaciado cruel incluso para mí. Yo esperaba ver demonios con cola esperando por torturarme, ahora se que los verdaderos demonios se encontraban en la tierra.

— ¡Niña! ¿Acaso me estás ignorando? — la mujer que se encargaba de mi "cuidado" vociferaba furiosa.

La miré sin creerlo.

— Nana... — fué lo primero que pronuncié.

— ¡Ya te dije muchas veces que dejes de llamarme Nana! — la mujer no estaba feliz con mi descaro y estaba levantando la mano para darme un golpe.

— Eres una mierda, vieja jodida — Pronuncié antes de caer como un tronco, terminé desmayada por la impresión de todo lo ocurrido.

— ¡¿EH?!

WITH ME || Manjiro SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora