capítulo 1

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Después de que me despertaran a golpes y se fueran a seguir con lo que estaban haciendo, me quedé sola en la habitación.

El silencio inundó el lugar, me mantuve sentada al borde de mi cama un largo rato con la mente en blanco y un chinchón en la cabeza.

Aún seguía en una etapa de negación, solo veía mi alrededor como si se tratara de un sueño surrealista, cómo si todo esto fuera parte de mi conciencia antes de morir definitivamente.

Con cuidado me bajé de la cama y caminé hacia la pared más cercana.

Voy hacer lo que cualquiera haría en mi lugar, comprobar que todo esto no era producto de mi distorsionada imaginación.

— ¡Ahhh!

Mi cabeza impactó con la sólida pared y caí de tracero por el aturdimiento. Miré el techo llegando a una conclusión.

La buena noticia es que no parece ser un sueño, la mala es que ahora tengo una contusión cerebral.

Genial...

Me quedé así por largo rato hasta que finalmente llegué a la etapa de aceptación y empecé a revisar mi cuerpo.

— ¡Tengo manos de princesa! — exclamé sorprendida al observar mis diminutas manos totalmente pulcras a comparación de antes.

Observé mi rostro en el espejo de la habitación, tengo la tez más palida de lo acostumbrado, mis ojos eran aún mas claros cuando era pequeña. Recuerdo que más de una vez el señor trajo a un médico pensando que tal vez era ceguera progresiva, estoy segura que su mayor preocupación era que una enfermedad arruinara la “mercancía”

Me dí la vuelta para analizar de perfil mi pobre cuerpo aún sin desarrollo.

— ¡Ay Dios!, estoy más plana que una tabla, ¿A dónde se fué mi cuerpo duramente entrenado durante años? — me dije a mi misma revisando mi retaguardia — No debí burlarme de Sanzu, yo era mucho peor... Espera... Soy todavía una niña, no debo preocuparme por eso.

Traté de convencerme y noté lo largo que estaba mi cabello, estaba por debajo de mis muslos, tenia demasiadas ondas en este entonces, lo que me gustaba mucho, no lo voy a negar.

Pero mi apariencia me recordaba a algo.

¿Que era?

— ¡Es cierto! Me recuerda a esas muñecas antiguas, las que se hacían de porcelana para niños, hijos de padres ricachones.

¿Eso era lo que ellos me consideraban? Una muñeca de porcelana lista para regalarle al bastardo ese.

— ¿Que debería hacer? En primer lugar ¿Como llegué a esta situación?

Recuerdo mis últimas horas de vida, debo decir que estuve muy asustada y a la vez aliviada de que finalmente llegara mi hora de reunirme con el amor de mi vida.

El amor de mi vida...

Ese peliblanco gruñón.

Mi corazón empezó a acelerarse.

— Es cierto — Murmuré sintiendo mis ojos cristalizarse tras volver a recordar su rostro — Está vivo, aquí está vivo...

Eso es increíble...

No puedo describir las emociones que siento ahora, tristeza, alegría, enojo, alivio. Todo estaba mezclado en mi pecho.

Quiero correr y buscarlo para darle un gran abrazo, quiero saber que está bien. Tengo la oportunidad de conocerlo de nuevo.

— Gracias Dios... Takemichi... cualquiera que haya hecho esto posible, muchas gracias... Ugh... — Murmuré entre sollozos mientras me sentaba en el suelo y empezaba a llorar abrazando mi cuerpo.

WITH ME || Manjiro SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora