Trece.

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Luz se sintió aliviada cuando se despertó, pues hoy no tenía clases. Todos sus compañeros estaban en clases, por lo tanto sólo eran Amity y ella en el apartamento. Se dio cuenta de que la chica más joven amaba las puestas de sol cuando escuchó la suave voz de Amity.

—Lulu —susurró Amity, tocando el brazo de Luz, suavemente—. Lulu, mira.

Luz se quejó, frotándose los ojos y abriéndolos a tiempo. Antes de lo que estaba acostumbrada. Ella bostezó, sentándose y mirando a Amity. La más alta estaba sentada en el borde de la cama de Luz, mirando por la ventana a poca distancia. Se dió la vuelta con una amplia sonrisa en su rostro cuando oyó a Luz sentarse.

—Mira, Lulu, mira el cielo —dijo, señalando la ventana. Luz no pudo evitar sonreír ante el entusiasmo de Amity tan temprano en la mañana.

Se sentó junto a la chica y amplió sus ojos cuando vio justo lo que Amity estaba mirando.

—Es bastante… —susurró Luz. El amanecer era increíble esa mañana.

Era un brillante naranja, iluminando el cielo e incluso dejando teñidas rayas naranjas de luz a través del piso de la habitación. Había manchas de color rosa salpicado por todas partes, también. Si el cielo estaba así de hermoso cada mañana, a Luz no le importaría despertarse tan temprano.

Amity asintió suavemente.

—Colorido —añadió, dirigiéndose a Luz con una sonrisa sincera. Luz se rió en voz baja y se pasó una mano por el pelo sucio de la mañana. El comentario de Amity de repente le dió una idea y se puso de pie.

—Voy a conseguir algo, ¿de acuerdo? Vuelvo enseguida.

Amity le devolvió la mirada, preocupada. Ella levantó su dedo meñique y se mordió el labio.

—¿Promesa? —preguntó, inclinando la cabeza hacia un lado.

—Por supuesto —Luz sonrió y cerró sus dedos juntos. Señaló a la ventana—. ¿Ves ese coche negro, justo ahí? —preguntó. Amity asintió—. Tengo que conseguir algo de su interior, pero luego regresaré.

—Está bien —Amity sonrió suavemente. Se levantó y presionó sus palmas contra la ventana—. Voy a saludarte.

Riendo, Luz asintió.

—Y yo voy a regresarte el saludo —se rió.

Amity la observó mientras Luz salía de la habitación, y la chica de ojos marrones estaba pronto en su camino por las escaleras de su edificio de apartamentos.

Normalmente, ella no dejaba el apartamento en pijama, pero Amity la hacía hacer cosas locas, y por alguna razón a ella no le importaba. Una vez que estaba en el estacionamiento, ella miró hacia arriba, tratando de ver si podía encontrar donde estaba la ventana de su apartamento. Ella notó un destello de blanco y se rió, saludando a Amity desde abajo.

Ella probablemente se veía como una idiota en el momento, pero a Luz no le importaba. Finalmente llegó a su coche y abrió la cajuela, reuniendo el caballete y las pinturas que había tomado de su profesor. Cerró su coche, y corrió de nuevo al edificio. Antes de que pudiera poner la llave en la puerta, se abrió de golpe. Luz se rió cuando vió a Amity sonriendo ampliamente del otro lado.

—¡Te vi! ¡Me saludaste! —Amity habló con emoción. Luz asintió y se metió al apartamento.

Se dirigió hacía la pared de ventanas en el fondo de la sala y comenzó a acomodar sus cosas. Mientras Amity la seguía de cerca.

—¿Qué es esto? —preguntó Amity. Se agachó y agarró un pincel, agitándolo de nuevo delante de la cara de Luz. La chica de ojos marrones rápidamente lo tomó y rió.

Yellow [Lumity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora